Hallan un pasadizo secreto de 13 metros en la Catedral de Ávila
Entre los canónigos de la Catedral de Ávila (XII-XV) existía una tradición secular según la cual en la parte norte de la cabecera del templo existía un pasadizo secreto que acaba de descubrirse, de algo más de 13 metros de longitud, y sobre cuyo uso existen diversas hipótesis.
Así lo ha dado a conocer hoy a los medios de comunicación el administrador de la Catedral, Vicente Aparicio, quien ha asegurado que se trata del "descubrimiento más importante en los 800 años" que tiene este templo fortaleza iniciado en el siglo XII por el maestro Fruchel, que construyó su parte más antigua en estilo románico de transición al gótico.
Considerada la primera catedral gótica de España, su estructura fue continuada por otros maestros que siguieron adelante con su construcción en estilo gótico.
El hallazgo de este pasadizo dividido en tres tramos se produjo a partir de una saetera -ventanilla estrecha que se suele abrir en las escaleras y otras partes- de 12 centímetros de ancha y 40 de alta, situada a la izquierda del absidiolo de entrada a la Capilla de los Velada, hoy Sagrado Corazón.
Debido a la tradición a la que aludían los canónigos e "intrigado por la curiosidad" de dicha saetera "sospechosa", Aparicio comenzó a investigar a principios de febrero sobre este pequeño orificio, para saber "a dónde va y qué oculta".
En apenas una semana, entre el 22 y el 27 de ese mes, confirmó la existencia de un corredor subterráneo "con rasgos románicos y bien acabado", que "ningún tratadista de la Catedral" había mencionado en sus estudios y que según su teoría, el maestro Fruchel pudo realizar "con la misma contextura que la girola".
Este pasadizo de 13 metros y traza "frucheliana" está ubicado en la zona norte del templo entre cuatro capillas: San Nicolás; Sagrado Corazón o Los Velada; San Rafael y San Antolín.
Está construido en sillares de piedra caleña teñida de rojo con mezcla de sillares en granito gris, mientras sus piedras tienen labra románica y marcas de cantería del siglo XII, unidas por mortero de cal y de cubierta adintelada con losas monolíticas de granito gris.
El primer tramo tiene 2,85 metros de longitud, el segundo 2,40 y el tercero, el más largo y totalmente inaccesible por el momento, cuenta con 8 metros de largo, 2 de alto y 0,71 de ancho, en cuyo espacio se han encontrado montículos de escombros con restos humanos -dos cráneos y una tibia al menos- de las tumbas que pudieron existir previamente.
Los trece metros de este trozo del corredor quedó dividido en tres partes, cuando en el siglo XVII las obras de construcción de la capilla de Los Velada atravesaron esta galería sobre cuya función existen varias hipótesis.
La más destacada es la que apunta a que este pasadizo conectaba la Catedral con el antiguo Palacio Episcopal, situado a apenas 15 metros, en un solar muy próximo, como vía de conexión subterránea entre ambos lugares, como vía de escape en caso de peligro o como acceso militar para el trasiego rápido de los soldados.
Del Palacio Episcopal, en el que los obispos abulenses moraron hasta 1775, apenas quedan restos: la puerta de acceso principal, una ventana esquinera reutilizada para el actual Edificio de Correos y el Episcopio, que pudo ser la casa taller del maestro Fruchel, tutor de Alfonso VIII.
Esta última circunstancia hace que Vicente Aparicio piense también que el pasadizo le pudo servir a Fruchel para "desplazarse diariamente a las obras" de la Catedral.
A partir de ahora, y tras el hallazgo de una segunda saetera "descubierta ayer", Aparicio es partidario de continuar con las investigaciones, que requerirían de intervenciones arqueológicas para desvelar el destino final de este pasadizo secreto.
