Extremadura, centro cultural
El presidente de la Comunidad critica la subida del IVA cultural. Defiende las artes como uno de los "ejes de desarrollo más importantes".
El pasado mes de mayo con motivo de un desayuno informativo organizado por Tribuna Catalunya tuve la oportunidad de explicar con amplitud ante representantes de la sociedad civil catalana y de su industria cultural, el por qué me opuse como presidente de Extremadura en 2012, desde el primer momento y en la más absoluta soledad, a la subida del IVA cultural. Entonces dije desde Barcelona, con el apoyo de Daniel Martínez de Obregón, Presidente de la Asociación de Empresas de Teatro de Cataluña y Presidente de la Federación Estatal de Asociaciones de Empresas de Teatro y Danza, que todos los gobernantes en España tenían que interiorizar que la cultura no sólo es necesaria porque alimenta el alma, sino que es imprescindible para la recuperación económica de nuestro país.
La subida del IVA cultural ha tenido desde entonces a hoy un impacto económico muy negativo, con un descenso en la recaudación de un 24,91% de media. Celebro por ello que recientemente tanto el presidente de Castilla y León, Juan Vicente Herrera, como el presidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González, se sumen a la bajada del IVA cultural que defendimos en Extremadura hace un año. Me alegra hayamos sido los extremeños los primeros en marcar el paso y que hoy, como centro cultural de España, contribuyamos a generar un consenso sobre la importancia de la industria cultural en nuestro país, que es enorme, y la reducción del impuesto, que me consta que el Gobierno de España ya está estudiando.
La cultura es uno de los ejes de desarrollo más importantes de nuestras economías autonómicas, de nuestra nación y de nuestro proyecto común que es Europa. Nos diferencia del resto del mundo y si España quiere saber lo que tiene que ser de mayor, en lo que tiene que especializarse, es en vender al mundo nuestra naturaleza, nuestro medio ambiente, nuestra cultura, nuestras ciudades, nuestros pueblos que son los que nos dan la dimensión y el valor añadido necesario para que nuestro turismo siga siendo el segundo más importante del mundo. Y eso será más fácil si nos encaminamos progresivamente hacia un IVA cultural reducido, ése debe ser el camino que entre todos debemos recorrer y que debemos defender como presidentes.
Fuera del sol y playa, el turismo y la cultura forman parte de un sistema que se sostiene por los espectáculos y acontecimientos culturales. Esto es así en toda España, pero quizás se vea más claro en el caso de nuestra tierra, porque Extremadura es lo que es por su Cultura. El que viene a Extremadura se da cuenta: somos una gran alfombra verde, un escaparate cultural en el que conviven músicos, conciertos, artistas, actores, actrices, teatro, danza, magia, nuestra tradición romana, judía, musulmana, portuguesa y andaluza, con empresas, pequeñas y medianas, y emprendedores de todo tipo del sector de la restauración, hoteles, casas rurales, balnearios, un turismo de interior, como me gusta decir, que es auténtico gracias a la cultura.
Para nosotros la cultura es una plataforma económica regional por su repercusión decisiva en el sector turístico de nuestra Comunidad y el mejor ejemplo de la proyección de Extremadura a través de la cultura es el Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida que dirigido con seriedad y rigor por el productor, Jesús Cimarro, hoy inauguramos su 59 edición con la obra Medea de Séneca interpretada por el Ballet Nacional de España y la Orquesta de Extremadura.
Nos convertiremos con ello, un año más, y hasta el 25 de agosto en el corazón del teatro de nuestro país, no sólo por nuestra defensa activa de la industria cultural, por las ideas, el conocimiento y las iniciativas artísticas en nuestra región, sino, sobre todo, por la gestión y la calidad cultural de nuestros espectáculos. El año pasado cerramos el Festival con 150.000€ de superávit y con 11.000 espectadores más que el año anterior (un total de 53.906) y organizamos por primera vez los Premios Ceres, con la colaboración de TVE, que queremos que se conviertan anualmente y con la complicidad de los artistas en los galardones más importantes del Teatro en España. Todo ello a pesar de ser el Festival que menos ayudas nacionales recibe.
Si hiciéramos una clasificación de las experiencias que toda persona que se precia de amar la cultura ha de vivir, una de ellas, sin duda, sería la de una noche de verano en Extremadura en el Teatro Romano de Mérida, en el centro cultural de España. Las milenarias piedras del Teatro Romano parecen emanar una luz mágica que todo lo envuelve y difumina las fronteras entre los espectadores y lo que sucede en la escena. Esas piedras también nos hablan: nos dicen quiénes somos, de dónde venimos y a dónde vamos. Y en el caso de Extremadura además, nos animan a seguir luchando por nuestro derecho a ser más de lo que somos. No exagero nada, con sinceridad. Les animo además a que lo comprueben personalmente. Descubran qué les dicen a ustedes.