Francia devuelve siete obras robadas por los nazis
Si hace apenas una semana era devuelta a Italia una tabla de Paolo Veneziano robada por los nazis y el Museo Guggenheim Bilbao abría en sus salas una exposición titulada L’art en guerre, parece evidente que las heridas provocadas por la Segunda Guerra Mundial siguen abiertas. Poco a poco cicatriza el recuerdo, y poco a poco se va instaurando el orden natural que existía antes de un conflicto que cambió irremediablemente el pensamiento europeo.
Medidas como la entrega de un lote de seis pinturas despojadas por los nazis al pueblo judío durante el Holocausto a Tom Selldorff, nieto del coleccionista de arte Richard Neumann, que al huir de Austria en 1930 tuvo que deshacerse de los cuadros, más otra tela a la familia Wiener, ayudan a recomponer la historia.
Óleos de Longhi, Ricci, Diziani, Fontebasso, Gandolfi, y el austríaco Franz Xaver Karl Palko vuelven a sus legítimas manos.
Las piezas se encontraban repartidas por diferentes museos franceses como el Louvre, el Museo de Arte Moderno de Saint-Etienne, el Museo de Bellas Artes de Agen o el Museo de Bellas Artes de Tours, y fueron entregadas a Tom Selldorff el 19 de marzo. Estaban en suelo francés, pero lo cierto es que no se conoce cómo llegaron hasta las diferentes instituciones museísticas galas después de que el propio Adolf Hitler planeara exponerlas en una galería de arte en su ciudad natal, Linz (Austria).
Esta medida del gobierno francés abre la puerta a la devolución de cientos de obras de arte despojadas de sus propietarios judíos durante la Segunda Guerra Mundial, las cuales aún están en el Louvre y otros museos reconocidos.
Entre 1933 y 1945, los nazis se apropiaron aproximadamente de 100.000 pinturas, esculturas y otros objetos valiosos en colecciones judías privadas en Europa. Unas obras fueron robadas y otras fueron vendidas bajo presión, a menudo para financiar la huida de la ocupación alemana y de los campos de exterminio.