Cantabria pierde a su ‘Hijo Predilecto’ Miguel Ángel García Guinea
Ayer, a media tarde, se despidió para siempre Miguel Ángel García Guinea, ilustre historiador y arqueólogo, director durante 25 años del Museo Regional de Prehistoria y Arqueología de Cantabria y persona muy reconocida en el ámbito cultural, que falleció a los 90 años. Una dolencia interna que le llevó el pasado miércoles a la Clínica Mompía se agravó y puso fin a su trabajo frenético en pro de la Cultura y el Patrimonio.
Dijo adiós con el pragmatismo que siempre le caracterizó, consciente de que había llegado el momento de hacer un punto y aparte. Con el trabajo bien hecho y terminado, aunque hasta sus últimos días continuó infatigable bajando a diario a trabajar a la sede que tiene el Instituto de Arqueología Sautuola en la santanderina calle Santa Lucía. Con la profunda satisfacción de ver dar los primeros pasos a su único nieto y rodeado de su familia: su esposa Carmen, su hija María y su yerno Guillermo. Con una agenda repleta de amigos, colegas y discípulos que nunca olvidarán su prolífica y polifacética obra, sus enseñanzas y su generosa y sincera amistad. Y se fue sin hacer ruido, dejando un amplio legado a la región que reconoció su amplio currículum, sus muchos méritos acumulados, cuando el pasado 11 de julio en el Parlamento de Cantabria le fue entregado el título de ‘Hijo Predilecto’, «por su extraordinaria actividad profesional en la conservación y difusión del Patrimonio Cultural de España y en particular de Cantabria».
Pero si en las despedidas siempre hay un punto de resignación, en el caso de García Guinea hay que hablar del inconformismo que siempre demostró y de cierta frustración, porque no cabe duda que quedará como una ‘asignatura pendiente’ el incierto futuro del Museo de Prehistoria al que tanto tiempo dedicó (1962-1987)y para el que siempre reclamó la dignidad ahora perdida. En su última intervención pública y en una entrevista concedida a EL DIARIO MONTAÑÉS el pasado mes de julio, no dudó en reclamar con voz alta y con contundencia el edificio del Banco de España para acoger el Museo de Prehistoria, ahora embalado y sin una sede digna a la riqueza de sus fondos arqueológicos. «Ya está bien de someter el Museo de Prehistoria a cambios provisionales y reformas».
Entre Alceda y Naveda.
Miguel Ángel García Guinea nació el 22 de julio de 1922 en Alceda –destino entonces de su padre notario–. Sus veranos transcurrieron en Naveda, donde se encuentra la casa familiar. Se licenció en Filosofía y Letras en la Universidad de Valladolid y se doctoró en Madrid con una tesis sobre el Románico en Palencia que leyó en 1954. Ejerció la docencia en la Universidad de Valladolid (1947-1957), en la de Madrid (1957-1960) y en la de Cantabria (1978-1986), así como en la Escuela de Turismo de Cantabria, entre 1966 y 1998.
El fallecimiento del Padre Jesús Carballo en 1961 dejó vacante la dirección del Museo de Prehistoria de Santander, cuando el joven Miguel Ángel buscaba abrirse futuro fuera de España como aspirante a una plaza de lector de español en la embajada de Pakistán.
Regreso a Santander.
El deseo del propio Carballo de que García Guinea le sustituyese se cumplió en marzo de 1962, cuando, procedente del Museo Arqueológico Nacional, Miguel Ángel tomó posesión del cargo de director de una entidad que en un primer momento le causó una impresión decepcionante.
En los 25 años que estuvo al frente de la institución, ésta vivió su etapa más brillante. Creó el Seminario Sautuola de Prehistoria y Arqueología, también impulsó la sección de Espeleología, se preocupó por la formación y la integración en los equipos del museo de jóvenes universitarios e interesados por los enigmas del pasado y puso en marcha un sinfín de proyectos de investigación tanto dentro como fuera de la región.
Fue consejero de Bellas Artes (1962-1979), miembro del Patronato de Altamira (1964-1979), fundador de la Institución Cultural Cantabria (1967), director del Instituto de Idiomas de la Universidad de Santander (1973-1979) y fundador y primer presidente de la Asociación Cantabria en Castilla (1979-1980).
Actividad arqueológica.
Además de sus dos obras de referencia sobre el románico en Palencia y en Cantabria, García Guinea desarrolló una intensa actividad arqueológica desde sus años universitarios. Participó y dirigió trabajos en lugares tan diversos como Ampurias, Gabii (Italia), Julióbriga, Sudán, Soria, Albacete, Monte Cildá, Santo Toribio, Mave, Tito Bustillo, Castro Urdiales, Camesa Rebolledo, Piasca, Cualventi, Argüeso, Celada Marlantes, entre otros muchos enclaves arqueológicos.
Fruto de estos trabajos son infinidad de monografías y artículos en publicaciones especializadas, así como conferencias y charlas pronunciadas en gran número de centros escolares, universidades e instituciones culturales.
Regreso al Románico.
Tras su jubilación en el Museo en 1987, Miguel Ángel García Guinea continuó con un frenético ritmo de trabajo. Dedicó libros a las solanas de Cantabria y a los relojes de sol. Recibió el Emboque de Oro de la Casa de Cantabria en Madrid en 2009 y la Fundación Santa María la Real de Aguilar de Campoo le distinguió con la Medalla de Oro. Fue precisamente su estrecha vinculación a esta institución promovida por el arquitecto José María Pérez, Peridis, la que le permitió ‘regresar’ al Románico y codirigir un proyecto ingente de puesta en valor, catalogación y publicación de todo el Románico de la Península Ibérica. Así, junto con Peridis dirigió en los últimos años la Enciclopedia del Románico, un estudio del que ya han visto la luz, provincia a provincia, un total de 40 volúmenes y que se estima pueda estar concluido en 2016.
Consternación.
Conocido el fallecimiento de ‘El dire’ –como le llamaban sus discípulos de la etapa del Museo–, tanto desde el Gobierno de Cantabria como desde diferentes colectivos o allegados se transmitieron a la familia las condolencias. El entierro tendrá lugar hoy en la intimidad familiar en la localidad de Olleros de Paredes Rubias (Palencia), donde pasaba temporadas, y el funeral será mañana, miércoles, en El Cristo, en la Catedral de Santander.