La Ciudad de la Cultura cumple dos años en lo alto de la polémica
Cuando se cumplen poco más de dos años desde su inauguración, la Ciudad de la Cultura erigida en las proximidades del casco histórico de Santiago de Compostela sigue generando, cuando menos, diferencias de criterio en la oposición gallega, mientras que desde el Gobierno autonómico se ve con más optimismo.
Unos y otros han sido consultados por Efe en este aniversario. El 11 de enero del año 2011 se abría oficialmente la Ciudad de la Cultura. Aquel día, los Príncipes de Asturias inauguraron los dos primeros edificios del complejo: la Biblioteca y el Archivo.
Las instalaciones quedaban ya abiertas al público en general sin estar concluidas totalmente, ya que de los seis edificios ideados inicialmente por el arquitecto neoyorkino Peter Eisenman quedaban aún por abrir cuatro, y, en la actualidad, dos son los paralizados, el Teatro de la Música y el Centro de Nuevas Tecnologías.
Desde su nacimiento, el proyecto impulsado por un expresidente de la Xunta de Galicia, el fallecido Manuel Fraga, ha generado distintas polémicas entre formaciones políticas, en parte por la cantidad de dinero invertida en este "paisaje arquitectónico sereno, estimulante y renovador", como lo definió el Príncipe Felipe durante su intervención en el acto de apertura.
Desde el Gobierno gallego, el secretario xeral de Cultura, Anxo Lorenzo, afirmó a Efe que lo invertido hasta el momento "no llega a los 300" millones.
"Más cerca de los 400 que de los 300 (millones)", sin embargo dijo a Efe el diputado autonómico de Alternativa Galega de Esquerda (AGE) Xabier Ron.
"Cuentas opacas", "capricho en época de vacas gordas" o "monumentalismo constructivo", han sido algunos de los calificativos que le dedicó este parlamentario. "Un proyecto que nunca debió de existir", según él, o como piensa la diputada del BNG Ana Pontón: "un fracaso palpable y notable del PP, que tiene la autoría y responsabilidad de estos edificios".
También crítico se ha mostrado el diputado socialista gallego y exministro de Justicia Francisco Caamaño, que calificó a la Ciudad de la Cultura como "un sueño más propio de los dioses que de la realidad", y "un problema" de gestión para el Gobierno que tenga que heredarlo.
Bien distinto opina el diputado del PPdeG Agustín Baamonde, que en la Cámara gallega acusó a PSdeG y BNG de olvidarse de que estuvieron al frente del gobierno bipartito y que "ellos son corresponsables de este problema" como se empeñan en definirlo.
Muy al contrario, el veterano parlamentario dijo que, entre los dos posicionamientos que existen, "eliminar la Ciudad de la Cultura, o potenciarla y rentabilizarla", su formación apuesta por la segunda.
No obstante, si controversia ha despertado la inversión económica no han levantado menos discrepancia los contenidos con que llenar el extraordinario complejo cultural, y tampoco si en algún momento futuro podrá llegar a ser rentable.
El exconselleiro de Cultura del Gobierno gallego Roberto Varela, hoy embajador de España en Uruguay, reconoció en su momento que la Ciudad de la Cultura nació con polémica, aunque sostuvo que es lo que ocurre con todos los grandes proyectos arquitectónicos y citó el Guggenheim de Bilbao, la Ópera de Sidney o el Lincoln Center de Nueva York.
Para bien o para mal, lo cierto es que el complejo cultural gallego sigue siendo utilizado como arma arrojadiza entre los partidos políticos y de este conflicto echaron mano hasta los bufones.
El ocurrente y polémico Leo Bassi ofrecía hace escasos meses viajes en autobús turístico hasta la Ciudad de la Cultura, símbolo "de la corrupción, el despilfarro y la hipocresía de los políticos", bajo su criterio.
Desde la Xunta el secretario xeral de Cultura, Anxo Lorenzo, cree que dos años es poco tiempo para que el proyecto esté apuntalado, pero aseguró a Efe que en este periodo han cambiado muchas cosas y confía en que el complejo del monte Gaiás esté "muy consolidado" como proyecto arquitectónico y cultural en 2018.
Consciente de que corren tiempos difíciles, Lorenzo indicó que cuando cambie el ciclo económico el Gobierno que esté en ese momento tendrá que adoptar una decisión. Mientras tanto, reconoce: "nuestra intención es no gastar más en ladrillo, sino lo que tenemos mantenerlo en las mejores condiciones posibles y con contenidos interesantes y de calidad".
Desde una visión más técnica, algunos arquitectos han apuntado a Efe la posibilidad de convocar un concurso de ideas como solución a la actual obra inacabada, como es el caso del profesor en la Escuela de Arquitectura de A Coruña Pablo Tomé.