Exhiben las obras más frágiles del pintor Edward Burne-Jones, maestro del prerrafaelismo
Sus pinturas y diseños combinaban el simbolismo romántico, con las leyendas medievales y la estilización renacentista. Una muestra reúne una selección de sus acuarelas, dibujos y bocetos para vidrieras: trabajos en papel y demasiado delicados para ser expuestos con frecuencia.
Edward Burne-Jones (1833-1898) — uno de los creadores más sobresalientes de la Hermandad Prerrafaelita— vivía envuelto en la mística del simbolismo romántico, en un mundo de leyendas medievales que representaba con la estilización del renacimiento italiano.
Durante casi toda su carrera fue ninguneado por la mayoría de los críticos y por el sector más conservador de la sociedad victoriana británica, que no aceptaba las maneras radicales con que el artista cambiaba la tradicional acuarela inglesa por fantásticas visiones de sirenas de ojos grandes, caballeros de facciones suaves y diosas de cuerpos alargados exhibiendo colores demasiado atrevidos y adoptando posturas "exageradas" hasta la "deformación". Pero Burne-Jones —paciente, absorbido por la mística del arte y arropado por el apoyo del crítico y escritor John Ruskin y el pintor y diseñador William Morris— continuó creando hasta que la fuerza renovadora de sus obras fue indiscutible.
La Lady Lever Art Gallery de Liverpool, dueña de una de las más completas colecciones de artes decorativas del Reino Unido, exhibe hasta el 12 de enero The Drawings of Edward Burne-Jones: A Pre-Raphaelite Master (Los dibujos de Edward Burne-Jones: un maestro prerrafaelista), 30 obras en papel, en grafito y acuarela, la mayoría de ellas demasiado delicadas para ser expuestas con asiduidad, que descubren los estudios previos y los procesos creativos de uno de los grandes artistas del prerrafaelismo.
Mujeres como las de Botticelli.
La joya de la muestra es Sponsa de Libano (La novia del Líbano), una acuarela monumental de más de tres metros de largo, creada en 1891, que lleva cerca de dos décadas sin ser expuesta al público. La escena, basada en el Cantar de Salomón (o Cantar de los Cantares) de la Biblia, muestra a una mujer caminando con dos personificaciones femeninas de los dos vientos soplando sobre ella. Los lirios blancos que abundan en la vegetación simbolizan la virginidad de la novia, que tiene un gran parecido con el estilo alargado y lánguido de las mujeres que representaba Sandro Botticelli.
Ordenado de modo cronológico, el recorrido comienza con dibujos independientes realizados por Burne-Jones sin una composición en mente, con un impulso creativo que el autor interpretaba como cercano a la mística religiosa.
Las imágenes de mujeres jóvenes de ojos expresivos y los estudios para obras de gran tamaño culminan en una sección con grandes bocetos que elaboró para vidrieras y revelan a un artista que unió las bellas artes con el diseño y los esquemas decorativos. No es casualidad que Burne-Jones ayudara en 1861 a William Morris a fundar Morris, Marshall, Faulkner & Co., una innovadora empresa de arquitectura y diseño que reavivó el atractivo de la obra única y artesanal.