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Donde habitan las musas

Donde habitan las musas

En tiempos confusos y críticos, hay lugares en los que conocer -y reconocerse- para, desde ahí, mirar al mundo.


EL mundo cambia hoy, o eso nos parece, más rápido que nunca. Y en medio de la confusión que acarrean la crisis y la tendencia a una sociedad cada vez más globalizada, el arte sigue aspirando a recordarnos todo eso que, a pesar de los cambios, permanece. Todo eso que nos hace, siendo universales, singulares a un mismo tiempo. Y como contenedores del arte, los museos tienen la característica -junto a otras muchas cualidades, en unos casos y para algunos más positivas que en otros y para otros- de ser esos espacios concebidos para permitirnos la oportunidad de vivir instantes únicos.


Los museos, cada vez más conscientes de que tienen que estar más cerca de la sociedad y ser espacios generadores y no únicamente mantenedores y exhibidores de un patrimonio, celebran hoy su día internacional. Y el tema para la efeméride de este año implica una reflexión necesaria: Museos en un mundo cambiante. Nuevos retos, nuevas inspiraciones. Precisamente este último término, inspiración, está implícito en la etimología de la propia palabra museo, que viene del latín y del griego y cuyo significado es la casa de las musas. El lugar donde habitan esas diosas que según la mitología griega inspiraban a los artistas. ¿Qué nos inspiran hoy los museos? ¿Qué nos aportan las visitas a estos espacios? ¿Qué buscamos en ellos? ¿Lo encontramos?


Quizá en esta nueva concepción de museo que exigen estos tiempos debería primar la cualidad social de estos espacios sobre la institucional. Y si consideramos a los museos en sí mismos como gente, como experiencias que enriquecen no solo a quien los visita, sino a su entorno más cercano -por lo que esas visitas tienen de poder transformador-, seguramente nos sentiremos más cercanos a estos espacios y a esas musas tan necesarias en épocas críticas como ésta. Los museos nos invitan a conocer y a reconocernos ante nosotros mismos y ante el mundo del que formamos parte. Nos aíslan por un lado de la confusión brindándonos momentos detenidos y certeros, pero a la vez nos vinculan a las preocupaciones más vitales de la existencia. Nos permiten revisar y revisarnos. Hacer memoria y crear lo que en un futuro merecerá ser recordado.


"La pintura se aprende en los museos", dijo Auguste Renoir. Desde que el célebre pintor pronunciase esta frase hasta hoy ha llovido mucho, y hace tiempo que los museos han comprendido que, para resultar útiles a la sociedad, deben brindar la oportunidad de aprender en ellos, como decía Renoir, de pintura, en el sentido de que la pintura es arte, y el arte, sobre todo, vida. La vida pasada y la vida hoy, que no sería la misma sin ese ayer. ¿Deben reinventarse los museos? ¿O debemos recuperar nosotros el gusto y la inquietud por aprender sin prisas, por disfrutar con la contemplación y el conocimiento?


¿O ambas cosas?


En cualquier caso, y a pesar de los tiempos críticos y confusos que lo impregnan hoy todo, los museos permanecen, siendo a su vez cambiantes. Están ahí, aquí, para que todo el que quiera buscar en ellos, encuentre y se inspire para seguir conectado al mundo pero, al mismo tiempo, tomando la distancia necesaria para que la vida sea más llevadera. Para que sea algo más que mera supervivencia.


Compartir | Recomendar Noticia | Fuente: Diario de Noticias de Navarra | Fecha: 18/05/2012 | Ver todas las noticias



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