El estallido colorista de Kirchner deslumbra en Madrid
La Fundación Mapfre exhibe la mayor retrospectiva del artista alemán en España, uno de los fundadores del grupo «Die Brücke», con 153 obras que repasan todas sus etapas.
Sus mujeres eran amarillas; sus nubes, verdes; sus lunas, rosas. Manejó los colores a su antojo. No en vano los consideraba «la alegría de la vida». Ernst Ludwig Kirchner (1880-1938) desplegó en sus obras una deslumbrante paleta, que contrasta con los grises y ocres que ensombrecieron su biografía. Consumo de drogas, trabajo en exceso, falta de sueño, crisis depresivas, su terror a la guerra... le llevaron a un «via crucis» personal de sanatorio en sanatorio.
Los nazis le incluyeron en el saco del arte degenerado, retiraron 639 obras suyas de los museos alemanes, fue expulsado de la Academia de las Artes prusiana... Creyó que los alemanes invadirían Suiza: destruyó parte de su obra y el 15 de junio de 1938 se suicidó. Se apagó aquel día uno de los mayores talentos de la Historia del Arte.
La Fundación Mapfre ha producido en solitario (algo nada usual en los tiempos que corren) la más completa retrospectiva de Kirchner en España, que aborda todas sus etapas: desde sus trabajos expresionistas en Dresde y Berlín, hasta los menos conocidos (y abstractos) de su estancia en Davos. Es decir, tanto la época en la que fue el centro de la vanguardia, como cuando estuvo en la periferia de la misma.
Pintor, escultor, dibujante, grabador, arquitecto, fotógrafo, editor, historiador del Arte... fue cofundador de uno de los movimientos más activos de la vanguardia, «Die Brücke» (El Puente) —1905-1913—, junto con Fritz Bleyl, Erich Heckel y Karl Schmidt-Rottluff. Nombre que tomaron de una cita de «Así habló Zaratustra», de Nietzsche. Proclamaban la ruptura con el arte académico. Sus banderas eran: libertad vital, espontaneidad y autenticidad.
Kirchner al completo está presente en esta estupenda muestra: todas sus etapas, todos sus experimentos de 35 años de carrera condensados en 153 obras (óleos, dibujos, grabados, esculturas, fotografías, cuadernos de apuntes...) Entre los préstamos de importantes museos y colecciones privadas de todo el mundo destacan los del Legado Kirchner y el Museo Kirchner de Davos (Suiza). En la planta baja de la Fundación Mapfre podemos admirar al Kirchner más expresionista, el más conocido por el público... Son los años de Dresde, «Die Brücke»... Su estilo se centra en colores vibrantes y fluidas pinceladas que recuerdan a Van Gogh y a Matisse. Al igual que éste, fue un maestro del color y se interesó por el primitivismo.
Cuelgan importantes obras como «Mujer yacente con camisola blanca», «Fränzi con gato», «Dos mujeres con aguamanil (las hermanas)», el tríptico «Mujeres bañándose» o «Toilette. Mujer ante el espejo», del Pompidou. El recorrido de la muestra está salpicado por esculturas encerradas en vitrinas. Como «Figura femenina yacente», en madera de castaño policromada, a caballo entre la escultura románica y las figuras africanas. Resulta muy curiosa la galería de retratos de médicos, cuidadores, pacientes... que conoció en sus diversos internamientos en sanatorios.
Una de las virtudes de Kirchner, comenta Pablo Jiménez, director del Instituto de Cultura de la Fundación Mapfre, es que «retornó al orden y creó un lenguaje nuevo, inventado por él». Karin Schick, comisaria de la exposición junto con María Luisa Barrio, afirma que, pese a ser un artista autodidacta, «le gustaba innovar, experimentar con nuevas tecnologías. Se reinventa una y otra vez».
El mayor salto es el que da tras su llegada a Davos, donde permaneció hasta su muerte. Los Alpes suizos trasformaron radicalmente el estilo de Kirchner, que en los años 20 y 30 se torna más abstracto, aunque nunca fue infiel a la figuración. Decía que él era «pintor de personas». Se acerca a Picasso, Léger, Le Corbusier y La Bauhaus. Es la etapa menos conocida de este artista y quizá la que más sorprenda al público. Geniales, obras como «Cocina alpina», del Thyssen; «El pintor (autorretrato)», «Las tres viejas», «Desnudo en naranja y amarillo», «Pareja de acróbatas» y «Busto del Dr. Bauer».
La exposición se cierra con una sección dedicada al Kirchner fotógrafo. Se muestran 35 copias de las imágenes que le servían para documentar su proceso creativo. Hay autorretratos, imágenes en el campo, instantáneas de Nina Hard desnuda posando para él...