Patrimonio rechaza proteger las acequias como bien cultural
La red hidráulica de la huerta de Murcia, con 500 kilómetros de acequias y azarbes y que alcanza también a los municipios de Alcantarilla, Santomera y Beniel, no será declarada bien de interés cultural (BIC), con la categoría de lugar etnográfico, si finalmente la Dirección General de Bellas Artes atiende los informes negativos remitidos por el Servicio de Patrimonio Histórico de la Consejería de Cultura. Al menos tres documentos elaborados por técnicos de este departamento, cuya jefa es Ana María Fructuoso Sánchez, argumentan en contra de esa protección para este sistema de riegos, que hunde sus raíces en el pasado árabe de Murcia.
Los expertos alegan que la red de regadío tradicional «no es un todo homogéneo», ya que «ha sido transformada a lo largo del tiempo». Señalan que su «extensión desmesurada haría imposible la gestión de este bien de interés, y desvirtuaría la posibilidad de redactar un plan especial» para su conservación. Por último, consideran que la protección cultural de las acequias «supondría el bloqueo de la infraestructura hidráulica», ya que cualquier obra necesitaría el permiso de Cultura. Dos de los informes llevan la firma de José Francisco López Martínez, historiador del arte; Francisco H. Castellá Molina, arquitecto, e Inmaculada García Simó, etnógrafa. En el tercero aparece la rúbrica de Marta Angostos, etnógrafa, como asesora de apoyo. Los tres documentos tienen el visto bueno de la jefa de Patrimonio Histórico.
El primero de los informes lleva fecha del 15 de abril, justo un día después de que Bellas Artes notificara que se había iniciado el expediente para declarar bien de interés las acequias. Según la ley de Patrimonio, este trámite (la incoación) ya es suficiente para que todo el sistema de riego quede blindado, como medida provisional y preventiva, hasta que se resuelva el expediente. Pero la protección de las acequias no partió de Cultura. Más bien, Bellas Artes se vio obligada a iniciar los trámites. La iniciativa surgió de la Asociación para la Conservación de la Huerta (Huermur), que presentó la solicitud en agosto del año pasado. La Consejería tenía seis meses para contestar, pero no lo hizo. Así que a Cultura no le quedó otra que iniciar el expediente tal y como recoge el artículo 13 de la ley de Patrimonio, y así las acequias quedaron protegidas, provisionalmente, por la vía del silencio administrativo, con fecha de 7 de febrero.
Además de los tres informes desfavorables de Patrimonio, la Junta de Hacendados de la Huerta ha presentado un recurso contra la protección cultural de las acequias. Huermur ha llevado el caso a la Unesco. La declaración de las acequias como BIC con la categoría de lugar etnográfico lleva aparejada por ley la suspensión de licencias y la paralización de todos los proyectos que afecten a estos cauces. Este detalle había sembrado dudas, ya que puede suponer un frenazo a la construcción de viviendas y a la apertura de viales en este espacio agrícola.