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Crowdfunding 'made in Spain'

Crowdfunding 'made in Spain'

El crowdfunding ganó un Oscar hace un par de semanas. Lo hizo con 'Inocente', el mejor cortometraje documental de 2013 para la Academia de cine de Estados Unidos. La posproducción y distribución del proyecto se hizo gracias a las aportaciones de casi 300 personas, que donaron a sus creadores más de 50.000 dólares (38.400 euros) para terminar su trabajo. 'Inocente' es uno de los éxitos de Kickstarter, la plataforma de financiación colectiva más potente de Estados Unidos.


Ni todas las propuestas tienen que ver con la industria cultural, ni todas llegan a buen puerto. No obstante, 'Inocente' es el ejemplo del funcionamiento deseable de un modelo de inversión que ha movido millones de dólares en los últimos cinco años. Los 50 proyectos más populares de Kickstarter, que se puso en funcionamiento en 2009, han recaudado 40 millones de dólares. En España, las cifras son discretas, pero van en aumento.


Páginas como Verkami, Goteo y Lánzanos se han hecho un hueco en internet con proyectos que van desde el lanzamiento de un disco hasta la financiación de excavaciones arqueológicas o investigaciones sobre el Alzheimer. La primera plataforma de este tipo que apareció en España fue Partizipa (2007), una alternativa a la banca tradicional. A través de esta página, dirigida al mundo empresarial, pequeños y medianos inversores prestan su dinero a emprendedores a cambio de un interés o una expectativa de negocio.


¿Cómo funciona y qué se consigue?


En el caso de las iniciativas culturales o solidarias, el 'retorno' que recibe el usuario depende, por lo general, de la cantidad que haya aportado al proyecto. El funcionamiento es sencillo. Una persona o colectivo presenta su idea en una web de crowdfunding, que la evalúa y decide lanzarla; los promotores marcan la cantidad mínima necesaria para desarrollar su proyecto, y los internautas que estén interesados pueden apoyarlo mediante donaciones (desde 2-3 euros).


Si la iniciativa no logra ser financiada en el plazo estipulado, la aportación no se hace efectiva; si lo consigue, el usuario recibe a cambio entradas para un concierto, merchandising, aparecer en los créditos de una película, un libro... o un agradecimiento vía correo electrónico. La plataforma intermediaria se lleva una comisión de entre el 4 y el 10% del dinero recaudado (algunas lo reducen al 1% si se trata de iniciativas humanitarias).


El primer proyecto que salió adelante fue 'El Cosmonauta', una película de ciencia ficción que recaudó más de 400.000 euros y que se estrenará el próximo 14 de mayo en salas, y dos días más tarde gratis en internet. Otro proyecto que ha recabado rápidamente la atención de los internautas es 'Artur Mas, ¿dónde está mi dinero?', un libro promovido por los periodistas Marta Sibina y Albano Dante. Un trabajo de investigación que denuncia la gestión de la sanidad catalana, y que ya ha recaudado casi 25.000 euros (de los 10.000 que se pedían inicialmente).


Un espacio en expansión.

My Major Company es la última empresa que se ha subido al carro del crowdfunding en España. Se trata de la rama nacional de una plataforma que opera desde hace años en Europa. En nuestro país ya ha conseguido financiar el documental 'Tu voz entre otras mil', sobre la vida de Antonio Vega, varios discos de artistas emergentes (entre ellos Luis Ramiro) y un catálogo de fotografías inéditas sobre Bunbury.


Sus usuarios explican las reglas de un juego que también tiene sus trampas. La cineasta Chus Gutiérrez, que ha costeado parte de su película 'Droga oral' mediante crowdfunding, asegura que este modelo de financiación "es interesante pero no sirve para todo". "La idea es bastante romántica, tiene que ver con los antiguos mecenas", señala, "pero si funciona va a ser para cosas muy específicas". También reconoce, no obstante, que recurrir a 'la colectividad' en lugar de a un banco o una productora le ha permitido mantener "el control" sobre su obra.


Los artistas coinciden en que el usuario "está dispuesto a pagar por lo que le gusta". Se convierte en consumidor activo de algo que también es suyo. Tener una 'comunidad' de seguidores detrás, trabajar la relación con los internautas a través de las redes sociales, dejar que participen directamente en el proceso y "hacerles sentir especiales" son algunos ingredientes necesarios para el éxito de las iniciativas. Lo explica Juan Fajardo, autor del libro 'Bunbury. En Crudo y al Natural'.


El fotógrafo ha pre-vendido 900 copias de un catálogo que aún no ha llegado a la imprenta. "La gente ha estado apostando por humo", declaró en la presentación del proyecto, "sin saber realmente lo que estaban comprando". El humo: uno de los grandes peros del crowdfunding. Desde Goteo reconocen que "el seguimiento de los proyectos financiados es limitado". Es una parte del proceso "que no compete" a las plataformas, explica Ricardo Antón, coordinador de la página.


Fajardo combate esta 'incertidumbre' informando a sus financiadores de los progresos del libro. "Enseñando la patita", dice. Preguntando qué les parece la portada. Asegurándose, en definitiva, de que lo que está haciendo es lo que los usuarios esperan.

Compartir | Recomendar Noticia | Fuente: El Mundo (E. Vasconcellos | Madrid) | Fecha: 11/03/2013 | Ver todas las noticias



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