Richard Prince se divierte con Picasso
Richard Prince (Zona del Canal de Panamá, 1949) no había cumplido los 20 años cuando viajó por primera vez a Europa. Durante su visita a España recorrió los grandes museos y dibujó a Picasso, a Cézanne, al Greco… Luego se fue a Nueva York y optó por olvidar y rechazar esos primeros trabajos, renegar de «ese don que le había dado Dios».
Ahora se ha reencontrado con las acuarelas pintadas a principios de la década de los 70 gracias al diálogo artístico con el genio malagueño que le propuso su nieto Bernard Ruiz-Picasso. Prince se encerró durante dos años en su estudio y el resultado, un centenar de obras, se expone hasta el próximo 27 de mayo en el Museo Picasso Málaga (MPM) en primicia mundial.
El artista, un referente del panorama artístico internacional, aunque poco conocido en España, ha explicado hoy su primer acercamiento a Picasso durante la presentación de la muestra. «Esta exposición representa para mí cerrar un gran círculo», ha dicho. Lo que se puede contemplar en el museo malagueño son 116 obras inéditas entre cuadros, collages y fotocollages, además de una selección de esas primeras acuarelas del joven Prince.
Comisariada por el MPM, se ha organizado en colaboración con la Fundación Almine y Bernard Ruiz-Picasso para el Arte (FABA) y es el primero de los cinco montajes temporales que albergará este año el museo malagueño.
«He tenido la oportunidad de volver a redescubrir ese talento; el acto sencillo de coger un lápiz ha sido un gran placer». Prince ya revisó a De Kooning hace una década y entonces redescubrió «las ganas de volver a la figura humana». «Creo que la idea de las manos y los pies que añadí a las figuras de De Kooning estaban más cerca de Picasso», ha argumentado el artista, muy parco en palabras.
Su acercamiento al pintor malagueño, que también se apropió a lo largo de su vida de la obra de Velázquez o El Greco, se ha plasmado a través de mujeres anónimas ideadas con los signos iconográficos propios del genio malagueño. Pero «todo ha sido canibalizado», ha apuntado José Lebrero, director artístico del MPM. Desnudos femeninos con pies y manos exagerados y distorsionados, rostros cubistas, caras enmascaradas… La aproximación que el artista estadounidense ha hecho a la obra del malagueño es radical e intensa.
Prince aborda esa aproximación al trabajo de Picasso de forma natural, sin hacerse preguntas. «Es difícil explicar por qué uno se siente atraído por algunas cosas». Cuando era joven colgaba en su habitación imágenes de Jackson Pollock, pero no estampas de su obra, sino de él. Ha dicho recordar perfectamente la portada de la revista «Life» que mostraba a Picasso con camiseta de rayas, y se sintió atraído por él. «Picasso es una figura tan gigantesca en el siglo XX… Es un ideal de estilo de vida». Se trata simplemente de eso, él no se hace más preguntas.
La exposición «Prince/Picasso» continúa con la intención del Museo Picasso Málaga de relacionar al artista con otros autores, como ya hizo con Bill Viola en 2010 y con Kippenberger en 2011. «El resultado es un gran trabajo de Prince; con cada generación, el arte se reinventa (…) Prince tiene la capacidad de transgredir, de mostrar una falta de respeto hacia los límites», según Almine Ruiz-Picasso, miembro del Patronato de la Fundación del MPM y copresidenta de FABA.