Un ‘ejercito’ de técnicos para el claustro de Palamós
Todo un ejército de hasta diez miembros visitó ayer el claustro de estilo románico de Palamós para recabar nuevos datos de cara a un futuro dictamen. Sea por las críticas que recibió el Departamento de Cultura de la Generalitat de Cataluña por no incluir a ningún historiador del arte en el equipo que visitó a comienzos de junio el claustro, sea por la falta de resultados tras el análisis de los dos arqueólogos y el arquitecto que lo estudiaron, la Generalitat citó ayer, a las 11.30 de la mañana en la puerta de Mas del Vent, la finca donde está situado el claustro, a diez expertos dispuestos a aportar su grano de arena para resolver la dudas sobre esta construcción. Arqueólogos y arquitectos de la Generalitat, historiadores del arte, entre los que había conservadores del Museo Nacional de Arte de Cataluña, geólogos de la Universidad de Barcelona, restauradores del Centro de Restauración de Bienes Muebles de Cataluña y varios expertos del Instituto de Patrimonio Histórico del Ministerio de Cultura, que cuenta con una base de datos con la información de todas las canteras españolas, decisiva a la hora de determinar la procedencia de la piedra, se personaron en Mas del Vent. Todos ellos estudiaron el claustro durante dos horas. Fuentes de la Generalitat confirmaron la visita y aseguraron que se trabaja “para tener resultados concluyentes a mediados de este mes”.
El 7 de junio, dos días después de que EL PAÍS informara sobre la existencia del claustro, la Dirección General de Patrimonio de la Generalitat envió a tres técnicos con el objetivo de elaborar un informe sobre cuándo fue creado y su lugar de procedencia: quizá el siglo XII y algún monasterio o iglesia de la comunidad de Castilla y León, tal y como apuntaban las primeras hipótesis. De esa visita solo trascendió que los técnicos aseguraron que el claustro “no era ninguna réplica de cartón piedra”. También que “en unas semanas” se tendría un resultado que podría llevar a iniciar un proceso para catalogarlo y protegerlo. Tras la visita de ayer parece que se está en el punto de partida.
“El día que dé a conocer los resultados será con la seguridad de que no se van a cuestionar”, aseguró Joan Pluma, director general de patrimonio catalán, tras la primera visita y conocerse que los dueños cuestionaban la autenticidad de la obra, motivo por el cual no lo habían incluido en el inventario de patrimonio.
Los diferentes especialistas convocados ayer tendrán que ayudar a confeccionar un informe para precisar el grado de autenticidad del claustro, subrayar qué partes se elaboraron hace siglos y cuáles son fruto de una reintegración moderna realizada por los operarios contratados por el anticuario Ignacio Martínez a partir de 1931, cuando los sillares fueron transportados, desde su lugar de origen, hasta un solar de Ciudad Lineal de Madrid.