La Escuela de Música Reina Sofía podría cerrar en dos años
Dos años, tres como mucho. Es el tiempo que puede resistir sin cerrar sus prestigiosas aulas la Escuela Superior de Música Reina Sofía, cuya directora, Paloma O'Shea, se ha lamentado este viernes de los recortes "sin previo aviso" que este año y el próximo han sufrido en su financiación pública.
Si en los años de bonanza las arcas públicas han llegado a financiar el 13 % del presupuesto anual de la Escuela, una iniciativa pedagógica de la Fundación Isaac Albéniz que abrió sus puertas hace ya veinte años, en 2013 el dinero público apenas alcanzará el 6 % de los ocho millones de euros con que cuenta. A ese recorte público se añade una reducción del 5 % en las aportaciones de las numerosas empresas privadas que han hecho posible que la Escuela se haya situado en dos décadas entre las más prestigiosas del mundo.
Paloma O'Shea ha compartido este viernes en un encuentro informativo con los medios su preocupación por el futuro de la institución que ella creó en 1992, y por la que han pasado miles de alumnos, muchos ya figuras, españoles y extranjeros, especialmente latinoamericanos. "Os digo abiertamente que la situación que estamos viviendo es muy preocupante, como lo es para todas las instituciones culturales y educativas", ha señalado.
En la Escuela y la Fundación que preside con carácter honorífico la reina Sofía se están haciendo "esfuerzos muy grandes", especialmente una reducción del gasto "en todo lo que no es esencial", y aplicando "grandes dosis de imaginación y trabajo para buscar recursos nuevos", con la vista puesta fuera de España. "Estamos peleando duramente y creo que podremos resistir un tiempo, pero, si esta situación de falta de financiación se mantiene durante unos años, creo que pueden desaparecer muchas instituciones, y podría no librarse ni la propia Fundación Albéniz". Así de claro se expresó Paloma O'Shea. En su reflexión en voz alta y ante los medios sobre la crisis, Paloma O'Shea ha dicho que "cuando la situación de supervivencia de las personas llega a un límite, se extiende en el país la idea de que del pan no se puede prescindir, pero de un concierto a lo mejor sí".
Es entonces, en su opinión, "cuando empieza a ponerse en tela de juicio la necesidad de mantener las estructuras culturales y a aceptarse la idea de su desaparición". A ella esto le parece "un error muy grave", porque la cultura "es un elemento esencial de la convivencia". Es más, "sin el vínculo de la cultura -ha recalcado-, la sociedad deja de ser viable. Tenemos que defender la supervivencia de nuestras estructuras culturales -ha abundado- porque las vamos a necesitar tanto o más que el mismo pan". O'Shea ha reclamado al Gobierno que no se demore más la aprobación de una "buena" Ley de Mecenazgo -el ministro José Ignacio Wert dijo esta semana que estará lista antes de que concluya 2013-, porque, ha afirmado, "cuando se cierra la puerta de la financiación pública, es imprescindible dejar bien abierta la otra, la de la financiación privada".
La presidenta de la Fundación Albéniz y directora de la Escuela Superior de Música Reina Sofía ha reclamado que "entre todos" se trabaje para que "no se ningunee a los centros que, desde la iniciativa privada, estamos haciendo cultura y educación. Que no se nos considere prescindibles, porque no lo somos". Vicente Ferrer, vicepresidente de la Escuela, ha dicho que ni pueden ni quieren "quitar calidad y volumen" a las enseñanzas de altísima calidad que en ella se imparten y ha denunciado que los recortes en la financiación pública se hayan producido "de un día para otro, sin previo aviso". O'Shea y Ferrer pusieron como ejemplo de las consecuencias de esos recortes, en este caso en las aportaciones de la Fundación Carolina, que les hayan "dejado en cuadro con las becas para alumnos latinoamericanos". "Nos tendremos que buscar la vida", ha agregado Ferrer, no sin antes hacer un llamamiento a la responsabilidad política, pues los recortes "no se pueden hacer según criterios aritméticos". "No se puede tener -ha destacado- una concepción liberal de la cultura y dejarla sin instrumentos legales (en referencia a la Ley de Mecenazgo) que fomenten ese liberalismo".