El timo como una de las Bellas Artes
Respetables galeristas londinenses están atrapados en un escándalo de falsificaciones de arte que ha estallado en Nueva York y se extiende como una balsa de aceite por el resto de Europa. Ya nadie parece inmune a las diestras habilidades de los impostores. La Timothy Taylor Gallery, dirigida por Timothy Taylor,pariente de Isabel II, y el marchante Jaime Frankfurt hicieron de intermediarios en la venta al financiero Pierre Lagrange del cuadro Sin título 1950, de Jackson Pollock, por 12 millones de euros. La obra, vendida por la galería neoyorquina Knoedler, ha resultado ser falsa. Lagrange los ha demandado a todos por estafa.
Un escándalo al año parece que no hace daño. Pero en los últimos meses la cima del mercado del arte anda sacudida con tanto estrépito. El caso del Pollock es sangrante. En 2007, el marchante Jaime Frankfurt informó a La-grange de que había un cuadro de Pollock en venta en Knoedler. El lienzo costaba 12 millones de euros. El financiero lo compró pagando una comisión del 10% a repartir entre Frankfurt y Taylor (la venta se hizo a través de su galería). Más datos: Knoedler lleva en el mercado desde 1846. Timothy Taylor, casado con lady Helen Windsor y sobrino político de Isabel II, y Jaime Frankfurt son dos nombres con pedigrí en el ámbito de la compra y venta de arte.
En 2010, Lagrange, cuya fortuna, según el periódico The Sunday Times, ha menguado en los últimos años de 318 a 234 millones de euros, sacó a la venta el cuadro de Pollock en Sotheby's. Allí dudaron de su autenticidad; lo mismo ocurrió en Christie's.
Un análisis forense determinó que una sustancia de la pintura fue patentada en 1962 y comercializada unos años después. Pollock murió en 1956. No fue el ojo experto, sino la química del laboratorio quien descubrió el fraude hace unas semanas. Por entonces, la galería Knoedler y sus directivos Ann Freedman y Julian Weissman ya estaban implicados en un pleito judicial por Spanish Elegy, un lienzo del expresionista abstracto Robert Motherwell que resultó ser falso. Escándalo por partida doble.
John Myatt, exfalsificador que pagó sus pecados con una pena de cárcel y ahora es copista (copia obras de arte presentadas como tales) y colabora en una película de Hollywood sobre sus andanzas, explica a Público que "los análisis de la pintura son determinantes para las obras del siglo XX; el falsificador del Pollock hubiese podido adquirir la pigmentación exacta que utilizaba el artista", cuenta.
El pasado 30 de noviembre, Knoedler echó el cierre. La investigación se ha ampliado a obras de Willem de Kooning , Mark Rothko y Clyfford Still, entre otros. Los indicios llevan hacia Glafira Rosales, marchante mexicana, y John Gerzso, hijo del pintor mexicano Gunther Gerzso. Myatt cree que "el falsificador sensato evita nombres de primera fila como Pollock porque mueven grandes cantidades de dinero, publicidad y escrutinio".
"La falsificación de arte es una práctica antigua, pero en la última década ha empeorado por el aumento del precio del arte", zanja la experta Georgina Adam.