El cubismo conecta con el arte cibernético en el nuevo Espacio Fundación Telefónica
La cuarta planta del edificio de Telefónica en la Gran Vía madrileña es un compendio de planos geométricos donde convergen diferentes perspectivas. Líneas rectas se entrecruzan sobre suelo gris y paredes blancas. A la vista, las rotundas vigas de hierro que soportan la estructura metálica hormigonada del rascacielos diseñado por Ignacio de Cárdenas. Un escenario perfecto para exhibir la colección de arte cubista y conectarla con el arte cibernético y las nuevas tecnologías que se exponen en las dos plantas inferiores. Son 6.500 metros cuadrados de exposición que este miércoles se abren al público para mostrar el arte más rompedor de comienzos de los siglos XX y XXI. Vanguardia histórica y el arte nacido de las últimos avances tecnológicos se deslizan unidos entre los espacios de trazos puros recuperados por el arquitecto Miguel Ángel García Alonso en colaboración con Belén Moneo.
La entrada desde la calle Fuencarral conecta con la cuarta planta. Al salir de los ascensores acristalados, la obra de Juan Gris atrae la atención del visitante. A partir de él y de los motivos que inspiraron su obra (escultura prehispánica, por ejemplo), se organiza toda la exposición. El comisario, Eugenio Carmona, ha organizado los cuadros en orden cronológico, dando vida propia a cada obra y destacando la vinculación de este movimiento europeo con la creación latinoamericana. El cubismo —afirma Eugenio Carmona— ha sido el único movimiento de vanguardia capaz de establecer nexos de unión sólidos entre París, España e Iberoamérica, y así ha querido reflejarlo en la exposición
Es una colección que nace a comienzos de la década de los ochenta, con Luis Solana al frente de la compañía, y que nace con la adquisición de siete obras de Juan Gris. Eran unos años en los que instituciones públicas y privadas se estrenaban en el incipiente mundo del coleccionismo. Una década después, sumarían nada menos que 43 cuadros de artistas como Albert Gleizes, Rafael Barradas, María Blanchard, Jean Metzinger, André Lhote, Joaquín Torres-García, Manuel Ángeles Ortiz, Xul Solar, Celso Lagar, Daniel Vázquez Díaz, Emilio Pettorutti...; todas piezas esenciales del cubismo que han sido y son la envidia de los grandes museos de arte contemporáneo. La colección ha podido ser vista en su totalidad en numerosas exposiciones en España y en el extranjero (Buenos Aires, Lima, Bruselas, Pekín...) y, parcialmente, en museos como el Reina Sofía o el IVAM, donde ha permanecido en depósito bajo diferentes fórmulas. Telefónica no tenía una sede adecuada para lucir su tesoro. En 2007, la compañía decidió transformar una gran parte de su emblemático edificio y dar un espacio adecuado a esta singular colección. Con algunos paréntesis y aplazamientos, el proyecto ha podido ser rematado.
Las pinturas se exponen acompañadas de documentación literaria y audiovisual: publicaciones y ensayos teóricos,revistas artísticas europeas y americanas, un documental dedicado a Juan Gris, un gigantesco panel explicativo del cubismo y sus ramificaciones y varias pantallas táctiles en las que se pueden leer documentos originales tales como parte de la correspondencia entre Gris y Huidobro, textos de Gertrude Stein hablando de la obra del artista español o la primera edición de "Alma América".
Francisco Serrano, director general de la Fundación, explica la filosofía del nuevo museo recordando que Telefónica nace a comienzos del pasado siglo en un momento en el que las comunicaciones revolucionan el mundo. "Es el comento de los grandes inventos y descubrimientos de máquinas que asombran al mundo. Los transportes por tierra, mar y aire se transforman. Se construyen los grandes tendidos eléctricos, las estaciones... El movimiento cubista es hijo de todo aquello. Un siglo después, Internet transforma la manera de comunicarnos, de trabajar. Otra auténtica revolución. Y ahí está el arte también para absorber esa nueva manera de movernos por el universo. Las innovaciones tecnológicas y la creatividad artística han ido siempre de la mano”.
Reflejo de aquellos años son las fotografías de Horacio Coppola y Martín Chambi donde se sintetiza la vinculación entre el cubismo y las culturas andinas. El nacimiento de la era de las comunicaciones y el origen y desarrollo del cubismo está documentado en doce imágenes fotográficas firmadas por Claret, Brangulí, Marín y Alfonso. No hay que olvidar que durante estos últimos años, Telefónica ha dedicado magníficas exposiciones temporales a los grandes autores de la fotografía documental.
Como una llamada de otros mundos, desde la cuarta planta, a través de espacios diáfanos, asoman parte de las 23 espectaculares y sorprendentes piezas que ocupan la planta tercera. Son las instalaciones escogidas de la exposición "Arte y Vida artificial" procedentes del concurso internacional que la fundación convoca desde 1999 para promover la creación artística basada en las nuevas tecnologías. Los primeros premios, aquí expuestos, son un paseo por el mundo de la robótica, la inteligencia artificial, algoritmos caóticos, virus informáticos, biotecnología, esculturas sonoras... El fondo consta de 1.478 proyectos realizados por creadores de 50 países.
Las sorprendentes piezas tienen a veces formas reconocibles y parecen haber saltado de la ciencia ficción cinematográfica. La voz, la sudoración o la pura proximidad del espectador hacen que adquieran movimiento, dialoguen en idiomas perfectamente articulados pero inexistentes o cambien de posición siguiendo al visitante. Todo un fascinante paseo apoyado por incontables monitores que multiplican la información sobre la pieza que contemplamos.
La historia de la telefonía, desde sus orígenes hasta la comunicación por nubes, se extiende por la primera planta. Pasado y presente se exhiben a través de sorprendentes reliquias que han acompañado la evolución histórica de la comunicación en España junto a los pequeños teléfonos de ultimísima generación. 10 jóvenes expertos trabajan buscando nuevas aplicaciones con las que quieren demostrar que el invento está más vivo que nunca.