Guerra abierta por el mecenazgo global
La supervivencia de la cultura, sí, pero también de la educación, la cooperación y la ciencia, entre otros ámbitos, frente a la máquina de recaudar... Esa es la cuestión. En la España del mayor ajuste de la democracia, la futura ley de Participación Social y Mecenazgo requiere de armas contundentes para salir adelante. El secretario de Estado de Cultura, José María Lassalle, es el artífice de una nueva norma que apoyan todos los sectores ahogados por el recorte. Y no solo hablamos de museos y películas. También de investigadores, instituciones de enseñanza o la cooperación al desarrollo. Lo que empezó siendo una iniciativa exclusivamente para el sostenimiento de la cultura amplía sus horizontes, según fuentes del Ejecutivo. Pero aún debe superar una oposición: el recelo y la desconfianza que ante ella muestra el Ministerio de Hacienda.
Se trata de una lucha de poder interna dentro del Gobierno. Uno más de los numerosos frentes abiertos ante el ministro Cristóbal Montoro. Al guardián de las arcas públicas no le cuadran los números. La propuesta defendida por Lassalle sería semejante a la del modelo francés, con ingredientes del anglosajón. Supone un salto cualitativo fundamental respecto a la legislación en vigor, que data de 2002 y contempla una reducción para los inversores en cultura del 25% para empresas y del 35% para personas físicas. La nueva, según las intenciones de Lassalle, ascendería al 60 y al 70% respectivamente.
“Si es así será una ley muy importante”, asegura Miguel Zugaza, director del Museo del Prado. Es la institución que Cultura ha puesto siempre como ejemplo de gestión lúcida y mixta entre recursos privados y públicos (que en la pinacoteca se reparten al 50%). Es lo que pretenden también desde la Asociación Española de Fundaciones (AEF), que se aborde una legislación ambiciosa.
Silverio Agea, su director general, defiende esas deducciones. Y está dispuesto a presionar para ampliar el marco de la ley. “No debe circunscribirse la nueva norma de mecenazgo al ámbito de la Cultura”.
En un principio, esa limitación era la que se contemplaba. Pero desde la AEF, que engloba a 1.068 instituciones —lo que la convierte en la segunda en número en Europa después de la alemana—, se presiona para aprovechar la oportunidad y ensanchar el horizonte. “Lo hacemos porque en una encuesta entre nuestros asociados, la Cultura aparece en tercer orden de prioridades para el mecenazgo después de la Educación y la Ciencia”, asegura Agea. Por eso, desde la Secretaría de Estado, el proyecto legislativo que se contempla abarca más áreas: social, educativa, científica, así como la innovación e investigación, los deportes y el medioambiente.
Solo queda entonces fijar la agenda. Se presentó como una prioridad para el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte y muchos opinan que se está demorando demasiado. Es una cuestión de supervivencia para que la sociedad civil se vuelque en el sector y sortear en lo posible el disparo de la crisis.
Pero la obsesión por el déficit sigue siendo la línea fundamental del Gobierno. En el área económica nadie está dispuesto a dejar escapar un euro. Esto supone una visión cortoplacista, según Agea. “Lo importante no es dejar de recaudar, sino el respiro que resultará en los presupuestos que los recursos culturales —y otros— salgan con facilidad de la sociedad civil y no de subvenciones. Aunque no estamos en contra de ellas”.
“Si se hace pronto creo que será bastante fácil. El mecenazgo español lo está esperando”, añade Leopoldo Rodés, presidente de la Fundación Arte y Mecenazgo, impulsada por La Caixa, informa Daniel Verdú. La impaciencia del sector puede servir a Cultura para vencer los resquemores de Hacienda. Los cálculos de la Secretaría de Estado contemplan un periodo de consultas desde esta semana. Después llegaría la redacción de la ley y su aprobación para que pueda ser debatida en otoño y entre en vigor a fin de año.
Este plan fue discutido el miércoles en la Comisión Delegada de Asuntos Culturales, presidida por Soraya Sáenz de Santamaría. El paraguas de la vicepresidenta del Gobierno es un activo importante para Cultura y puede que decisivo frente a Hacienda. Pero además, en el ánimo de los responsables de la Secretaría de Estado está labrar el máximo consenso posible entre primavera y otoño para ablandar el colmillo de Montoro. De hecho, Lassalle ya ha anunciado contactos con CiU para sumar apoyos.
Aparte de las exenciones mencionadas, la ley contempla microaportaciones con una deducción del 100% hasta 150 euros. Eso ha despertado el interés de las instituciones consultadas. “Ayudaría a fomentar una nueva cultura de mecenazgo en la sociedad civil, mucho más abierta”, comentan desde la Asociación de Fundaciones.
Ojalá, ha comentado el secretario de Estado, se llegue al impulso francés, que aumentó la recaudación en asuntos culturales de 150 millones de euros en 2004 a 683 en 2011. ¿La razón? Una ley de mecenazgo eficaz.