Pequeño museo, hoy también es tu día
Lejos de los fastos de las grandes instituciones, los centros más insólitos del país abren sus puertas para celebrar el Día de los Museos.
En la memoria de los viajes de verano hay un recuerdo colectivo, el hallazgo casual en un pueblo, en una capital o en mitad del campo a veces de un museíto. España está plagada de este tipo de instituciones mínimas, unas más serias que otras, pero que pueden sorprender al visitante en cualquier esquina. Uno se pregunta ¿Es posible que exista un Museo del Orinal en Ciudad Rodrigo? Pues lo hay. Lo bonito de estos centros es que casi siempre encierran una historia detrás, el anhelo de un coleccionista, la reconversión de una herencia, el arrojo de algún alcalde optimista que tiempo atrás quiso potenciar el turismo local. Lejos de los fastos de las grandes capitales, estas instituciones celebran hoy también su día, algunas con actividades y otras, para qué engañarnos, con total desconocimiento de la efeméride. Sea como fuere, aquí va una selección algo azarosa de algunos de estos lugares insólitos.
Museo Vostell Malpartida (Cáceres):
Fundado en octubre de 1976 por Wolf Vostell (Leverkusen 1932- Berlín, 1998), artista hispanoalemán de reconocido prestigio internacional y figura fundamental del arte contemporáneo de posguerra, el museo se ha consolidado como una de las apuestas culturales más interesantes de Extremadura. Ningún visitante queda indiferente ante el espacio imponente y al aire libre en el que se exhibe la obra de Vostell, genial artista que, gracias a este centro, ha creado una vinculación mayor de la región con el arte contemporáneo. En 2011 y tras una etapa valle, el centro remontó en visitantes hasta superar los 39.000. Con un 18 por ciento de público extranjero y un especial esmero en las visitas educativas (desde preescolar a la universidad para mayores), el centro celebra el Día de los Museos con puertas abiertas, el préstamo de dos obras de otro centro extremeño (una de Antoni Muntadas y otra de Equipo 57) y visitas guiadas, además de ofertas en los catálogos. Como confirma su directora, Josefa Cortés, el Vostell Malpartida abrió a esta zona tan periférica a la contemporaneidad y el cosmopolitismo. "Es un milagro que este centro esté aquí", sentencia acertando en el término, el visitante verá nada más llegar lo milagroso del paisaje y la obra. Espectacular.
Museo del chocolate de Astorga (León):
Elvira Casado Martínez dirige este centro que fue el primero en España dedicado al chocolate. Nació de la colección particular de José Luis López, que reunió en la ciudad todo tipo de objetos relacionados con la manufactura y el consumo de este alimento. Hoy el museo es propiedad del municipio, que recuerda con él cómo Astorga llegó a ser un enclave chocolatero con una industria que superó el marco artesanal para poseer maquinaria, sucursales, complejos... Como recuerda Casado, en 1925 había más de 51 fabricantes en el pueblo. El museo alberga desde la materia prima a la primera maquinaria, además de utensilios para el consumo, carteles publicitarios, cromos y piedras litográficas. Con unos 30.000 visitantes al año y la perspectiva de una nueva sede en el horizonte, hoy se suma a la jornada de puertas abiertas con actividades como una conferencia y catas de chocolates. Además, y siguiendo el lema del Día, "Museos en un mundo cambiante", expondrá cómo el chocolate se ha convertido en una materia prima para el arte a través de esculturas efímeras.
Museo del Orinal, Ciudad Rodrigo (Salamanca):
Hay cultura en los orinales, literaria también, y hay un museo en España dedicado a este objeto pretérito. El inquieto José María del Arco, conocido en Ciudad Rodrigo como El Peseto, comenzó a coleccionarlos casi por casualidad y quiso que esta obsesión suya se convirtiera en un reclamo turístico para su pueblo, del que estaba enamorado. Durante la restauración del Hospital de la Pasión de la localidad encontraron otros tantos, muy antiguos. Luego vinieron los regalos de los amigos, las donaciones, los rastros y así hasta completar una colección de 1.300 piezas de toda Europa, algunas del siglo XIV, otras, dicen, pertenecientes a la época de los templarios, muchas victorianas. Fallecido El Peseto, su mujer, inglesa, gestiona el centro como puede, manteniéndolo solo con el precio de las entradas, que da lo justo, comenta, "para que no se cierre".
Museo del Bandolero, Ronda (Málaga):
Jesús Almazán es informático pero le apasiona la literatura y la historia de los bandoleros, personajes con tanta épica como los forajidos del Oeste o los bandidos de Inglaterra. En mayo de 1975 inauguró en Ronda un museo dedicado a ellos, tras recopilar durante años todo tipo de material, bicheando en archivos y anticuarios. El centro acoge desde objetos personales -como una cruz que siempre llevaba consigo Pasoslargos, o los estribos que llevaba el caballo de Pernales cuando le dieron muerte en la Sierra de Alcaraz- a dibujos y escritos que los viajeros románticos dejaron sobre esta temática. Y, además, monedas, grabados, cómics... "El museo no entra en valoraciones de estos personajes sino que acredita su existencia con órdenes de busca y captura, partidas de nacimiento y defunción...", cuenta el dueño de este museo que hoy es el mayor centro de información sobre esta temática que ahora, después de mucho tiempo de ostracismo, "se ha puesto de moda a través de rutas, vinos, restaurantes...". Camina sin subvenciones, aunque está incluido en la red de museos de la Junta de Andalucía y recibe, pese a la crisis, en torno a las 43.000 visitas anuales.
Museo de la Tortura, Santillana del Mar (Cantabria):
Europa es perro viejo en materia de tortura, por eso no son pocas las ciudades que tienen dedicado un museo a esta práctica. En Santillana del Mar, un grupo de amigos decidió que, por el carácter medieval de su pueblo, una institución sobre este tema tenía cabida. Lo fundaron en el año 89 de forma privada y hoy está entre los lugares más visitados de la villa. Exhibe piezas obtenidas de anticuarios de toda Europa y, aunque carece de personal experto o de asesoramiento, supone un escalofrío para el visitante, que puede sorprenderse ante el aparataje de los instrumentos destinados al sufrimiento humano, como una dama de hierro inglesa.
Museo del jueguete de hojalata, Candeleda (Ávila):
Decían que dañaban a los niños, que se cortaban con sus bordes, y que su material era contaminante, pero no hay juguete más bonito que el de hojalata. Eso le pareció a Pablo Gil, director de un notable museo con más de 2.000 piezas y curioso de nacimiento que, ya de joven, se paseaba por las chatarrerías de Madrid a la búsqueda de objetos antiguos. Ubicado en la hermosa Casa de las Flores de Candeleda, perteneciente a su familia, alberga también juguetes del mundo, algunos propios y otros donados por Luis Figuerola. Unos números más allá tienen también La Casa de la Judería, que, tras una restauración, se mantuvo tal y como estaba en tiempos de la Inquisición y se utiliza como centro de exposiciones.