La baronesa Thyssen ya tiene liquidez: 24,8 millones de euros
«La esclusa», del pintor británico John Constable, ya tiene nuevo dueño, y nuevo récord. Acaba de subastarse en la sala Christie's de Londres por 22,4 millones de libras (27,9 millones de euros), de los cuales 20 millones de libras (24,8 millones de euros) son para la baronesa Thyssen y el resto, para la casa de subastas. El cuadro partía con un precio estimado de entre 20-25 millones de libras (25-32 millones de euros).
Carmen Thyssen llevaba ya tiempo con la idea de vender este cuadro, pues, como ella misma ha confesado en más de una ocasión, necesita liquidez. Para mantener sus casas, barco, coches, personal, etcétera, hace falta mucho dinero. La baronesa se lamenta de que tiene cedidos gratuitamente al Estado español 800 millones de euros en cuadros desde hace más de doce años, pero sigue sin cash. Bueno, seguía, porque desde hace unos minutos es 24,8 millones de euros más rica.
No se pudo parar la venta
De nada han valido los intentos de Francesca de Habsburgo, hija del barón, y de Norman Rosenthal (ambos patronos de la Fundación Colección Thyssen-Bornemisza) de parar la venta. No tienen derecho de veto. Legalmente, Carmen Thyssen puede vender hasta el 10 por ciento del valor de su solección y el Constable tan solo representa el 4,5 por ciento. Este tema ha llevado incluso a la dimisión de Rosenthal como patrono y a abrir una nueva batalla (y ya van unas cuantas) entre los Thyssen.
Carmen Thyssen siempre ha dicho que, antes de ponerlo a la venta en el mercado internacional, lo ofreció al Estado español, primero cuando era ministra de Cultura Ángeles González-Sinde -a un precio especial y a plazos, advertía la baronesa-, y después con su sucesor, José Ignacio Wert. Pero ninguno de los dos aceptó. No están las cuentas públicas para estas alegrías. La baronesa cuenta que también se lo ofreció a Francesca de Habsburgo. Ante todas las negativas, dice, decidió sacarlo a subasta. El año pasado dijo que había un coleccionista británico interesado en el cuadro, que le ofrecía 40 millones de euros, pero al final no apareció.
Un cuadro con pedigrí
«La esclusa», de Constable (142,2 x 120,7 centímetros), es el único de los seis cuadros que forman la célebre «The Stour Series» de este artista que permanece en manos privadas. Solo ha tenido dos dueños en su historia. El coleccionista James Morrison lo compró en 1824 tras su exhibición en la Royal Academy de Londres. Y en 1990 lo adquirió el barón Thyssen en una subasta en Sotheby's por 10,8 millones de libras, convirtiéndose en la pintura británica más cara de la Historia. Un récord que permaneció durante 16 años.
Explica Tomás Llorens en la ficha de esta obra que «representa la esclusa del Molino de Flatford en el río Stour. Constable estaba familiarizado con este lugar desde su niñez, puesto que el molino era propiedad de su padre. El valle del río Stour en Suffolk, sus campos, y su gente son motivos frecuentes en la obra de Constable. En todas las obras que el artista presentó en la Royal Academydesde 1812 hasta 1825 aparecen vistas de dicho valle. Entre ellas se incluye un grupo de lienzos de grandes dimensiones («sixfooters», como los llamaba el artista, aunque no todos midiesen seis pies) que constituían para Constable una especie de resumen y exponente máximo de sus aspiraciones artísticas».
El artista hizo tres cambios
«Estos. grandes lienzos -añade Llorens-, destinados a la exposición anual de la Royal Academy, eran objeto de una larga elaboración. Se basaban en numerosos estudios previos. Típicamente, además, Constable preparaba un boceto al óleo a tamaño real, ejecutado de modo somero, en el que comprobaba los efectos de masas de luz y color. Para preparar "La esclusa", Constable, que por entonces vivía en Hampstead, junto a Londres, se trasladó en la primavera de 1823 a hacer apuntes a su casa familiar en Dedham, en el valle del río Stour. Más tarde, pasadas las Navidades de ese año, emprendió el boceto a tamaño real, que se encuentra actualmente en el Philadelphia Museum of Art. Durante la ejecución de la obra definitiva, Constable hizo tres cambios».
«El efecto del cuadro, explica Tomás Llorens, es inseparable del tratamiento de la luz, que parece moverse mientras el cielo cambia ante nuestros ojos. El artista de referencia para este tratamiento de la luz bajo cielos cambiantes era, naturalmente, Jacob van Ruisdael. Constable usa en este cuadro otros recursos tomados en préstamo de Ruisdael, como por ejemplo su manera de representar el agua en movimiento mediante empastes de óleo blanco para conseguir un efecto de espuma tumultuosa o las veladuras que reproducen en reflejo irisado de las viejas maderas mojadas».