Las aportaciones privadas salvan al Prado de los recortes
En el detalle de los presupuestos culturales sorprende una cifra por encima de las demás: en el maremágnum generalizado de caídas, el Museo del Prado sube en su asignación un 2%. ¿Es acaso la joya del arte español la única beneficiada en un océano de perjudicados? No exactamente: las aportaciones públicas a la pinacoteca han caído cinco millones de un presupuesto de unos veinte, esto es: un porcentaje de un 24%. El truco está en los ingresos propios.
El museo nacional ha llevado este año una exitosa política de aumento de las aportaciones privadas. Tanto por la venta de entradas (estos ingresos se vieron espoleados por exitosas propuestas como la muestra El Hermitage en el Prado o por la decisión adoptada en enero de abrir los lunes), como por el aumento de los patrocinadores.
El museo, según detallan sus responsables, aspiraba a que el reparto del peso público pasase del 50% del total al 40%. Y lo ha conseguido.
Esta tendencia se pretende que continúe en los próximos años para adoptar fórmulas que ya funcionan en el extranjero, ejemplos de grandes museos internacionales no tan dependientes de los bandazos que deparan las arcas públicas.