Banksy desafía el boicot olímpico al graffiti
El artista callejero invisible, Banksy, acaba de sumarse –a su manera– al furor olímpico con dos nuevos graffitis que ha publicado en su web. Uno, titulado «Hackney da la bienvenida a los Juegos», muestra a un atleta con dorsal olímpico lanzando un cohete en lugar de una jabalina. Otro, pintado sobre una pared de hormigón gris, representa un saltador de pértiga elevándose sobre una verja rota y un colchón viejo que descansan sobre el muro.
El lanzamiento de cohete como modalidad deportiva puede ser una alusión a la polémica generada en el barrio de Hackney, donde se ubica el estadio olímpico de Stratford, por la instalación de cohetes de misiles en las azoteas de algunos edificios como parte del plan de seguridad. Varios vecinos de la zona han presentado una demanda contra el ministerio de Defensa, rechazada por los jueces.
Pero Banksy, que no identifica la ubicación de sus nuevos murales, podría querer manifestarse también ante la ola de represión del arte callejero que antecede a los Juegos de Londres, condenada ya por algunos artistas. La semana pasada, la Policía de Transportes lanzó una operación que culminó en la detención de cuatro artistas de Kent, Londres y Surrey de entre 18 y 38 años. Según las autoridades, los arrestos están relacionados «con una operación criminal que sigue abierta sobre incidentes con daños criminales entre enero de 2007 y julio de 2012». Otros denuncian que se trata de «detenciones preventivas» en el marco de una operación de «limpieza» ante los Juegos.
Darren Cullen, uno de los cuatro detenidos, es un conocido artista callejero profesional británico que asegura no trabajado nunca de forma ilegal. Entre sus clientes figura un patrocinador olímpico, Adidas –que le reclutó el año pasado para el lanzamiento de unas botas de fútbol nuevas–, y empresas prestigiosas como Microsoft, NP Power o la Royal Shakespeare Company.
«No tengo ni idea por qué las autoridades quieren limpiar las calles, el Este de Londres es la meca mundial para el arte callejero, muchas zonas llevan con arte en las paredes desde hace dos o tres años y nunca las han tocado, y ahora de repente se produce esta limpieza, obviamente es por los Juegos», aseguraba Cullen a la BBC la semana pasada.
La no presentación de cargos contra los detenidos ha agravado las sospechas de que se trata de detenciones preventivas, una estrategia que la Justicia británica daba por válida la semana pasada en relación a los arrestos realizados antes de la boda del príncipe Guillermo en abril del año pasado, para prevenir «acciones potencialmente disruptivas».
Los cuatro graffiteros detenidos han quedado en libertad bajo fianza hasta noviembre, con una larga lista de limitaciones: No pueden acercarse a ninguna sede olímpica, no pueden tener en su posesión sprays de pintura o rotuladores, y tienen el acceso al transporte público limitado.
A primeros de julio, un graffiti del artista Mau Mau crítico con el impacto medioambiental de las Olimpiadas y el papel de empresas patrocinadoras como Coca-Cola, Visa o Dow Chemical duró solo seis días antes de ser borrado por orden del ayuntamiento de Ealing, al Oeste de Londres. «Es por la "policía de marcas" que tienen ahora, denunciaba el artista a la BBC. «Es acorde a nuestra política de borrar los graffiti lo antes posible», alegaron desde el concejo.
Mientras, los paseos o «walking-tours» para ver los graffiti en barrios del Este como Shoreditch o Hoxton siguen siendo uno de los atractivos más populares entre los turistas jóvenes de la ciudad. «Este lo pintó una pareja de artistas brasileños cuando ella estaba embarazada de siete meses», explicaba este mismo sábado un guía ante un mural en la zona de Brick Lane.