Los museos de Venecia se zambullen en el negocio del arte
La Fundación de Museos Cívicos apuesta por un enfoque empresarial que empieza a dar frutos.
El tijeretazo de los fondos públicos comienza a asfixiar a los grandes centros expositivos italianos: en 2012, el recorte fue del 12% aunque en algunos casos llegó al 50%. Sin embargo, en Venecia soplan otros vientos. La Fundación de Museos Cívicos se ha zambullido en el negocio del arte para garantizar el futuro de los 11 museos que agrupa, la colección de 700.000 piezas, las cinco bibliotecas especializadas, el archivo fotográfico y el enorme depósito. "Los museos deben cambiar de estrategia si piensan sobrevivir al terremoto que se nos viene encina", según su directora, Gabriela Belli. Enumeró el miércoles, en la sede del diario económico milanés Sole 24 Ore las estrategias de supervivencia.
Bajo el título, La cultura como instrumento de crecimiento y de inversión, el encuentro se convirtió en una lluvia de ideas sobre cómo crear negocio con el arte y no morir en el intento. Participaron además de Belli, el presidente de la Fundación de Museos Cívicos de Venecia, Walter Hartsarich; Guy Gogeval, director del Musée d’Orsay de París; Donatella Treu, administradora del Grupo 24, y el director del Sole 24, Roberto Napoletano.
Y mientras en Europa los museos registraron en 2012 una disminución del 11% de sus visitas, los venecianos acogieron el 5,4 % más respecto a 2011, lo que equivale a 2,3 millones de personas. La Fundación de Museos de Venecia, creada en 2008, ocupa el segundo puesto por número de visitantes después de la Galería de los Uffizi de Florencia. El único socio es el Ayuntamiento de Venecia; se autofinancia con la venta de billetes de entrada a las exhibiciones temporales y museos, mercadotecnia y contribuciones privadas. Negocio puro y duro. "No hemos hecho otra cosa que copiar lo que hacen los grandes museos en Estados Unidos y Francia, además de prestar particular atención a la web", explicaba Hartsarich.
La receta de Belli, historiadora del arte y exdirectora del Museo de Arte Contemporáneo de Rovereto (provincia de Trento, norte de Italia) se resume en cinco puntos. Uno: reducir los costos de gestión. "La fundación administra 11 museos, cada uno con personalidad propia, pero trabajamos con un único equipo de comisarios, periodistas, técnicos...". Dos: revisión de la exposiciones temporales. "Hemos puesto especial atención a las sedes históricas, llevando muestras importantes, como la recién concluida de Francesco Guardi en el Museo Correr" (la vieron 60.000 personas). Tres: rehabilitación de las sedes: "Entre 2014 y 2015 serán restaurados todos los museos, muchos de ellos comienzan a evidenciar el paso del tiempo". Cuatro: ofrecer nuevos servicios. "Abriremos cafeterías, librerías y espacios agradables. Podemos competir con los cafés de la Plaza de San Marcos a un costo menor". Cinco: dinamismo y alianzas con otros centros internacionales.
La miel con que pretenden atraer como abeja al panal más clientes será el amplio programa de 2013, que ha establecido 32 eventos. "Los chinos que llegan a Venecia no entran a los museos, prefieren ir a comprar zapatos hechos a mano en la región de Véneto. Esto debe cambiar. Queremos que la gente venga porque quiera ver una muestra en particular y pasar un buen rato en el museo, solo o en familia", comenta con ironía Hartsarich.
Manet.
La exposición más ambiciosa desde el punto de vista logístico y científico será sin duda Manet. Regreso a Venecia, a partir del 24 de abril, en las salas del Palacio Ducal. Será posible gracias al préstamo de pinturas, dibujos y diseños del Musée d’Orsay, la institución que conserva la mayor cantidad de obras del pintor. Y al mismo tiempo una ocasión rara para ver un Manet precoz, influenciado por los protagonistas del Renacimiento veneciano, en particular, Tiziano, Tintoretto y Lotto. De ninguna manera la exposición pretende desacreditar la influencia de Velázquez o de El Greco en la formación de Manet. "Nunca antes se había estudiado de manera puntual la fuerte influencia que Manet encontró en la pintura del Renacimiento veneciano", explicaba el director del Musée d’Orsay, Guy Gogeval. "Será emocionante ver reunidas por primera vez en la misma sala Olympia y La Venus de Urbino de Tiziano", según el director parisiense. Para facilitar el préstamo de la primera fue necesaria la firma del presidente francés François Hollande. La segunda desembarcará en la ciudad de los canales gracias a una concesión excepcional de la Galería de los Uffizi, en Florencia.
El Musée d’Orsay es un buen ejemplo de gestión con un enfoque empresarial: el año pasado recibió 3,6 millones de visitantes, 400.000 más respecto a 2011. El arte puede ser un buen negocio, como en el caso del museo francés, que recibe entre 5 y 7 millones de euros al año, es decir entre el 10% y el 15% del presupuesto con el dinero recaudado de las exposiciones itinerantes. "Hace 20 años era impensable sacar obras y llevarlas al extranjero. Casi toda la colección puede viajar, solo algunas de Rodain no pueden hacerlo. El futuro no está en los turistas franceses, sino en llevar nuestro arte en especial a América Latina y Asia".
El enfoque veneciano y francés comienza a recoger frutos. "Es hora de dejar de llorar, de pedir dinero donde no hay, de valorar el enorme patrimonio artístico italiano. Es hora de remangarse y comenzar a trabajar", resume Walter Hartsarich.