“La crisis en Siria está destruyendo un patrimonio histórico único”
La Guerra Civil en Siria es, ante todo, una tragedia humana. Pero además de los centenares de miles refugiados se produce otro gran fracaso humano: la destrucción del legado histórico en el lugar en el que empezó la Historia escrita de las civilizaciones. El arqueólogo Juan Luis Montero Fenollós ha explicado a Protestante Digital lo dramático de la destrucción de este “paraíso arqueológico”.
Irak y Siria son, desde un punto de vista arqueológico, las zonas más valiosas del planeta. “Es una región regada por los ríos Tigris y Éufrates que los antiguos griegos denominaron Mesopotamia (‘país entre ríos’). Fue allí hace más de cinco mil años donde nacieron las primeras civilizaciones de nuestra Historia. En aquellas primeras ciudades nació, por citar un ejemplo, la escritura. El paso de la palabra al texto es sin duda uno de los hechos más revolucionarios de la Historia de la Humanidad”, explica Montero Fenollós, que es investigador y profesor en la Facultad de Humanidades y Documentación de la Universidad de La Coruña.
La antigua Mesopotamia quedó muy tocada por la guerra de Irak, y ahora la guerra total en Siria empeora aun más la destrucción de pasajes históricos que van a ser irrecuperables.
Antes de la actual guerra civil, Montero Fenollós investigó en Siria con el grupo PAMES ycontribuyó a descubrimientos significativos. Como conocedor del terreno, su previsión es muy negativa: “Tengo que reconocer que en este momento soy pesimista sobre el futuro de la arqueología del Próximo Oriente”, dice. “En mi opinión, vive su momento más crítico. Las crisis en las que están inmersas IraK y Siria, sobre todo, están provocando la destrucción de un patrimonio histórico excepcional”.
MAFIAS SAQUEAN ENCLAVES HISTÓRICOS.
Bajo las armas se derrumban construcciones y enclaves de inmenso valor, y mucho de lo que queda se convierte en mercadería para grupos que trafican con piezas históricas sueltas. “Las mafias dedicadas al tráfico ilegal de antigüedades se están aprovechando de la situación de caos de ambos países para trabajar intensamente”, denuncia el profesor.
El año 2011 trabajaban en Siria cerca de 200 equipos de investigación arqueológica. Con el estallido de violencia, esos campos de trabajo quedaron desiertos y a merced de traficantes que buscan sacar provecho económico. “Los saqueos están provocando la destrucción de muchos yacimientos”, espacios que “en general ya no serán recuperables para la moderna investigación arqueológica”.
¿Qué nos podemos encontrar si, en unos años, se consigue pacificar la zona? “En el mejor de los casos se podrá recuperar una parte de los objetos expoliados por estas mafias internacionales dedicadas al comercio ilegal de antigüedades. Sin embargo, esos objetos habrán perdido gran parte de su información histórica al desconocer cuál fue el lugar y el contexto donde fueron hallados”.
SIRIA: FUNDAMENTAL PARA CONOCER NUESTRO PASADO.
¿Qué pinta Siria en el descubrimiento de nuestra Historia? “Siria es el paraíso de los arqueólogos para cualquier período histórico”, defiende el arqueólogo. Destacan, especialmente, las urbes que se construyeron allí. “Centrándonos en la época preclásica, que es aquella en la que yo trabajo, cabría citar dos ciudades antiguas. Mari, en el medio Éufrates, y Ugarit, en la costa mediterránea. La primera fue una gran ciudad de planta circular de 2 km de diámetro fundada hacia el 2900 a.C.; en la segunda ciudad tuvo lugar el nacimiento del primer alfabeto que conocemos hacia 1400 a.C”. Saltando un poco más adelante, en esa región destacan, ya en la época clásica “las impresionantes ciudades de Dura-Europos, Palmira o Apamea”.
¿QUÉ APORTA LA BIBLIA A LA ARQUEOLOGÍA?
Preguntado también sobre lo que el Antiguo Testamento de la Biblia puede aportar a la investigación de culturas que entraron en contacto con el pueblo judío, el experto responde: “La Biblia es una obra muy compleja desde el punto de vista de su composición, conserva un sustrato histórico que puede resultar muy útil para el estudio de determinadas cuestiones sobre Mesopotamia, en particular de los imperios de Asiria y Babilonia, ya que estos entraron en conflicto con el reino de Israel entre los siglos VII y VI a.C”.
El profesor no ve la Biblia como un libro histórico tanto como lo considera un libro sagrado, pero sí añade: “Soy de los que piensa que el Antiguo Testamento es una obra que no debe menospreciarse a la hora de estudiar las antiguas civilizaciones mesopotámicas, siempre que se haga un uso crítico y muy cauto en el ámbito de la Historia”.