Cristina Iglesias: la escultura en piel viva
El Museo Reina Sofía dedica una gran antológica a la escultora española, que revisa tres décadas de trabajo a través de medio centenar de piezas.
La escultura no dejó de reinventarse a lo largo del siglo XX: en los años 30, con Julio González y Picasso modelando el hierro a su antojo; en los 60 se impuso el «menos es más» gracias al minimalismo; en los 80 y 90 regresa la figuración a la escultura con artistas como Juan Muñoz, a quien el Reina Sofía le dedicó una gran antológica en 2009. Cuatro años después, toma el testigo su viuda, la escultora Cristina Iglesias (San Sebastián, 1956), quien ha desplegado por las salas y el jardín del museo sus bellas y misteriosas ficciones, un mundo fantástico y enigmático donde nada es lo que parece. De ahí el título de la muestra, «Metonimia», que permanecerá abierta hasta el 13 de mayo.
Derribando géneros y disciplinas, ha sabido crearse una personalidad y un estilo propios dentro de la escultura contemporánea, lo que le ha valido el reconocimiento internacional. Como bien dice Manuel Borja-Villel, director del Reina Sofía, Cristina Iglesias «le da la vuelta a la escultura». Su trabajo es transversal: se vislumbra en él la arquitectura, la escritura... En algunos de sus trabajos incluye textos de autores que le interesan, como Roussel o Ballard, que evocan, en palabras de la comisaria, Lynne Cooke, exsubdirectora del Reina Sofía, «mundos idílicos, de ciencia ficción».
Un fascinante viaje.
Cristina Iglesias nos propone un fascinante viaje (exterior e interior), nos invita a pasear por corredores suspendidos donde las luces juegan con las sombras, a deambular por hermosas celosías de reminiscencias árabes, a perdernos en laberintos borgianos y entrar en habitaciones vegetales que parecen salidas de la mente de Lewis Carroll. Pero también a zambullirnos en profundos y poéticos pozos de los que emana el agua, su último lenguaje escultórico. Siempre ha mostrado interés por materiales no convencionales o, al menos, los usa de modo no convencional. Es el caso del hierro dulce que, en sus manos, semeja esparto.
Medio centenar de piezas dan una amplia visión, en la Sala A1 de Sabatini, de su trabajo a lo largo de tres décadas. Desde los años 80, cuando, tras abandonar las Ciencias Químicas, llega a Londres, conoce a Juan Muñoz y su vida cambia para siempre, hasta sus esculturas más recientes. En 1998 ya vimos parte de su producción en el Palacio de Velázquez del Retiro, pero, como la propia artista explica, ésta es su exposición más ambiciosa y una gran oportunidad. Le gusta mucho este espacio:«El Reina Sofía parece un gran monstruo, rígido, pero es maleable. Hemos movido paredes, abierto ventanas...» Entiende así la escultura: «Crear ficciones, despertando los sentidos al espectador, generando experiencias. No doy mensajes, creo lugares. El arte es importante en nuestra educación, porque nos hace pensar, nos enseña a mirar».
Pozos hipnóticos.
Durante el recorrido vemos algunas de las piezas que expuso en la Bienal de Venecia de 1993 –representó a España junto a Tàpies–, además de obras emblemáticas como sus espectaculares techo y corredores suspendidos, sus evocadoras serigrafías en cobre y seda... Sus obras son, al igual que las de Juan Muñoz, barrocas y teatrales, pero también sensuales y frágiles, monumentales y, al mismo tiempo, íntimas. Cristina Iglesias despoja la escultura tradicional de su esqueleto y la deja en pura piel, pura membrana. Lo que más llama la atención (se exhiben por primera vez en España) son sus trabajos con agua, especialmente sus pozos, cuyo exterior es de granito negro. No es constante el flujo del agua en ellos. Estas obras resultan hipnóticas.
Dos vídeos acercan al visitante a sus esculturas públicas: algunas tan célebres como las puertas del Prado o la «Fuente profunda» en Amberes, a la entrada del Museo de Bellas Artes. En 2009 sumergió catorce celosías en el Mar de Cortés, en Baja California (México) –se exhibe un acuario que recrea esas estancias– y el año pasado instaló un laberinto en Inhotim, el paraíso de Bernardo Paz en Belo Horizonte (Brasil), del que podemos ver la maqueta. Entre sus proyectos futuros, su colaboración con Renzo Piano en el exterior del Centro Botín de Santander y una ambiciosa intervención en el centro de Toledo, dentro de las conmemoraciones del IV centenario de El Greco en 2014 (se exhiben también algunas maquetas), que involucrará, de nuevo a través del agua, distintos espacios de la ciudad.
Un acontecimiento social de altura.
Nadie quiso perderse ayer la inauguración de la muestra de Cristina Iglesias, que se convirtió en la cita artística de la temporada: el ministro José Ignacio Wert, el expresidente del Gobierno Felipe González, directores de museos, galeristas, coleccionistas... No faltó su círculo más íntimo: sus dos hijos, su hermano (el célebre compositor Alberto Iglesias), Plácido Arango... Una cena privada puso fin a la velada.