La Catedral quedará ‘acorazada’
El Cabildo refuerza la seguridad del templo con decenas de cámaras y moderna tecnología.
Si un robo como el del Códice Calixtino era «impensable» en la Catedral de León; en un mes, será «imposible». Cada centímetro del edificio estará vigilado. En julio, el templo quedará acorazado. Decenas de cámaras controlarán tanto el exterior como el interior, todas las capillas, el Museo, el Archivo... hasta el último rincón. Mario González, administrador y fabriquero de la Catedral, explica que se trata de la tecnología más moderna en seguridad, con un circuito que almacena las grabaciones durante dos meses. Todo el que entre en la Catedral quedará ‘fichado’. Con este ‘blindaje’, el templo gótico se convertirá en el monumento leonés más seguro.
En la historia reciente ha habido algún ‘susto’. En marzo de 1995 dos niños trepaban por un andamio situado en la Torre Norte de la Catedral -en ese momento en obras- y hacían un boquete de diez centímetros en una vidriera del siglo XVI. Lo más curioso es que los desperfectos se detectaron porque los trozos de vidrio le cayeron encima al organista, que en ese momento tocaba en una boda.
Hablaba con vampiros
El sepulcro del infante don Alfonso, hijo de don Juan, fue objetivo de un demente en 1991, que rompió una vidriera para entrar en la Catedral en busca de vampiros. Se trataba del vagabundo asturiano Juan Antonio Toral, de 32 años, que el 19 de abril de ese año rompió un vitral renacentista para entrar a «purificarse» -según declaró después-. La policía lo detenía dos días después y lo recluía en el centro psiquiátrico Santa Isabel.
En su declaración ante el juez el hombre, al que entonces se apodó como ‘el loco de la Catedral’, explicó: «Yo quería dialogar con los vampiros. A pesar de que me exponía a que me mataran, entré sin armas ni cuchillos». También reconoció que rompió la vidriera con las manos.
Ya en 1996 el Cabildo se planteó la necesidad de intensificar la seguridad de la Catedral, después de que un ladrón penetrara por la noche en la capilla de la Torre Norte y lograra desmontar una pequeña lanceta del siglo XIX. El hombre se había colado por «el agujero de una vidriera». Rompió la urna de la capilla y se llevó 50.000 pesetas (unos 300 euros).
El último robo
Hace 43 años que no desaparece ningún códice. El Archivo de la Catedral atesora más de 50.000 fondos bibliográficos. El Libro de las estampas fue robado en 1969 de la Catedral de León y estuvo en paradero desconocido hasta 1977, cuando fue recuperado por la Interpol en Inglaterra.
Sin embargo, el códice (fechado en el año 1200) no volvió completo. Había desaparecido para siempre la estampa con la imagen del rey Ordoño II. Alguien la arrancó del códice antes de que el libro retornara a León. Se conservan las ilustraciones de los monarcas Ordoño III, Ramiro III, Vermudo II, Fernando I, Alfonso V y Alfonso VI, y una octava estampa que reproduce la escena del supuesto asesinato de Doña Sancha a manos de un sobrino. Una extraña desaparición, que sirvió para poner en guardia al Cabildo. El Archivo y el Torreón de la Catedral guardan con extraordinarias medidas de seguridad 102 códices y más de 2.000 documentos en pergamino únicos en el mundo.
Intensificar la vigilancia es uno de los proyectos más inmediatos para la Catedral, que ha sufrido un recorte en los últimos presupuestos de la Junta. Este año, la administración autonómica sólo contempla una partida de 356.777 euros, correspondientes al convenio para restaurar las vidrieras y la Torre Norte. Pero el Cabildo tiene otros planes. La colocación de medio centenar de cámaras se sufragará con el dinero de las entradas a la Catedral —que desde marzo cobra 5 euros por acceder al templo—.