Explosión de mercado del arte en depósitos suizos
El floreciente mercado del arte necesita un mayor número de depósitos en todo el mundo. Sus espacios libres de obligaciones aduaneras deben ofrecer las condiciones para almacenar y facilitar la venta de obras. Suiza sigue siendo un partícipe importante en ese ámbito.
La mundialización del mercado del arte ha modificado dramáticamente el panorama internacional del sector. Los puertos libres, una especie de almacenes en tránsito, son la espina dorsal del arte, porque permiten que las obras sean guardadas o transportadas en excelentes condiciones hasta el momento de venderlas.
Suiza ha sido siempre un actor principal en este campo con más de una docena de depósitos libres de tributo aduanero: los más grandes están en Chiaso, Zúrich, Basilea y Ginebra. Esta última sería la ciudad que ofrece más depósitos en el mundo. Una gran parte de ellos tienen calidad de museos, condición que les da el carácter de sumamente valiosos.
“La mayor parte del arte perteneciente a nuestra fundación se encuentra en Ginebra”, señala Jean-Rene Saillard, director de ventas del grupo British Fine Art Fund Group, una exitosa sociedad de inversiones fundada hace diez años, con sede actual en la Ciudad de Calvino. Entretanto hay 40 fundaciones similares, entre ellas chinas, que en su mayoría datan de hace un par de años.
“Pero eso no quiere decir que el arte quede oculto. La idea de que nunca serán mostradas las obras de arte guardadas en almacenes exentos de derechos aduaneros, es solo un mito”, manifiesta Saillard a swissinfo.ch.
“Los dueños tienen razones suficientes para prestarlos con generosidad. Cuando las obras de su propiedad son expuestas en instituciones renombradas, adquieren, lógicamente, mayor valor”. El Mueso de Arte de Zúrich expuso recientemente una parte de la legendaria colección Nahmad, que es conservada en un almacén libre de pago de aduana en Ginebra.
Entre legalidad e ilegalidad tributaria
Los cambios profundos en el mundo del arte constituyen, sin embargo, la razón primordial para la existencia de los depósitos de arte sin pago a la aduana. O sea, la de eludir formalidades hasta que las piezas lleguen a su destinatario final. Esa situación intermedia -de legalidad e ilegalidad tributaria-, que caracteriza a esos depósitos, los convierte en un importante trampolín para el mercado de inversiones que no exige la presencia física de la mercancía.
De acuerdo con los estudios de Mei Moses All Art Index, el flujo de capital en el mercado del arte creció cada año, en el periodo 2000 a 2011, con excepción del 2008, en el que sufrió un mínimo retroceso debido al descenso de la economía.
Las personas con bastante capital tienen interés en diversificar sus carpetas de valores y adquieren como nunca antes fondos de inversión en forma de arte, aunque no precisamente para vivir con ella.
Dado que el arte es una inversión de capital, la venta puede ser concretada sin tomar en cuenta el lugar donde están guardadas las obras.
La necesidad de un sitio de almacenamiento seguro –preferentemente en una zona exenta de impuestos-, es enorme, porque las obras de arte pueden cambiar de dueño varias veces sin moverse del depósito.
Arte en abundancia
El mercado del arte está calculado actualmente en 46.100 millones de euros (55.400 millones de francos suizos). Los mercados del arte están cada vez más relacionados con los mercados financieros, remarca Anders Petterson, fundador de la londinense ArtTactic, dedicada al análisis del sector.
“La gente compra arte en todo el mundo”, precisa Petterson. El explosivo crecimiento del mercado del arte no lo atribuye únicamente a los fondos de inversión, sino también a la multiplicación de los museos de arte, subastas y nuevos coleccionistas.
“Hay tanto arte que se nos acaba el espacio”, dice. “Conozco varios coleccionistas cuya pasión sobrepasa sus paredes, pero siguen comprando. Alrededor de 80% de sus colecciones van a depósitos con libertad aduanera. Incluso los museos exponen a la vez solo una pequeña parte de su posesión”.
Como consecuencia de ello aumenta la importancia de los lugares que estén situados estratégicamente y ofrezcan profesionalismo para la protección y el cuidado de las obras de arte.
Fort Knox
Los depósitos sin pago de impuestos aduaneros no se limitan al control de la temperatura y la humedad, sino que disponen de todo un ejército de prestaciones: seguridad, restauración, marcos, certificación de autenticidad, evaluación y transporte especial, entre muchas otras.
“La conservación del arte en condiciones óptimas es la razón fundamental para utilizar depósitos de almacenamiento”, explica el experto en marcos para cuadros Denis Schott, quien hace cinco años abrió una filial de su negocio en un depósito de arte en Ginebra.
Si bien los depósitos libres de pago aduanero se vigilan como la base militar del Ejército de Estados Unidos Fort Knox, “Ginebra es menos misteriosa de lo que muchos piensan”, añade. “Muchos depósitos tienen incluso la apariencia de galerías lujosas, aun cuando la temperatura razonablemente fresca sea de 17 grados Celsius”.
La conservación de las obras de arte es exigente. Los cuadros al óleo, por ejemplo, necesitan condiciones exactas de iluminación y temperatura. El éxito de los depósitos de arte radica en gran medida en la calidad de los servicios que presta en el lugar, sostiene Schott.
Yves Bouvier es patrón de Natural Le Coultre, el mayor depósito de arte libre de derechos de importación en el mundo. “El mercado del arte se ha cuadruplicado en los últimos años”, constata. El hecho de que haya más creadores de arte que antes y que el arte contemporáneo acreciente su volumen, dice, eleva la necesidad de contar con instalaciones muy modernas.
“Arte = moneda”
A raíz de esa evolución se prevé para el 2013 la apertura de un edificio nuevo en Ginebra; en Singapur fue inaugurado en el 2010 una instalación gigante para cubrir la demanda creciente del mercado del arte asiático, y en el 2014 entraría en funcionamiento un depósito de arte en Luxemburgo.En vista de que las condiciones de seguridad son enormes, Bouvier rechaza que -como presume alguna recriminación-, los negocios dudosos sigan haciendo de las suyas en los depósitos de arte. “Todo se controla en la entrada”, asegura. Desde el año 2005 está en vigor una nueva ley suiza que exige la identificación de procedencia y posesión de los objetos culturales. Y desde el 2009 se levanta un inventario obligatorio.
Suiza siempre ha sido muy notable en el campo del arte por sus colecciones de arte, museos, galerías y Museos de Arte. Lo novedoso es que los depósitos de arte independientes asuman un papel clave en el floreciente mercado internacional del arte.
“El arte es una moneda que circula entre los países”, señala Petterson. Pero, a su juicio, la razón principal para comprar arte no está siempre en el teórico producto de la venta. “El arte da prestigio y satisfacción”.