El electricista que robó el Códice Calixtino trabajó 25 años en la catedral y pidió 40.000 euros tras ser despedido
El culebrón que envuelve al robo del Códice Calixtino, hace un año, va completando capítulos. El electricista detenido por la sustracción, junto a su mujer, su hijo y la novia de éste, había trabajado en la catedral de Santiago durante más de 25 años como autónomo, de ahí que conociera el templo como su propia casa.
Su ambición le pudo y pensó que trabajar por su cuenta no era un buen negocio, así que decidió falsificar un documento laboral y fabricar su propio contrato como trabajador fijo. Cuando los responsables de la catedral lo descubrieron, lo despidieron. A partir de ahí enjaretó su particular venganza. Primero reclamó 40.000 euros por despido improcedente y al no conseguirlos, se empleó en sustraer joyas del patrimonio.
No solo arrambló con el Códice del Archivo de la catedral, también sustrajo varios libros religiosos de la Edad Media, entre ellos uno de los Libros de Horas, cuya desaparición había sido denunciada por el deán del templo. Son, según los expertos, textos únicos de rezos y salmos medievales. Junto al Liber robó ocho facsímiles del Códice Calixtino.
El escondite del manuscrito es un enigma, pero se ha desatado la alarma tras hallarse en dos viviendas de los detenidos un millón de euros, por un lado, y otros 200.000, por otro. Ninguna ha justificado de dónde viene ese dineral. Las sorpresas en los cuatro registros practicados ayer en domicilios, garajes y trasteros de Santiago, O Milladoiro y Negreira (La Coruña) y en Grove (Pontevedra) no acabaron ahí.
Vínculos con la catedral
Con paciencia de hormiga, el electricista vengador robó numerosa documentación relacionada con los responsables y religiosos de la catedral, correspondencia privada de los canónigos y llaves de acceso a dependencias del templo. La mano planificadora de una extorsión en toda regla a sus antiguos jefes y a todo el entorno para el que trabajó.
Primero fue empleado, pero sus vínculos con la catedral no habían cesado. Cual devoto impenitente, el electricista acudía tras su despido a diario a la catedral y participaba en algunos de sus servicios religiosos. El ladrón ha estado siempre dentro, diariamente, como una sombra que clama «vendetta».
La Brigada de Patrimonio Histórico de la Comisaría General de Policía Judicial, con el apoyo de la comisaría de Santiago de Compostela continúa trabajando a marchas forzadas en busca del Códice del que los detenidos no sueltan prenda.