Las Reales Academias debaten la reforma del Instituto de España que pretende el Gobierno
Las Reales Academias Nacionales debaten desde ayer, y lo harán durante la semana, el proyecto de Real Decreto por el que el Ministerio de Educación quiere regular el Instituto de España (IdeE), como adelantó ABC. Hablan los académicos, a los que el Gobierno quiere «recortar derechos», en una «injerencia antidemocrática contra la autonomía de las Academias», según Salustiano del Campo, presidente del IdeE.
Víctor García de la Concha
«Desde un punto de vista personal, me resulta difícil aceptar que se califique de dictatorial un proyecto de reforma que se nos consulta a las Academias para que nosotros aportemos cuantas observaciones y sugerencias consideremos oportuno, algo que sólo ocurre en democracia. Desde que ingresé en la RAE [que hoy dirige], oí hablar de la necesidad de reformar o incluso suprimir el IdeE, desde la consideración de que era una institución creada por el franquismo durante la guerra civil, aunque reformada en 1947. El texto del Ministerio ha sido estudiado durante dos sesiones de la Junta de Gobierno de la RAE. Luego se llevó al último pleno, hace unos días. En todo el proceso hemos llegado a acuerdos expresados en un escrito con nuestras opiniones que sólo falta aprobar en el próximo pleno. Como está en estudio debo ser respetuoso y no adelantar nada, porque considero que el ámbito de este debate debe ser académico».
Gonzalo Anes
«El Ministerio tiene el proyecto de modificar el régimen del IdeE y nos lo ha enviado a todas las Academias para que lo estudiemos y le propongamos lo que estimemos conveniente. En la Real Academia de la Historia que dirijo, este viernes redactaremos un informe que enviaremos al ministro contestando a su solicitud. Las observaciones de Salustiano del Campo son personales, me parece que no son del IdeE. Y mi papel no es discutirlas».
Francisco Rodríguez Adrados
«Desde mi punto de vista, Salustiano del Campo ha hecho una buena labor ahí, con publicaciones, conferencias... De las supuestas injerencias del Gobierno habla Salustiano, y lo dicen también algunos señores de las Academias. Hay un cierto punto de acuerdo entre Salustiano del Campo y las Academias en el sentido de defender la autonomía de las Academias, y en ciertos temores, yo no sé si justificados o injustificados, a que haya intervenciones, presiones, falta de libertad... Ciertos académicos opinan que el IdeE no ofrece ninguna labor, que si desapareciera no pasaba nada, ¡hombre! yo le echaría un capote al IdeE y a Salustiano, que me parece que sí ha hecho una buena labor, y no se debería retocar. Lo ideal es que ningún Gobierno interfiera en las Academias. Lo suscribo claramente como académico de la Española y de la Historia».
Miguel Ángel Alario
«Mañana, en la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales que presido, emitiremos un informe académico. Las observaciones de Salustiano del Campo tienen sus aspectos positivos, aunque creo que es interesante reformar un poco el Instituto de España, pero como sólo llevo cinco meses de presidente no sé muy bien en qué dirección. Yo entendía que el Instituto era la reunión de las Academias. Hay otra versión posible que sería más parecida a la Royal Society. Lo que no me parece bien es perder nuestra personalidad como Academia. Vernos diluidos en un «totum revolutum» no sería muy bueno».
Luis Suárez Fernández
«Las Academias son las mejores instituciones de que hoy goza España. Intentar una reforma cambiando el Instituto de España, que es lo que nos reúne a todos, me parece un riesgo innecesario. Sería más prudente que el Gobierno se encargara de proporcionar medios a cada una de las Academias para que puedan cumplir bien los programas que está ya realizando. Por ejemplo, la Academia de la Historia, que está haciendo el Diccionario Biográfico, obra colosal, tiene montones de proyectos que a veces no se pueden llevar a la práctica por falta de recursos. Para mí no hay nada tan importante como historiador que ser miembro de la Academia de la Historia».
César Nombela
«El patrimonio de las sociedades más avanzadas se basa en un depósito de valores intangibles. El desarrollo económico y el progreso social dependen de las aportaciones de quienes tienen autoridad científica y cultural. Quienes legítimamente ejercen la potestas, o poder socialmente reconocido, necesitan de la referencia que supone el saber, el conocimiento, el trabajo intelectual creativo. La Constitución Española (art. 62) estableció que el alto patronazgo de las Reales Academias es una de las funciones de la Corona. Entroncaba así nuestra ley de leyes con una parte fundamental de nuestra tradición; esa alta tutela no puede entenderse sino como una mayor exigencia de esfuerzo inteligente por parte de estas instituciones al servicio de España. La norma proyectada por el Ministerio de Educación incide, no precisamente para bien, en el organismo que agrupa a las Reales Academias, nada menos que el Instituto de España. Se suprime la Presidencia de este organismo, sustituida por una presidencia anual rotatoria que no puede sino resultar de trámite. Se establece una notable discrecionalidad del Gobierno de turno para intervenir en los asuntos del Instituto, que puede dar lugar sin duda a un intervencionismo en instituciones que nunca deben gestionarse con otro criterio que no sea el del saber. Como académico de la Real de Farmacia no concibo otra función para nuestras instituciones que instalarse en el conocimiento crítico como factor de avance. Esa debe ser la exigencia».