Aseguran haber puesto a «La Gioconda» en su sitio
Las autoras de un libro de próxima aparición en Italia sitúan el paisaje de fondo del célebre cuadro de Leonardo da Vinci en la región montañosa de Montefeltro, al este de Florencia.
El peculiar momento «eureka» de dos conocidas «cazadoras de paisajes» llegó cuando caminaban por las montañas de Montefeltro en busca de lugares pintados por el artista del «cuatrocento» Piero della Francesca. Al llegar a la confluencia de dos ríos tuvieron una epifanía, que desarrollarán en un libro de próxima aparición en Italia. «Vimos un paisaje que nos recordó a "La Gioconda", parecía ser el del cuadro así que comenzamos nuestra investigación, estamos convencidas de que este es el paisaje», asegura Olivia Nesci, una geomorfologista de la universidad de Urbino, a «The Times».
Nesci y Rosetta Borchia, una fotoartista italiana, presentarán su estudio en el libro «Código P», que será publicado en Italia en diciembre. Según han adelantado, los dos ríos que aparecen en el fondo de la «Mona Lisa» de Leonardo da Vinci serían el Senatello y el Marecchia, situados en una zona de lagos y montañas del Este de Italia que bordea la Toscana, la región de Emilia-Romana y Las Marcas, mirando al Adriático. Todas ellas formaban parte del Ducado de Urbino.
En su investigación, dividieron el fondo paisajístico del cuadro en seis partes e identificaron minuciosamente cada elemento. Según reconocen, un lago y un puente incluidos en el lienzo ya han desaparecido, pero aseguran poder demostrar que estaban ahí. «El lago ya no está, pero hay una depresión rellenada con corrimientos de tierra; el puente ya no está porque fue destruido, pero sabemos que había uno en ese lugar», asegura Nesci al diario londinense.
La industria de los misterios de Leonardo.
La reciente confirmación de que una copia del célebre cuadro de Leonardo en manos del Museo del Prado –bautizada como «La Mona Lisa del Prado»– es contemporánea al original ha permitido ampliar la información sobre la obra más enigmática de un artista en torno a quien se ha generado una auténtica industria del misterio. La restauración de la copia en manos del Prado –el original está en el Lovre en París– ha desvelado un valiosísimo nivel de detalle del paisaje de fondo.
Sobre este aspecto concreto de la obra ha existido siempre el mismo «thriller» artístico que hubo en su día con la retratada. Los expertos tienden a coincidir que el misterio sobre la identidad de la «Mona Lisa» lo resolvió ya Giorgio Vasari en su biografía de Leonardo de 1550, en la que ya apuntaba a Lisa Gherardini, la mujer del comerciante florentino Francesco del Giocondo, como protagonista de la sonrisa más enigmática de la Historia del Arte (la «mona Lisa» sería una contracción de «madonna Lisa» o señora Lisa).
«A la gente le encanta buscar misterios en este cuadro, pero ya hemos rechazado hace tiempo teorías como la de que estaba embarazada o que padecía alguna enfermedad, y también estamos seguros, y ahora más, de que no era un autorretrato de Leonardo», aseguraba en febrero a ABC el profesor de origen egipcio de la universidad de Londres, Donald Sassoon, autor entre otras obras de «Leonardo y la Mona Lisa. La Historia del mayor enigma del arte» (Electa 2007).
En relación a la mejor comprensión del paisaje de fondo que permite ahora la copia madrileña, Sasson decía entonces que «seguimos sin saber en qué medida está inspirado en la realidad o cuánto hay de la imaginación de Leonardo», un artista que introdujo elementos casi de ciencia-ficción en muchos entornos paisajísticos de sus obras. En su conocida biografía sobre el artista renacentista, el difunto historiador británico Kenneth Clark (1903-1983) escribía que «Leonardo sentía que el único fondo posible para un cuadro era una serie de picos de montañas fantásticas».
Varias hipótesis, de hecho, han situado a lo largo de los años el paisaje de la «Mona Lisa» en distintos parajes italianos, a menudo en un burdo intento de atraer visitantes bajo el señuelo «leonardiano». En relación a la hipótesis avanzada ahora por estas dos «cazadoras de paisajes», Sassoon comparte en un correo electrónico su escepticismo, aunque advierte que no ha leído el estudio: «Ha habido varios intentos de identificar el paisaje y todos han fracasado hasta ahora; si alguien lograra identificarlo sería interesante pero, al menos para mi, no sería muy relevante», nos asegura una de las voces más respetadas sobre la obra del escurridizo Leonardo.