Cuando la moda se convierte en lienzo
Nueva York, años 50. Antes de la lata de sopa Campbell, antes de la Factory, antes del Pop Art, el veinteañero Andrew Warhola -un recién llegado Nueva York que todavía no había eliminado la "a" de su apellido eslovaco- se ganaba la vida haciendo ilustraciones de moda. Algunas de aquellas fantásticas imágenes (estilizados escarpines, figurines perfilados en tinta...) han reaparecido en la Semana de Moda de París -cerrada este miércoles- en los vestidos o complementos creados por Raf Simons para Dior. El diseñador belga es el último de la larga lista de 'couturiers' que han utilizado la moda como lienzo en el que estampar, literalmente, pedazos de la Historia del Arte.
El propio Christian Dior fue galerista antes que diseñador. "Esta colección está sobre todo vinculada a las pasiones comunes [entre Dior y Simons]", explicaba la información facilitada a los asistentes al desfile de la 'maison', mentando el "real interés por el arte" de ambos.
Y es que aunque el debate sobre si la moda es arte genera opiniones contrapuestas entre los propios diseñadores ("la moda no es un arte, es un oficio", decía Coco Chanel), lo cierto es que ambos han estado íntimamente relacionados. Artistas de vanguardia han creado telas (como Raoul Dufy o Sonia Delaunay, inspiradora del último desfile de Ailanto) y diseñadores como Elsa Schiaparelli han formado parte de movimientos artísticos.
De hecho, la surrealista Schiaparelli se encargó de plasmar en sus creaciones obras de sus colegas, como el traje escritorio con cajones o el vestido con una gran langosta pintado por Dalí se basaban en sendas obras del artista de Figueres.
A partir de los 60, la interacción se intensificó. Vestidos pop art o un 'vestido sopa' de papel con la famosa lata Campbell de Warhol (cortesía del fabricante) en los grandes almacenes, los primeros homenajes de YSL sobre la pasarela. Si ha habido un diseñador que ha homenajeado las obras de los grandes de la historia del arte, ése fue Yves Saint Laurent.
Un 'artista único'.
Aunque el arte aparece en incontables colecciones de moda como 'leit motiv', cuando los diseñadores reproducen literalmente obras de arte (con poderoso imparto visual) lo hacen como abierto homenaje. "Nunca me he comparado a mí mismo con estos artistas. Eso sería pretencioso. Sólo intentaba ser un artista en mi propio oficio", aseguraba Saint Laurent a la periodista Suzy Menkes con motivo de la exposición 'YSL. Diálogo con el arte', celebraba en París en 2004, cuatro años antes de su muerte.
Ávido coleccionista se arte junto a su socio y compañero Pierre Bergé, Saint Laurent homenajeó con sus prendas a Van Gogh, Picaso, Mondrian, Braque, Wesselmann o Matisse. No en vano, el arte era -junto con la calle- su máxima fuente de inspiración. "La moda no es un arte. Pero la moda necesita un artista para existir, un gran artista", aseguró Bergé con motivo de una nueva exposición sobre este fructífero diálogo, que también pudo verse en España. "Su obra fue mucho más allá que la de un simple modisto. Fue creada por un artista con todas las de la ley que revolucionó su época".
Los genios plasmados en la moda recorren toda la Historia del Arte, de los maestros flamencos y renacentistas elegidos por el fallecido Alexander McQueen en su última colección (El Bosco, Van der Goes, Fouquet, Botticelli) al arte callejero de Keith Haring, protagonista de la colección 'Witches' de Vivienne Westwood (la diseñadora conoció al neoyorquino en el 83 y quedó fascinada por su arte que "parecían signos mágicos y jeroglíficos"). De Picasso (Raf Simons, en su época de Jil Sander; Galliano, en el Bal des artistes con que celebró los 60 años de Dior) y Van Gogh (Rodarte) a Warhol (Versace) o Kusama y el llamado 'Warhol japonés', Takashi Murakami (ambos con Louis Vuitton).
Incluso las firmas asequibles echan mano del arte, como hace reiteradamente Pepe con el más famoso artista del Pop estadounidense. Tal vez, la próxima vez que recorra un centro comercial, recuerde esta visionaria frase de Warhol: "Todos los grandes almacenes se convertirán en museos y todos los museos se convertirán en grandes almacenes".