La subasta de Arte y Gestión confirma la falta de movimiento en el sector
La subasta que ayer celebró Arte, Información y Gestión confirmó el mal momento que vive el coleccionismo debido a la situación económica. En una jornada en la que se acusó el conservadurismo que vive el sector y en la que no hubo ninguna adquisición por parte de las administraciones, la empresa participada por Banca Cívica logró vender 224 lotes de los 803 que ofrecía en total -entre joyas, pintura y escultura- y alcanzó una cifra en torno a los 250.000 euros en pujas frente al millón y medio de euros en que se valoraba el total. Para la directora de AIG, Carmen Aranguren, el balance demuestra que ahora "no hay compradores, no hay ánimos" pese a que se había conseguido "una oferta muy digna, con un catálogo en el que si bien no había grandes estrellas sí había un conjunto muy bueno".
Así, no obtuvieron comprador algunas piezas excepcionales, como una composición inédita del napolitano Giuseppe Bonito, El rey de la casa, un óleo que partía como el lienzo más caro de la tarde (90.000 euros), o una pareja de pinturas alegóricas de Nöel Hallé y su taller, La Aurora y La Noche,que a pesar de la delicadeza con la que su autor traza las figuras y la maestría con la que explora las diferentes luces que plantea cada escena, no despertaron el entusiasmo de los asistentes, aunque contaban con un precio muy atractivo (9.000 euros cada una). En el intento también se quedaron otros cuadros de interés como Horas tristes, de Manuel González Santos, las Jóvenes en Pompeya que pintara José Rico Cejudo o el Pueblo andaluz firmado por Gustavo Bacarisas.
Entre las propuestas más destacadas sí encontraron un destino la creación del flamenco Pieter Van Lint Triunfo del amor profano, adjudicado en 17.000 euros, y la tabla de mediados del XVI La Virgen de la leche, que con una larga puja en la que pasó de los 15.000 euros iniciales a los 27.500 -finalmente fue adquirida por un coleccionista español- protagonizó uno de los momentos más emocionantes de la subasta. Otra de las obras más disputadas fue Jóvenes entre amapolas, un óleo del artista vietnamita Le Pho, un autor fallecido en 2001 cuya producción sigue moviendo cotizaciones muy altas en el mercado internacional. Ayer, de hecho, pugnaban desde el teléfono interesados de Ámsterdam, Singapur, Miami, San Rafael (California) o Madrid, que hicieron que de los 12.000 euros de salida acabara en la cifra de 22.500.
En el capítulo de arte contemporáneo, creadores de la categoría de Carmen Laffón -de la que se subastaba un bodegón de finales de los 80, con un precio de 30.000 euros- o Juan Barjola -presente en el catálogo con Hombre con perro, con un valor inicial de 21.000 euros- no atrajeron esta vez a los compradores. La crisis también afectó a otros nombres de peso como Francisco Broca, Ignacio Tovar, Fernando Zóbel o Antonio Saura, a quien recordaba una impresionante Crucifixión que formaba parte del catálogo de Arte, Información y Gestión. La cita, en la que un retrato de Franco a carboncillo terminó siendo adquirido por una mujer que se ubicaba en la última fila de la sala, reveló el tirón que en tiempos de contención tienen las litografías, entre ellas un Retrato de joven con pendientes de Picasso, con un precio de salida de 120 euros, que se multiplicó hasta los 1.000. No tuvo la misma suerte Rameaux d'olivier, de Louise Bourgeois, al alcance de cualquier admirador de la francesa por 1.500 euros.