El cine que busca a Picasso
El grupo multidisciplinar español Sin Fin Cinema ha ideado la programación para la Tate Britain La relación entre el artista y las películas se ilustra con documentales y piezas experimentales.
El cine formó parte de la vida de Picasso y parece indiscutible que influyó en su pintura. No podía ser de otro modo, las películas cambiaron el rumbo del arte y el de la historia. Sin embargo cine y Picasso son dos palabras unidas por un misterio. ¿Hasta qué punto el malagueño bebió de esa visión fragmentada de la realidad que traía aquel increíble invento? Un grupo de jóvenes españoles se lo han preguntado y su respuesta se puede contemplar ahora en el proyecto que han comisariado en Londres.
Detrás de Sin fin Cinema (the endless platform for film) se agrupa este inquieto grupo que quieren promover la cinematografía española (y no la habitual) en circuitos internacionales. Películas underground, "de clara voluntad artística y experimental", por las que ellos apuestan para sus programaciones. Ante la exposición que sobre Picasso dedica la Tate Britain (Picasso and modern British Art) idearon el ciclo y programa de películas Picasso: Going Back to Reality - Portraying Pablo Picasso on the canvas in motion, que arrancó con una mesa redonda celebrada en el museo el pasado 2 de marzo en la que el director de fotografía José Luis Alcaine explicó su teoría sobre la influencia de una secuencia de Adiós a las armas, de Frank Bozarge, en El Guernica, mural que ya se le había relacionado con El acorazado Potemkin, de Einsestein.
A lo largo de este mes y hasta junio,diversos centros de Londres (el programa arrancó en la Tate Britain pero seguirá por el cine Lumiére, el Instituto Cervantes o el Barbican) acogeran documentales, ficciones y piezas breves que apuntan hacia Picasso y su enorme influencia sobre otros artistas desde perspectivas diferentes. Entre los filmes destacan Picasso & Braque go to the movies, de Arne Glimcher; Guernica, de Alain Resnais y Robert Hessens; el documental David Hockney on Modern Art, de David Rowan; El misterio de Picasso, de Henri-Georges Clouzot y Las Hurdes, tierra sin pan, de Buñuel.
Picasso & Braque goes to the movies (2007), de Anne Glimcher. Producida por Martin Scorsese, que además ejerce de narrador, este documental indaga en la influencia que la irrupción del cine tuvo en la pintura cubista. Para Glimcher, las múltiples perspectivas e imágenes fragmentadas del Cubismo le deben mucho a las películas que Picasso vió en París, la ciudad donde nació la experiencia moderna de ir al cine. Como Cézanne o el arte africano, el documental sostiene que las películas fueron fue un punto de referencia expresado en símbolos en las pinturas cubistas.
El misterio de Picasso (1956), de Henri George-Clouzot. Al director de El salario del miedo y Las diabólicas se debe la que probablemente es la gran película sobre el pintor. Pincelada a pincelada, este documental nos permite ver a Picasso en acción, trabajando en su estudio, creando sin aliento ante la cámara.
Cubismo, de Robert Gordon, es una película experimental inglesa de 2009 que bebe directamente de la pintura de Picasso. Cine de vanguardia deudor de la pintura que cambió el curso de la historia del arte.
Las Hurdes, tierra sin pan, de Luis Buñuel. El impacto de este filme documental de principios de los años treinta es todavía hoy palpable. El giro social y político que con él tomó el cine de Buñuel influyeron en toda una generación que reconoció en este estudio del cineasta aragonés una ventana a la realidad más descarnada de España. Una truculencia que fue criticada por antropólogos como Julio Caro Baroja, pero que se convirtió en referencia plástica para los artistas de la época, entre ellos Picasso.
Guernica, de Alain Resnais y Robert Hessens. Arropado por los versos de Paul Éluard, este cortometraje de 1950 es un sobrecogedor panfleto sobre cómo la inocencia siempre prevalecerá sobre el crimen.
Canciones para después de una guerra, de Basilio Martín Patino. Este documental de 1971 no pudo ser estrenado en España hasta después de la muerte de Franco. Cuentan que Carrero Blanco, tras un pase privado en El Pardo, sentenció sobre su director: “A este tío habría que fusilarle”. Irónico y amargo, este clásico del cine español reconstruye una época a través de sus canciones representando un agridulce friso de la España que vivió y sufrió Picasso.