El intransferible universo de Joan Colom, al MNAC
El gran fotógrafo cede su archivo al museo: 9.500 imágenes y una película.
Joan Colom (Barcelona, 1921), una de las grandes figuras de lo que se llamó Nueva Vanguardia Fotográfica, ha donado al Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC) su archivo completo formado por casi 9.500 fotografías y otros tantos negativos, una película de 25 minutos compuesta por todo el material filmado en ocho milímetros empalmado de forma aleatoria y una gran cantidad de documentación. Culmina así felizmente un proceso empezado hace más de un año, que tuvo momentos de tensión en relación a las polémicas desatadas tras la venta del fondo de Agustí Centelles al Ministerio de Cultura y su sucesivo depósito en el Archivo de Salamanca.
“Es un momento histórico, actos de este tipo no suelen ser frecuentes”, aseguró ayer Miquel Roca, presidente del patronato del MNAC, agradeciendo a un emocionadísimo Colom “su generosidad, totalmente desinteresada y sin condiciones”. Esto naturalmente no significa que no habrá ninguna compensación, ya que la Consejería de Cultura está negociando un vitalicio para el fotógrafo y su familia, cuyo importe se dará a conocer en cuanto se cierre el acuerdo, aunque “no es comparable con el valor real del fondo”, según Roca.
El director del MNAC, Pepe Serra, aseguró que la obra “será puesta en valor dentro y fuera del museo, en contexto nacional e internacional” y anticipó que se dará a conocer con una gran muestra, cuyo comisario se hará público después del verano, cuando el museo presente la temporada 2013. Tanto Serra como David Balcells, conservador de Fotografía del MNAC, insistieron en que la integración del fondo en la colección de fotografía del museo “abre nuevas perspectivas” y destacaron su excelente estado de conservación, así como el orden y la meticulosidad de Colom, que trabajó durante toda su vida como contable, lo cual le permitió dedicarse a la fotografía con total libertad.
Sin embargo no todos los críticos y sus colegas de aquella época —Maspons, Català Roca, Miserachs, Colita o Pomés, entre otros— compartían su forma de fotografiar, sin mirar el visor, manejando la cámara disimuladamente para que los retratados no se percataran de que los estaba enfocando y eligiendo el encuadre durante el revelado. Este sistema le permitió captar unas imágenes del entorno de la prostitución y las calles del Barrio Chino de Barcelona, que han permanecido a través de los años como las más poderosas e indelebles de esta realidad.
Personaje y fotógrafo atípico, tras haber sido reconocido como uno de los grandes de la fotografía española de posguerra, Colom fue relativamente olvidado a partir de 1964, como consecuencia de la interrupción voluntaria de la actividad fotográfica debido a la demanda de una prostituta. La mujer se reconoció en una de las fotos del libro Izas, rabizas y colipoterras publicado por Lumen en 1964 con textos de Camilo José Cela, en el marco de un innovador proyecto basado en la colaboración entre un fotógrafo y un escritor. El escándalo provocado por el libro y la querella judicial sumieron a Colom en una depresión que le empujó a dejar la fotografía hasta principio de los años 90, cuando empezó a trabajar en color. Su recuperación por parte de las instituciones se inició en 1999 cuando el MNAC reprodujo El carrer, la única exposición individual que había realizado en Barcelona en su primera etapa. La muestra, organizada por la Sala Aixelà en 1961, reunía un conjunto de fotografías hechas entre 1958 y 1960 en el Barrio Chino, que le otorgaron un lugar central entre los fotógrafos españoles de su generación.