Una tumba española para Tutankamón
La réplica, construida por Factum Art en Madrid, por fin llega a su destino tras casi dos años de espera por la Revolución Árabe.
Con el mismo polvo, idénticas marcas dejadas por microbacterias, sus grietas y desperfectos, las restauraciones que a lo largo del tiempo han parcheado la tumba –algunas mejores, otras peores- y, sobre todo, la misma belleza que impresionó, hace ahora 90 años, a Howard Carter. Tutankamón tiene un nuevo sepulcro, esta vez de fabricación española, tan perfecto en su reproducción que sólo necesita ser llenado con turistas y subir exponencialmente la temperatura y el nivel de humedad sofocantes de la tumba auténtica, para conseguir la experiencia real de contemplar a este joven faraón en su viaje al Más Allá.
«La intención de las tumbas nunca fue la de acoger visitantes, de ahí que el deterioro sea tan rápido», explica a ABC Adam Lowe, fundador de la empresa Factum Arte, con sede en Madrid, que ha elaborado una copia exacta de la tumba de Tutankamón. Una tarea para la que se han necesitado tres años de minucioso trabajo, que comenzó con el escaneo de las paredes y el sarcófago que se encuentra en el sepulcro, en el Valle de los Reyes en Luxor.
La réplica, que se ha presentado hoy en El Cairo en un suntuoso hotel –quizás el equivalente profano de nuestros tiempos al lujo de aquellos viejos monumentos faraónicos-, es un regalo que se hace a Egipto con la intención de que se instale en algún lugar donde los turistas puedan sentir la experiencia que supone entrar en la última morada de Tutankamón sin perjudicar la delicada estructura original, explica Lowe.
«El modelo de Altamira fue todo un éxito, y ha marcado el camino para otros proyectos», explica el artista, para quien la instalación de una reproducción, si es fiel al original «y no hay en el mundo, por ahora, un archivo de documentación de un objeto importante que pueda compararse a éste en términos de calidad», no tiene por qué perjudicar el interés del público por visitarlo. «Las cuevas de Altamira tenían 200.000 visitantes al año cuando se cerraron en 1979. Hoy tienen entre 500 y 600.000, y eso que están en un lugar remoto», asegura Lowe.
En los días más concurridos, unas mil personas se introducen por las angostas y profundas escaleras para visitar la tumba del faraón adolescente –murió a los 19 años- y allí, apretujados en este sepulcro, uno de los más pequeños del Valle de los Reyes, contribuyen, con la humedad del sudor y la respiración, al deterioro de los quebradizos yesos que cubren las paredes. «Cada día, las paredes de la tumba se expanden y se contraen, varía la temperatura y la humedad del espacio, y esto acabará por destruirla», alerta el director del proyecto.
Para elaborar la reproducción se han utilizado tres sistemas distintos de registro de datos: un escáner láser, diseñado por el español Manuel Franquelo, que capta imágenes en 3D, un escáner de luz blanca, que mezcla tecnología óptica, topometría en tres dimensiones e imágenes digitales, y una cámara fotográfica, que tomó 16.000 imágenes de alta resolución. El resultado es una copia que puede tocarse y sentir su rugosidad y relieves y que, como ha señalado el ministro de Turismo egipcio, Hisham Zaazu, «si pones las dos tumbas juntas no encuentras mucha diferencia».
La réplica, varada en Madrid.
El proyecto ha sido financiado por la Sociedad de Amigos de las Tumbas Reales de Egipto, una organización suiza, y la universidad de Basilea, además de por la fundación creada por la propia empresa. Estaba previsto que la réplica viajara a Egipto en febrero de 2011, pero este homenaje a la historia antigua del país de los faraones tuvo que esperar porque Egipto estaba escribiendo un nuevo capítulo de su historia moderna.
Con Hosni Mubarak fuera de plano y también aquel otro faraón de la egiptología, el antiguo secretario general del Consejo Supremo de Antigüedades, Zahi Hawass -que dio en 2009 los permisos necesarios para el inicio del proyecto-, el nuevo Egipto busca recuperar el flujo de turistas que se han mantenido alejados del país por los coletazos de inestabilidad que han sucedido a la revolución. Y nada mejor que sus tesoros culturales para promover Egipto, como ha recordado esta mañana la jefa de la diplomacia de la Unión Europea, Catherine Ashton, que ha presentado la reproducción de la tumba.
Noventa años de su descubrimiento.
El primer peldaño de la tumba de Tutankamón se descubrió el 4 de noviembre de 1922, convirtió a Howard Carter en el egiptólogo más famoso de la historia y desató en el mundo Occidental una auténtica fiebre por la historia del Antiguo Egipto y su mitología que aún dura en nuestros días. No fue hasta el 16 de febrero de 1923 que Carter consiguió abrir la puerta sellada de la cámara mortuoria del joven faraón, que había permanecido cerrada durante más de 3.000 años. Los fastuosos tesoros que se encontraron en la primera tumba que llegaba sin haber sido saqueada a la edad moderna y la leyenda de la “maldición” que supuestamente cayó sobre os primeros intrusos de la tumba, cimentaron la magia intoxicante de la egiptología.
Con este mismo espíritu se ha realizado esta copia perfecta, en la que se mezclan, a partes iguales, tecnología y carga emocional, o, como explica Lowe, «la de sentirte en un lugar verdaderamente mágico».