José Jiménez revisa los escritos de Duchamp
Marcel Duchamp es uno de los artistas más importantes de nuestro tiempo pero en ocasiones se habla de él sin conocer suficientemente la complejidad de su trabajo, en el que la representación visual y la escritura constituyen un entramado indisociable. Partiendo de esta idea, José Jiménez ha realizado un profundo trabajo de revisión y anotación de textos en una cuidada edición publicada por Galaxia Gutenberg/Círculo de Lectores, en la que su responsable ha querido "fijar una terminología precisa" de los textos de Duchamp (1887-1968) en español.
Además, según escribe Jiménez en el libro, ha tratado de "desvelar abreviaturas y tener en cuenta en todo momento el carácter técnico, fundamentalmente pictórico, de no pocas expresiones de Duchamp que anteriormente no habían sido traducidas de manera correcta". La versión española de "Escritos" se basa en la de Paul Matisse y Michel Sanouillet del año 2008 publicada por Flammarion y reúne reflexiones del artista sobre su propio trabajo, semblanzas de sus contemporáneos y entradas a un diario inconcluso.
En opinión de Jiménez, y desde la perspectiva actual, está fuera de duda que "los dos grandes artistas plásticos que marcaron con sus obras el signo de nuestro tiempo son Pablo Picasso y Marcel Duchamp, ambos con registros bastante diferentes". Picasso es "la desmesura", la expansión creativa sin límites, mientras que Duchamp es "la concentración", el pliegue interior que se desplaza de forma retardada. "Fue el artista que comprendió y asumió de un modo más pleno la gran transformación que habría de experimentar el arte ante el imparable y acelerado proceso de expansión de la tecnología", escribe Jiménez, quien considera que Duchamp marcó la pauta de la ruptura definitiva de los géneros plásticos de la tradición.
Para el responsable de la edición, el mayor lastre en las interpretaciones que se han hecho de Duchamp suele ser la carga de solemnidad, de gravedad, con la que tantas veces se presenta su figura y su obra "cuando las auténticas claves para llegar a él son la sencillez, el humor, la jovialidad. La afirmación de la vida". Entrar en los escritos de Duchamp, "difíciles y complejos", supone una auténtica "zambullida" en su obra, "la posibilidad de establecer un itinerario entre lenguaje y representación plástica que nos abre a una dimensión de las obras de arte como integración de pautas y niveles de sentido, así como de soportes sensibles y conceptuales diferentes".
Su escritura es parte consustancial de su obra artística. "No se puede decir que Duchamp sea un escritor, en el sentido usual de la palabra, pero sus escritos tampoco son meramente ocasionales, y ni siquiera complementarios de su obra plástica. Al contrario. Se integran plenamente en ella como una parte sustantiva. Son, en sentido estricto, el otro lado del espejo de la misma". Capítulo importante del libro es el dedicado al "Catálogo de la Sociedad Anónima", formado por 33 estudios críticos redactados por el artista para el catálogo establecido en 1950 por George Heard Hamilton, conservador de la Sociedad Anónima, colección de más de 600 obras de arte creada en 1920 por Katherine S. Dreier y el propio Duchamp. En estos estudios, Duchamp considera que el solo nombre de Picasso "encarna la expresión de un pensamiento nuevo en el reino de la estética". Su principal contribución al arte "habrá sido partir de cero y mantener esa frescura con respecto a todos los nuevos modos de expresión que marcarán las diversas épocas de su carrera".
En cada uno de sus estilos, escribe Duchamp, Picasso ha subrayado su intención de liberarse de todas las realizaciones anteriores. "Una de las diferencias más importantes entre Picasso y la mayoría de sus contemporáneos es que, hasta hoy, jamás ha manifestado ninguna señal de debilidad o de repetición en su caudal ininterrumpido de obras maestras". Sobre Joan Miró dice que realizó algunas construcciones en relación directa con el surrealismo, "pero el juego de elementos coloreados entre sí sería lo que mejor exteriorizaría su verdadera personalidad". Otro de los pintores españoles presentes en la Sociedad Anónima es Juan Gris, del que Duchamp escribe: "Gris edificó su propia manera a partir de la estructura interna del motivo. Se empeñó en mantener su modo de expresión hasta su límite y pulió metódicamente una de las facetas más puras del Cubismo"