Un arsenal con joyas del siglo XVIII
Tres pistolas de finales del XVIII y del tamaño de una naranja que las prostitutas amagaban en la pechera o en el liguero. Un puñal, en su caja original, de las SS de Hitler. Un subfusil de asalto, un destornillador que dispara balas, armas de duelo, pistolas de hierro de la guerra civil, granadas de mano… El Cuerpo Nacional de Policía ha intervenido 242 armas a un anticuario de El Vendrell, que las vendía a entre 800 y 2.500 euros.
Él, su pareja actual y su expareja han sido detenidos, acusados de tenencia ilícita de armas, municiones y explosivos. La policía considera que el arsenal, que el hombre escondía en su casa, era un auténtico peligro para los vecinos. Los agentes lograron detenerles el pasado fin de semana, cuando se dirigían a una feria de anticuarios de Bilbao donde iba a vender parte de sus joyas.
Las escopetas, rifles, espadas, bayonetas, espadines, sables, navajas, machetes… lucen colgados aún su precio en una etiqueta, según ha mostrado hoy la policía en una exposición para los medios. Durante más de siete años, sospecha la policía, el hombre se ha dedicado a recorrer las ferias y vender sus armas. Aquellos que las hayan comprado se enfrentan también a un delito de tenencia ilícita de armas.
Pero todavía desconocen a qué manos han podido ir a parar las armas. En el registro en el domicilio, los agentes hallaron únicamente un documento donde constaban unas 60 armas vendidas, pero no sus destinatarios. El juez ha dejado en libertad con cargos al anticuario y las dos mujeres, que deberán comparecer cada 15 días, según ha explicado hoy la policía en rueda de prensa.
Los investigadores sospechan que el hombre tenía un contacto en Suiza, de donde es originaria su primera pareja. Para introducirlas en España, utilizaba su furgoneta con unos paneles laterales falsos para camuflar las armas. En el momento de la detención, llevaba ocultas en el coche 103 armas: una pistola de fabricación casera, nueve pistolas, diez revólveres, tres pistolas antiguas, otras tres de diferentes calibres, un rifle de calibre desconocido, quince espadas, doce bayonetas largas, dieciséis cortas, catorce espadines, diecinueve cuchillos y diversa munición.
En el posterior registro en su casa, la policía detectó que se valía del mismo sistema de falsos techos donde escondía las armas. Allí dieron con el resto del arsenal. Los agentes encontraron también 19.000 euros en efectivo. El juez, para decretar la libertad del hombre, tuvo en cuenta que padece una enfermedad y una ínfima pensión.