Dimite el deán de Santiago tras el escándalo del robo del Códice
El deán de la Catedral de Santiago, José María Díaz, ha presentado su dimisión por motivos "personales", según el arzobispado compostelano. Desde el martes, el arzobispo, Julián Barrio, tiene en sus manos la carta de dimisión de José María Díaz como deán, lo que implica que el cabildo de la catedral abrirá ahora un proceso "lógico", dicen, en el que monseñor Barrio "aceptará" la dimisión y se "iniciará el proceso para elegir nuevo deán". El Arzobispado de Santiago envió un comunicado a los medios esta mañana negando que la renuncia de Díaz, nacido en Mondoñedo en 1931, sea una exigencia de la Conferencia Episcopal o del propio cardenal de Madrid, monseñor Rouco Varela.
José María Díaz ostenta el cargo de deán de la Catedral de Santiago desde el año 2006. De hecho, en 2010 fue confirmado nuevamente por votación, por lo que su mandato no expiraba hasta 2014. En octubre de 2011, José María Díaz renunció al cargo de canónigo archivero, que ocupaba desde hacía 36 años, a raíz del robo, en julio de ese mismo año, del Códice Calixtino del Archivo de la Catedral.
En aquel momento, Díaz, que según él mismo reconoció tuvo que acudir al hospital tras saber que el manuscrito había desaparecido, expresó su deseo de renunciar también al cargo de deán, pero el arzobispo rechazó esta segunda renuncia. "Yo soy el archivero que fue y que verdaderamente pereció en la quema", sentenció José María Díaz poco después de aparecer el Códice --un año después-- para expresar su calvario tras el robo.
La dimisión de José María Díaz del segundo de los cargos que ocupaba en la Catedral se produce además a la espera de que se inicie el juicio contra José Manuel Fernández Castiñeiras, el hombre acusado de haber sustraído el Códice de la Catedral, cuando Díaz era tanto archivero como deán de la basílica compostelana. Díaz Fernández declaró a Efe, al ser preguntado por el motivo de su dimisión, que prefería "no conversar sobre el asunto' y que se sentía 'en paz y tranquilo". Los investigadores señalaron al recuperar el texto medieval que existía una relación estrecha entre el deán y el exelectricista de la Iglesia compostelana, y también que, tras varios desencuentros, Castiñeiras decidió llevarse el Códice como "venganza" contra el jefe del gobierno del templo. En su última declaración (a petición propia) ante el juez, el ladrón confeso del manuscrito aseguró que Díaz le había encargado el robo, junto a otro alto mandatario de la Iglesia, para mejorar la proyección mundial de la tumba del Apóstol. El juzgado rechazó siempre esta teoría.
