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La cultura ya no está de moda

La cultura ya no está de moda

Durante 20 años, Thomas Krens (Nueva York, 1946) fue el máximo responsable de los museos Guggenheim.

Con él cambió el concepto de museo, de exposición y ensanchó las fronteras del arte uniendo el diseño y la moda a la alta cultura.


Hace poco más de un año que Krens dejó la gestión general para centrarse exclusivamente en proyectos internacionales.


Pero de un tiempo de audacias sin límites y dinero a raudales se ha llegado a una situación de crisis mundial en la que Krens piensa que todo va a quedar muy tocado.

No duda de que dentro de un par de décadas, el mapa museístico en todo el mundo se verá dramáticamente reducido; los centros que sobrevivan tendrán que modificar su horizonte y, lo peor, cree que empieza a no estar de moda el apoyo a la cultura.


Thomas Krens pasó ayer unas horas en Madrid para hablar en el Museo del Prado sobre el macroproyecto museístico de Abu Dabi que se está construyendo con la marca de la Fundación Solomon R. Guggenheim.


Antes de centrarse en los proyectos internacionales, Krens fue el máximo responsable de la sede de Nueva York, la Peggy Guggenheim Collection de Venecia y el Deutsche Guggenheim de Berlín, además de participar en los órganos de dirección del museo Guggenheim Bilbao.

Lejos de arrepentirse de la renuncia presentada hace poco más de un año, considera que su actual responsabilidad le permite estar en la cultura del futuro.


El museo de Abu Dabi es todo un ejemplo de lo que Krens considera que debe ser un museo del siglo XXI, un contenedor de arte global volcado en la creación de los artistas de su entorno.


Sea cual sea el tema de la conversación, el Guggenheim Bilbao es una referencia permanente.

Es, sin duda, la realización de la que se siente más orgulloso, un combinado perfecto de los elementos que componen la fórmula mágica de su cóctel; un edificio deslumbrante, una sólida colección permanente y exposiciones capaces de arrastrar a miles de visitantes.

"Y siempre teniendo en cuenta", explica, "el lugar en el que está construido.

Nunca de espaldas a sus habitantes.

Oteiza, Chillida o Cristina Iglesias, fueron algunas de nuestras exposiciones más visitadas".

Añade que en Bilbao se pudo hacer hace 15 años, pero que, en estos momentos sería más complicado.

"En Abu Dabi, podemos hacer algo que supera el espectáculo más inimaginable porque es un país de 400.000 habitantes que produce el 10% del petróleo mundial.


¿Puede seguir funcionando esta combinación de arte y espectáculo en estos momentos de crisis? "En unos 20 años, el mapa museístico será otro muy diferente. Muchos no podrán sobrevivir.

Como siempre, permanecerán los grandes centros".


Advierte Krens que en el caso concreto de Estados Unidos, donde los museos dependen de instituciones privadas, la incógnita es aún mayor.

"Por una parte, las donaciones disminuyen porque las empresas ya no tienen aquellos beneficios espectaculares.

La gente se siente pobre y, si no lo es, no quiere parecer rica.

Nadie reconoce tener excedentes y apoyar a la cultura ya no es algo que esté de moda".


Recuerda que hay un problema general que afecta a todos los museos del mundo: las entradas.

"En Nueva York, por ejemplo, las visitas dependen en un 70% del turismo.

Si la recesión sigue, me temo que va a haber un momento en el que el turismo se paralice y los beneficios por entradas pueden casi desaparecer".


No cree que en Europa las cosas pinten mejor, aunque los museos dependan de las instituciones públicas.

Está convencido, por ejemplo, de que una ampliación como la que Rafael Moneo realizó para el Prado hace dos años sería inimaginable en estos momentos por más que fuera necesaria.

"Tenemos que inventar un nuevo modelo que tiene que ver con el consumo mundial de la cultura".


¿Cómo cree que será ese modelo del futuro? "Creo que veremos cosas sorprendentes.

Puede que haya que pensar en aunar las artes plásticas con las artes escénicas o la cinematografía... No sé, pero repito que será algo muy diferente a lo vivido hasta ahora. Tendremos que reinventar todo y recurrir a la máxima audacia".


Audacia, precisamente, es algo que nunca le ha faltado a Thomas Krens.

Hombre creativo y rompedor, entre sus originalidades se encuentra el haber eliminado las fronteras entre lo que es arte y todo ese mundo paralelo que los más puristas no acaban de digerir.

Dos de sus muestras más polémicas fueron las dedicadas a El arte de las motocicletas y al modisto italiano Giorgio Armani.

Para muchos fue un exceso de espectáculo, pero la mayoría aplaudió la idea.


"Esas dos exposiciones están entre las más visitadas en la historia del museo.

Yo no defino lo que es arte y lo que no, pero lo cierto es que la gente conectó con ellas".

Y añade un dato interesante para los tiempos que corren.


"La de las motocicletas tuvo un coste muy asumible.

Una de las cosas que más encarece una muestra internacional son los seguros que hay que firmar con los coleccionistas que prestan obras.


En el caso de las motocicletas, los seguros que contratamos fueron bajísimos.

En mi opinión, el resultado fue redondo: poco coste y muchas visitas".

Compartir | Recomendar Noticia | Fuente: http://www.elpais.com | Fecha: 15/07/2009 | Ver todas las noticias



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