La pinacoteca familiar del genio
El Museo Picasso Málaga indaga en la influencia que su círculo íntimo tuvo en la obra del artista.
Muchas veces se ha querido retratar a Pablo Ruiz Picasso como un ser huraño, abstraído en su genio creativo. Se han contado mil anécdotas sobre su promiscuidad sentimental y sus correrías, pero pocas veces se ha analizado su faceta como hijo, padre o abuelo; ese Picasso de andar por casa que encontró en su círculo más íntimo un anclaje que disociara su frenética personalidad artística de la más mundana y personal.
“A menudo se ha transmitido la falsa imagen de que Picasso era un hombre violento. Pero esta exposición muestra a un padre y abuelo cercano a sus niños. Su obra era muy importante para él, sí, pero también su familia”, explica el nieto del artista, Bernard Ruiz-Picasso, durante la presentación de Picasso. Álbum de familia, segunda de las exposiciones conmemorativas del décimo aniversario del Museo Picasso Málaga (MPM) y que ahonda en la importancia que las personas que formaron parte del círculo íntimo de Picasso tuvieron como fuente de inspiración de su obra.
Bernard Ruiz-Picasso, acompañado por su madre, Christine, ha defendido la faceta más humana del artista malagueño, ese que, recordaba, “a la hora del almuerzo lo dejaba todo para comer con la familia”, en contraposición a las “leyendas” que han rodeado su figura e incluso a las afirmaciones de algunos de sus propios familiares, como su prima Marina Picasso, hija de Paulo, quien en un libro de memorias —Picasso, mi abuelo— mostraba “su máximo respeto por el artista, pero escasa piedad por el hombre”.
“Mi abuelo utilizaba a la familia y a las mujeres más como objetos que como seres humanos”, escribía Marina Picasso, afirmación que el resto de herederos del genio malagueño no parecen compartir, pues de sus colecciones privadas han salido la mayoría de las 45 obras —23 óleos, 20 dibujos y dos esculturas— y de las 73 fotografías que componen esta muestra, una especie de colección íntima y familiar que revela a un inusual Picasso.
“Alguien que realmente fuera como dicen algunos no podría hacer después esta obra. La vida y el trabajo tienen que funcionar a la vez para que el resultado sea tan extraordinario como éste”, añade Bernard Ruiz Picasso sobre esta exposición, que reúne un significativo grupo de retratos procedentes de las colecciones de los herederos del artista y del Museo Picasso de Barcelona.
Realizados entre 1896 y 1971, gran parte de ellos están inspirados en las compañeras con las que Picasso compartió su vida —Retrato de Françoise (1941) o Retrato de Dora Maar (1936)—, siendo el tema de la maternidad protagonista en algunas de las obras expuestas, como Maternidad (1921) o Maternidad sobre fondo blanco (1953). Además de obras inspiradas en sus esposas y amantes —Fernande Olivier, Eva Gouel, Olga Koklova, Marie-Thérèse Walter, Dora Maar, Françoise Gilot y Jacqueline Roque— también sus cuatro hijos —Paul, Maya, Claude y Paloma— están presentes en varios retratos en los cuáles es posible apreciar una especial ternura, como en Paulo sobre un asno (1923) o Maya con delantal rojo (1923).
“El conjunto adentra al espectador en un lugar en el que lo íntimo convive con lo artístico, en donde los límites entre arte y vida se difuminan. Picasso. Álbum de familia recoge las claves de su evolución estética, con obra de gran peso de distintas épocas creativas del artista. Nos acerca a su tremenda capacidad para modernizar aspectos clásicos de la pintura, como el retrato, el cual reinventa con una maestría innegable”, explica José Lebrero, director artístico del MPM.
La muestra, que se podrá visitar hasta el próximo 6 de octubre, se completa con un documental que, dirigido por Thierry Spitzer, reúne el testimonio de Christine Ruiz-Picasso, Claude Ruiz-Picasso, Françoise Gilot y John Richardson, quienes rememoran ante la cámara momentos personales que vivieron junto al artista malagueño.