Un nuevo Museo Dalí a prueba de huracanes
Una fortaleza geométrica de cemento y cristal a prueba de huracanes, que captura en su diseño las especulaciones del creador del "misticismo atómico", reunirá en Florida la mayor colección privada de obras del pintor Salvador Dalí.
La colección de 2.140 piezas, que incluye 96 pinturas del "enfant terrible" del surrealismo, así como numerosos aguafuertes y dibujos, abandonará las actuales instalaciones del Museo Dalí de St.Petersbug, en la costa oeste de Florida, un edificio muy expuesto a la acción de la naturaleza.
La excepcionalidad de este nuevo museo radica en ser una construcción con muros de 45 centímetros de espesor diseñada para resistir el impacto de huracanes de categoría cinco con vientos de hasta 265 kilómetros por hora.
Su estructura externa y diseño interior evoca elementos muy característicos de Dalí (1904-1989), como son "lo racional y apolíneo junto con lo irracional, dionisíaco y fantástico", explicó a Efe el director del museo, Charles Henri Hine. Henri destacó que la obra del pintor ampurdanés contará por fin con el marco que se merece en el nuevo museo, cuya construcción tendrá un coste de 35 millones de dólares y, si se cumplen los plazos previstos, se inaugurará el 11 de enero de 2011.
Uno de los grandes aciertos de esta colección es que recoge, como ninguna otra, las "sucesivas épocas" que componen la trayectoria artística del pintor más febril y creativo del grupo surrealista. Sus fervientes admiradores pueden deleitarse con el artista joven, "clásico, casi impresionista", además del pintor surrealista o el creador del "misticismo atómico", explicó el director del Museo Dalí. "No hay duda de que en su período surrealista Dalí creó algunas de las obras más importantes del siglo XX, pero el fondo de nuestro museo saca a la luz la importancia de los últimos períodos también", precisó Henri.
Provocador permanente
Lúdico, con una voluntad de provocación permanente, el Dalí que celebra esta colección, sin dejar de ser ése, es el artista de los guiños clásicos, "a la manera de Velázquez", "de tono histórico", que se contemplan por ejemplo en "El descubrimiento de América por Cristóbal Colón" (1958/1959), destacó. O el Dalí menos conocido que practica la estética del "misticismo atómico", a finales de los 50, concepto que nos pone frente a un artista obsesionado con la ciencia y física contemporánea y la omnipotencia infinita de Dios.
Esta obsesión del pintor catalán por las ecuaciones matemáticas y la ciencia la recoge con "dalianiana" precisión el renombrado arquitecto Yann Weymouth, responsable del diseño del nuevo museo. Para ello, Weymouth ha dispuesto en el vestíbulo abierto del museo una sorprendente escalera helicoidal, ascendente, síntesis de la molécula de ADN, en la que Dalí creyó reconocer la presencia del Creador. "La escalera es la perfecta secuencia y expresión de la ascensión al cielo", aseguró con entusiasmo Henri, quien se siente especialmente orgulloso de la última adquisición del museo: el cuadro titulado "Gala contemplando el Mediterráneo que, a una distancia de veinte metros, se transforma en el retrato de Abraham Lincoln" (1976).
Y volvemos con esta obra a encontrarnos con una constante en el quehacer artístico de Dalí: la afición del pintor por las imágenes doble, triples y múltiples, su gusto por la fotografía instantánea, "en colores", "hecha a mano", como él mismo dijo en una ocasión. Henri despliega sobre la mesa láminas, fichas, cuadernillos donde se aprecia lo ambicioso del proyecto, ya en marcha (la construcción del nuevo museo comenzó en diciembre pasado), y el gran impacto cultural y económico que tendrá en el estado.
El museo, que recibe actualmente cerca de 200.000 visitantes al año y genera 60 millones de dólares a la economía local, podría duplicar esas cantidades.
Pero Henri pone una nota de inquietud: el nuevo museo necesita recaudar nueve millones de dólares para completar los 35 que cuesta su construcción, una diferencia que confía en que pueda ser cubierta mediante diversas donaciones. El nuevo emplazamiento del museo estará muy cerca del actual, apenas unas pocas manzanas más al norte, en la misma agradable zona de la bahía de Tampa.
Así que es mucho lo que ofrecen estas nuevas instalaciones al visitante: más de 6.000 metros cuadrados distribuidos en tres pisos (la obra de Dalí se exhibe en el tercero), una cafetería, una sala de cine, una librería y archivo y un jardín "diseñado de forma matemática, con numeración de secuencias".
O sea, un museo bello, quizá tan bello como el "encuentro fortuito de un paraguas y de una máquina de coser sobre una mesa de disección", la manifestación perfecta de la belleza para el conde de Lautréamont.