La primavera se queda a cuadros
La temporada estival se consagra a las formas geométricas por encima de los estampados florales. La tendencia, en cinco claves.
Se acabaron las primaveras de postales bucólico florales. Adiós a los veranos de vestidos femeninos. La industria de la moda ha decidido que la próxima temporada se juegue sobre el tablero de las damas y el ajedrez. Las formas geométricas estampan las prendas en una nueva manera de entender las matemáticas. Tras los patrones, las experiencias visuales que durante los años sesenta crearon los artistas de la generación del movimiento Op Art.
¿Qué? Las rayas, los cuadrados y sus variantes mandan en camisas, pantalones (cortos, largos, pitillo, amplios,...) y vestidos. Los complementos también sucumben a la geometría en los bolsos de mano o clutch. Imitando el Op Art, la próxima temporada primavera/verano abraza el modernismo que estos artistas plasmaron en sus lienzos y mostraron en la exposición The responsive eye, en 1965, en el museo de Arte Moderno de Nueva York. Creadores como Frank Stella, Victor Vasarely o Bridget Riley hicieron que el arte figurativo resultara alegórico, pasado de moda.
¿Quién? Aunque Pierre Cardin dio unas cuantas pistas de esta tendencia minimalista en su colección de influencia espacial en los setenta, ha sido Marc Jacobs para Louis Vuitton el que se ha ganado el cetro esta temporada. Inspirado en el trabajo del artista Daniel Buren, la firma convirtió el Palais Royale de París en un enorme tablero de damas de color amarillo. Las modelos, por parejas, descendían por escaleras eléctricas en una gama de dicotomías: blanco y negro, verde y blanco, amarillo y blanco. Jacobs jugó con los tamaños en los bloques que recorrían sus prendas y solo ofreció una pequeña tregua para incluir flores, en su delineado más abstracto. "Pretendíamos un fuerte impacto visual, pero desde una perspectiva no romántica, no emocional", explicó el diseñador durante la presentación de la colección.
¿Cómo? Michael Kors: "La cuestión era acabar con el ruido, sin terminar en el monasterio". El diseñador estadounidense imagina un verano de faldas lápiz y tops en cashmere atravesados por rayas. "Las temporadas pasadas eran demasiado recatadas, he tenido que recordarme en varias ocasiones que tengo 34 años, no 64", apostilló el modisto. En contra de la etiqueta de la simpleza y la sencillez que acompaña al minimalismo, los diseñadores reivindican la sofisticación de un trabajo que, aunque en apariencia superficial, esconde rigor en el tratamiento de los tejidos y el estudio de los estampados y patrones.
Francisco Costa para Calvin Klein, L´Wren Scott y Jil Sander también apuestan por las yuxtaposiciones, los zig zag y las mallas resultado de mezclar técnicas artesanales y tecnológicas que se confunden en la retina.
¿Dónde? Los vestidos en siluetas A, los cortísimos pantalones y los peinados tocados por el flequillo recuerdan a las calles de Londres tomadas por los mod. Françoise Hardy y Jane Birkin de la mano. La Francia de los años sesenta. Hardy, siempre muy tapado; Birkin, muy carnal, pero ambos vistiendo prendas muy sencillas.
¿Por qué? Las calles pretenden sacudirse de nostalgia y versos encadenados. Los prescriptores de la moda están convencidos de que se puede conseguir un jaque mate bajo el sol con precisión matemática. Como en una coreografía de Michael Clark, Marc Jacobs encontró la calma en sus vestidos color block capaces del mismo dramatismo que un estampado floral en tonos pastel.