Bilbao pierde un Chillida de 17 toneladas para saldar deudas con la Diputación
Christie’s subastará hoy 45 obras de la colección del Grupo Urvasco, incluida «Buscando la Luz IV».
La memoria cívica del artista vasco Eduardo Chillida se someterá hoy a los martillazos de la casa de subastas Christie’s. En Londres saldrán a la venta las 45 obras que componen la colección privada «Homenaje a Chillida», presentada en el museo Guggenheim de Bilbao en 2006, y que permanecía cedida desde entonces al Museo de Bellas Artes de la capital vizcaína para disfrute del público y de las pinacotecas de todo el mundo que han querido albergarlas en préstamo. Una deuda de la empresa propietaria de la colección con la Diputación Foral es la razón de la venta.
La colección comenzó a gestarse a la muerte del escultor guipuzcoano en agosto de 2002, y reunió en torno a su recuerdo a algunos de los artistas contemporáneos más cotizados gracias al impulso filantrópico de la empresa promotora con sede en Vitoria, Grupo Urvasco, propietaria de la colección.
Kapoor, Caro, Baselitz...
El catálogo de la subasta incluye una escultura de acero del artista indio Anish Kapoor con un precio de salida entre 580.000 y 820.000 euros o una obra del franco-chino Zao Wou-Ki (fallecido en abril), inspirada directamente en el «Peine del Viento» de San Sebastián, que saldrá a subasta con un rango de 300.000-350.000 euros. La colección fue reclutando a lo largo de tres años obras de distintos artistas, e incluye piezas realizadas específicamente para la colección -como la mesa en tierra chamota del británico Anthony Caro, en memoria de la mesa de carnicero que tenía Chillida en el salón de su casa-, otras inspiradas en Chillida -como el «Pie Izquierdo» del alemán Georg Baselitz, como contrapunto a las manos que dibujó el escultor vasco- y otras no conectadas directamente con él.
Según la estimación de Christie’s, la colección suma un valor de entre ocho y trece millones de euros, al estar incluida la monumental escultura «Buscando la Luz IV». Chillida terminó esta obra de 8,5 metros de alto un año antes de morirse, y se le estima un precio de partida en torno a los 3,5 millones. La obra presidía, desde su colocación en febrero de 2007, la Plaza de la Convivencia a los pies de las Torres de Isozaki, el complejo residencial de 22 pisos y más de 300 viviendas construido en Bilbao por el arquitecto japonés Arata Isozaki (Oita, 1931) y el Grupo Urvasco.
Se espera que su venta supere el anterior récord del escultor en una subasta de 2006, cuando la sala Christie’s vendió la escultura en hierro «Rumor de Límites IV» por 2,9 millones. «Para la valoración internacional de Chillida definitivamente habrá un antes y un después de esta subasta», explica el galerista bilbaíno Pedro Carreras, responsable de reunir la colección.
Piezas por 15 millones.
Los analistas estiman que el precio final de la venta, que tendrá lugar el martes por la tarde para los cuadros más caros y el miércoles por la mañana para el resto, podría acercarse a los 15 millones. Otros artistas presentes son Robert Rauschenberg, Richard Serra, David Hockney, un «homenaje» en alabastro de Manolo Valdés o «El salón de aita» de su hijo Eduardo Chillida Belzunce.
Una colección privada de primer nivel de la que ya no podrá disfrutar el público, tal y como fue siempre el afán de los propietarios. «La intención del grupo [Urvasco] fue siempre hacer una fundación e instalar la colección en un lugar público en Bilbao, de acceso gratuito, queríamos compartir con la sociedad lo bien que nos habían ido las cosas», explica una fuente cercana a la constructora que preside Antón Iráculis, propietaria de la cadena de hoteles Silken.
«Visitamos casa por casa, uno a uno, a todos los artistas, fuimos incluso al castillo en Hannover de [Georg] Baselitz», recuerda el galerista Pedro Carreras. «Nunca debería haber salido de aquí, nunca se podrá volver a juntar todo esto», expresa con una amargura que refleja el sentir de muchos amantes vascos del arte contemporáneo. El montante de la subasta irá destinado íntegramente a saldar las deudas con la Diputación Foral de Vizcaya de Vizcaína de Edificaciones, una filial del grupo Urvasco responsable de proyectos urbanísticos como las Torres de Amézola o Abandoibarra en Bilbao. Según explican varias fuentes conocedoras de la negociación, durante cuatro años los propietarios de la colección han propuesto distintas fórmulas de dación en pago (saldar la deuda con las obras de arte) para impedir su salida de Bilbao. El grupo Urvasco barajó, entre varias opciones, una ampliación del Museo de Bellas Artes de Bilbao con el arquitecto Norman Foster para albergarla. «Pero no ha podido ser, la Diputación quería billetes y no arte», explica la fuente cercana a los propietarios.
Desde Christie’s confirman las connotaciones únicas de una colección que quedará ahora dispersa, salvo milagros de última hora. «Las piezas ganan fuerza juntas, el grupo Urvasco fue muy generoso y todos los artistas se volcaron, y hemos querido que ese espíritu se conserve ofreciéndola a subasta bajo un nombre y un catálogo común», explica María García Yelo, directora del departamento de posguerra de Christie’s España. Esta especialista participó en el mastodóntico traslado hace dos semanas de «Buscando la Luz IV» desde su emplazamiento en Bilbao al parque de Chelsea, en Londres, donde ha podido visitarse este fin de semana. Tras una preparación de varias semanas, dos grúas procedieron a levantar una escultura formada por tres placas de acero corten con un peso de 17 toneladas. Necesitaron cinco horas de maniobras nocturnas, y un camión-góndola de transporte especial para llevarla a Inglaterra.
Una viandante, explica García Yelo, pidió besar la escultura antes de que se la llevaran. Varios vecinos llamaron a la Policía municipal denunciando su presunto robo por delincuentes «para fundirla». Sus propietarios, obligados a saldar sus deudas, asistirán con un «desgarro del alma» a la venta, dicen.