Cultura: el que la disfruta la paga
El «gratis total» en cultura no convence. Los directores de festivales y equipamientos que ayer participaron en el debate sobre las diferencias entre la gestión cultural de España y de otros países europeos abogaron por un modelo en el que la financiación pública suponga sólo una mínima parte del gasto. El resto, la recaudación de taquilla, acuerdos con entidades privadas y la imaginación de los gestores para diversificar los ingresos en conceptos como el «merchandising». La directora del centro de arte «Jeu de Paume» de París, Marta Gili; la vicepresidenta de la Feria del Libro de Frankfurt, Marifé Boix- García; el director del Festival Intercéltico de Lorient, Lisardo Lombardía; y la directora en el «Hay Festival» Cristina Fuentes La Roche dialogaron sobre la industria cultural en un acto moderado por el periodista Jesús Ruiz Mantilla. Y, pese a la tesis de la implicación económica de los espectadores que defendieron los gestores, el acceso al acto fue libre y gratuito.
Los participantes en el debate comenzaron reflexionando sobre la componente de acción y reflexión que conlleva su trabajo. «Somos malabaristas», resumió Cristina Fuentes, que en su trabajo para el Hay Festival tiene que buscar financiación mixta (pública y privada) pero también programar y coordinar equipos. «Para que haya financiación tienes que conseguir un buen producto», señaló. Marifé Boix-García tiene también una tarea estratégica en la Feria del Libro de Frankfurt, buscar posibilidades y acercar a clientes, pero también desempeña una misión práctica: manejar 7.000 expositores.
La experiencia de Marta Gili es la de gestionar un centro de arte público cuyo trabajo es programar exposiciones, trabajar con los artistas, escribir textos para catálogos y también buscar financiación. Y el festival de Lorient que dirige Lisardo Lombardía tiene un nivel de autofinanciación del 66 por ciento. «Buscamos patrocinios, mecenas... Tenemos que reinventarnos todos los días».
Después ya pasaron a analizar la financiación cultural. Y Cristina Fuentes explicó cómo los recortes del Gobierno de Margaret Tatcher habían supuesto un cambio total: «Los organismos culturales se volvieron más inteligentes para autofinanciarse». Los resultados, a la vista: para las conferencias del Festival Hay en Gales, el 45 por ciento de la financiación es con la venta de tickets. Y las salas se llenan. Lisardo Lombardía intervino: «En España estamos acostumbrados al gratis total. Tenemos que corresponsabilizar al público de que la cultura es importante, y que ese mensaje cale». Marta Gili subrayó varias diferencias de España con Francia: «En Francia la cultura no es un divertimento ni un espectáculo, sino una necesidad. No es extraño que estés haciendo la cola para el pan y escuches una conversación sobre una obra de teatro. En España se habla de los reality shows, mientras que en París hay mucha gente que decide no tener televisión». El caso alemán, que apuntó Marifé Boix- García, es el de el público que paga entre 10 y 12 euros por ir a presentaciones de libros. «La promoción también tiene mucho que ver para atraer al espectador», remató Cristina Fuentes.