Nueva York enciende los motores de la moda
Millones de norteamericanas, y otras muchas del resto del planeta, sueñan con casarse con un vestido de Vera Wang. Es la reina de los trajes nupciales y goza de una fama, justa, que se mantiene año tras año. Pero en el terreno del prêt-à-porter no tiene el mismo éxito; quizá hasta ahora.
Su colección para el próximo invierno representa un cambio de intenciones. Si en el desfile de PV13 (primavera y verano de 2013) abundaban los negros, blancos, morados y amarillos ahora la cosa cambia. El negro domina la propuesta, y tan solo se combina con gris o con otras manchas de color en forma de flor en morado, mostaza o plata.
Un ejercicio de patronaje.
Wang hace un estudio de las formas creando una silueta diferente y que recuerda al trabajo de Amaya Arzuaga. Hay prendas que se ciñen a la cintura y otras que se separan con volúmenes inventados, algunos con carácter geométrico.
Tejidos naturales se mezclan con otros de nueva generación y textura de fantasía que crean modernos efectos de color y tacto. La técnica del patchwork se emplea en casi todos las prendas proyectando, a veces, engaños visuales que estilizan la figura.
Sus vestidos de aire guerrero, con falda corta y gran patrón, van muy estructurados en el cuerpo, formando casi una coraza. Y para relajar, conjuntos de pantalón y blusa-capa en seda transparente con estampado de flores porque no todo en la vida es luchar.
Rock&Motor.
El look rockero no pasa de moda y Andreas Melbostad , en su primera colección para Diesel Black Gold, propone actualizar algunos códigos y reinterpretar otros, y lo que es mejor homenajear a la firma. A gasolina huela la colección que acelera y seduce con cada salida.
A toda velocidad caen como gotas de pintura las tachuelas, en plata y en negro, sobre cazadoras, pantalones ergonómicos, vestidos y minifaldas, lo que te hace preguntarte: ¿ podrán sentarse sin sufrir?
Muchas prendas adoptan detalles work. Así vemos minivestidos con falda de grandes bolsillos que recuerda a los cinturones para herramientas de los mecánicos y otros que son la evolución de un mono de cuero… ¡ideales para las ángeles del infierno!
La perfecto se convierte en un abrigo, como ya vimos en Davidelfin, o en un vestido (¡increíble uno en cuero blanco!); otras prendas se construyen con parches de denim y de cueros, lisos y acolchados, inspirándose en el vestuario de los motoristas.
Catálogos para madrinas.
Se agradece el trabajo para construir una colección con sentido y con un hilo conductor, y aburre lo contrario. Es el caso de Badgley Mischka. Su desfile es un catálogo de tienda de vestidos de madrina y fiesta. Vestidos largos, cortos, estructurados, desestructurados, de tejidos invernales, de gasas livianas, lisos, estampados y… lo que es peor: inspirados en los años 40, 50, 60, 70, 80 y 90.
Aunque para catálogo, aunque de disfraces, el de Jenny Packman. Su pasarela se llenó de princesas orientales, jóvenes de sangre azul, caperucitas de Manhattan, vampiresas y damas de la alta sociedad. Lo dicho, no hay colección, hay catálogo.