Se buscan piezas para completar el puzle de una joya gótica
Un estudio acredita que un retablo del siglo XV fue troceado y vendido por partes.
Resulta difícil creer que aún quedan joyas artísticas de las que no se tiene noticia. Pero es así. La última es un retablo gótico del siglo XV de enormes proporciones que hasta hoy había escapado del foco de la historiografía pictórica. Es más, era un completo desconocido. Esta gran obra de arte creada para el culto cristiano estaba formada, igual que todos los retablos, por diferentes tablas, como en un mecano de madera. La pieza acabó desmontada y dispersa por medio mundo. Hasta que un grupo de investigadores ha desvelado su verdadero misterio con perseverancia y horas de trabajo. Como auténticos detectives del arte. Alberto Velasco, conservador del Museo de Lleida, diocesano y comarcal, y Francesc Ruiz i Quesada, investigador en excedencia de arte gótico del Museo Nacional de Arte de Catalunya (MNAC) publican hoy en la revista digital Retrotabulum el extenso artículo El retablo de Peralta de la Sal (Huesca), una obra desconocida de Jaume Ferrer y Pere García de Benabarre. En él, reconstruyen el relato de esta obra maestra, hasta ahora inédita. Hilan la historia desde la ejecución de la pieza hasta nuestros días. También brindan el análisis iconográfico de las pinturas, quiénes fueron sus promotores o las razones de su dispersión en el siglo XX.
Además, comprueban, por primera vez, que dos de los pintores más representativos del gótico en Lleida, Jaume Ferrer y Pere García de Benabarre, participaron juntos en la realización de esta obra entre 1450 y 1456.
Todas estas conclusiones parten del descubrimiento de un croquis. Velasco encontró el diagrama de una pieza de 6,5 metros de alto por cuatro de ancho entre los expedientes conservados de la Junta de Museos de Catalunya. Lo dibujó en marzo de 1908 Josep Pijoan para incorporarlo a un informe, tras visitar la localidad de Peralta de la Sal, en Huesca. Acudió allí para valorar si convenía que la Junta comprase la pieza. Contaba con el beneplácito del obispo de La Seu d'Urgell, como parte de un procedimiento que se venía repitiendo desde hacía años y que logró salvar del expolio muchas obras.
El párroco avisó entonces de que había dos anticuarios, un tal Suárez, de Madrid, y Celestí Dupont, de Barcelona, que ofrecían 15.000 pesetas por el retablo y que el sacerdote planeaba destinar el dinero para arreglar la iglesia. Finalmente, la Junta decidió no comprarlo, y el informe quedó olvidado entre otros muchos papeles. Hasta ahora.
El croquis ha sido para Velasco y Ruiz desde 2009 como un mapa del tesoro. De él se han servido para localizar y reunir muchas de las piezas de un asombroso puzle gótico para reconstruir el aspecto original del retablo. En el croquis de 1908, única imagen conocida de la obra, se explicaban los diferentes motivos de las tablas, bautizados con nombres como Vida de la Virgen, la Anunciación, la Adoración de los pastores, escenas de la Pasión de Cristo y un Calvario o Crucifixión, que coronaba todo el conjunto. El resultado pintaría una especie de cómic del siglo XV en el que las viñetas explican la vida de la madre de Cristo. En una predela de la parte inferior aparecían representados seis de los profetas. En total, el conjunto estaba formado por 26 pinturas.
Después de cuatro años, han logrado determinar que 11 tablas diseminadas por varios museos y colecciones particulares pertenecieron al conjunto de Peralta de la Sal. La tarea no ha sido fácil, y seguro que su hipótesis, que de momento es eso, una hipótesis académica, generará polémica. Según esta, dos enormes y excepcionales tablas del MNAC que ingresaron en el museo en 1956 provenientes de la colección Muntadas pertenecieron al retablo de Peralta de la Sal: la Dormición, de Pere García de Benabarre, y El Calvario, de Jaume Ferrer.
Las demás viñetas de ese cómic gótico perdido fueron exportadas y vendidas. Dos acabaron en los años treinta en el museo de arte de Cleveland, en Ohio (Estados Unidos). En concreto, la Anunciación de Jaume Ferrer y la Adoración de los Pastores de Pere García de Benabarre. Estas, unidas a las dos del MNAC, son las únicas partes del retablo identificadas y localizadas (en la infografía figuran numeradas del 1 al 4).
De las 10 porciones pequeñas, situadas a derecha e izquierda del Calvario, se ha podido identificar seis a partir de las fotografías antiguas que el instituto Amatller hizo de cada una de las pinturas. Dos pertenecen en la actualidad a una colección de Verona (Italia), tras ser comercializadas, en diferentes fechas, en Múnich, Ámsterdam y Venecia. También han identificado la predela inferior. La bibliografía la sitúa en una colección particular de Barcelona, que aún no ha podido ser localizada.
En su investigación fue fundamental el trabajo de otro investigador, Jaume Barrachina, director del Museo de Peralada, que descubrió en el inventario de la colección de Maties Muntadas que la Dormición que hay en el MNAC provenía de Peralta de Sal. Pijoan explicó que esta obra central estaba flanqueada por una Anunciación y una Natividad, las dos escenas representadas en las tablas de Cleveland. El hecho de que las tres tablas tengan medidas idénticas y que las tres, en total, sumen 3,98 centímetros, dos menos que la medida que Pijoan aportó, además de que en las tres aparezca en el manto de la Virgen, como un bordado, una 'M' seriada idéntica, lleva a los investigadores a considerar que las piezas son parte de una sola obra.
Algunos expertos habían sugerido que los dos pintores, Joan Ferrer y Pere Garcia Benabarri habían colaborado en algunas de las obras realizadas al final del gótico en la Corona de Aragón, sobre todo en la zona de la Franja. Para los dos investigadores no hay duda de que los autores trabajaron juntos en este retablo, incluso ven la mano de los dos en una de las tablas: la Adoración de los pastores, una de las dos que se encuentran en Cleveland: Ferrer hizo los pastores y el Niño, y el resto se atribuye a Garcia, o a alguien de su taller. Por eso, aseguran, los dos participaron desde el primer momento en la composición de la obra, repartiéndose las tablas y fue un proyecto compartido. Una práctica que Velasco y Ruiz ven excepcional en los retablos catalanes, pero normal en obras realizadas en Aragón o Valencia.
Velasco y Ruiz concluyen su trabajo pidiendo que el nuevo retablo de Peralta de la Sal se incorpore a la lista de obras creadas en Lleida y la Franja en tiempos del tardogótico. Incluso la valoran como capital dentro del arte medieval de esta zona, al estar creada por dos de los principales pintores del momento.
Garcia de Benabarre, es uno de los pintores más mediáticos y sufre los 'daños colaterales' del largo conflicto que enfrenta por el arte de la Franja a las comunidades de Aragón y Cataluña. Cada vez que una de sus obras sale a subasta se genera un revuelo para saber quién acudirá a comprarla y acabará quedándosela. El resultado es que algunas de las obras no pueden ser expuestas una vez adquiridas: es el caso de una Resurrección que compró en 2009 el museo de Lleida que permanece en sus sótanos incautada por la Guardia Civil impidiendo tocarla, moverla o restaurarla. El motivo es que Aragón presentó una denuncia por expolio de su patrimonio y por no ser informado de la venta, algo que niegan desde Lleida. El próximo día 16 se puede vivir un nuevo asalto de esta guerra del arte que parece no tener fin. La sala Balclis de Barcelona subasta, por 30.000 euros, otra Resurreción de Garcia de Benabarre procedente de un retablo de Montañana, Huesca. La polémica está servida.