Prisión para un marchante de arte por estafar 800.000 euros
La Audiencia de Barcelona ha condenado a un año de cárcel a un marchante de arte que estafó 894.223 euros a un hombre que le entregó pinturas auténticas de Picasso, Torres García y Miró --entre otros-- para que las vendiera, pero el marchante nunca le llegó a pagar más que ofreciéndole obras falsas como si fueran verdaderas.
Las partes han llegado a una conformidad este miércoles en el juicio celebrado en la Audiencia de Barcelona, donde se ha acordado rebajar la pena de Òscar P. a un año de cárcel, en vez de los más de cuatro que pedía la Fiscalía y los más de seis de la acusación, tras reconocer el delito, han explicado los abogados a Europa Press.
El acusado convalidará la pena de cárcel por una multa, y deberá entregar diversos cuadros a la víctima por valor de 180.000 euros, así como reconocer una deuda de 300.000 euros ante notario.
El 31 de julio de 2007, Òscar P. consiguió que la víctima depositara en su galería de arte de la calle Còrsega de Barcelona la obra de Picasso 'El Bufón', para que el acusado se la vendiera por 556.800 euros, con la condición de que le fuera ingresando pagarés.
Tras abonarle 120.000 euros, el acusado dijo no tener suficiente dinero para afrontar la deuda y ofreció a la víctima --como dación en pago-- el picasso 'Femme', que resultó ser falso.
En agosto de 2007 animó a la víctima a que también depositara en su galería el cuadro de Picasso 'Tauromaquia' para vendérselo por 410.000 euros, lo que no pudo hacer, y propuso pagarle con otras obras de Torres García y Clavé, y abonarle unas cantidades que nunca le pagó.
También consiguió la obra 'Le Coq', de Óscar Domínguez, y 'Femme', de Joan Miró, valoradas en 118.523 y 208.800, respectivamente, pero nunca las llegó a pagar, por lo que ha sido condenado por un delito de estafa continuada.
Ya condenado.
Òscar P. ya fue condenado a 11 meses y 30 días de cárcel por la Audiencia de Tarragona por un delito de estafa y otro de receptación, tras haber vendido diversas obras de Miró y Zuloaga, entre otras, sin el consentimiento de los propietarios.
El condenado estafó casi un millón de euros a propietarios y artistas que no podían recuperar las obras, pese a pedírselas reiteradamente, pues habían sido vendidas y transportadas a otras galerías.