Una muestra de la National Gallery enseña el método para destapar falsificaciones
En 1865, la National Gallery de Londres adquirió Un soldado muerto, un cuadro en el que, con un cadáver tendido en medio, una calavera, huesos y una lámpara de gas apagada, Diego Velázquez representaba la brevedad de la vida humana. Al menos eso creyeron los responsables del museo británico.
Los métodos científicos y el tiempo vinieron a descartar la posibilidad de que el lienzo fuera obra del maestro español. Casi 150 años después, los expertos atribuyen Un soldado muerto a algún artista napolitano de la década de 1630.
Científicos, conservadores e historiadores integran desde 1934 el Departamento Científico de la National Gallery, que hoy se considera uno de los mejores del mundo en el estudio de la pintura europea occidental. Mediante reflectografía de infrarrojos, rayos X, microscopios de electrones, espectrometría de masas..., protegen e intentan conocer a fondo las más de 2.300 obras de su colección. Aunque a veces, como en el caso de Un soldado muerto, ni la tecnología más avanzada permite desvelar qué manos pintaron un lienzo.
Entender un poco mejor el trabajo del Departamento Científico será posible a partir del miércoles, cuando abrirá en el museo londinense la exposición temporal Close Examination: Fakes, Mistakes and Discoveries (Examen de cerca: falsificaciones, errores y descubrimientos). Ésta mostrará al visitante 40 desafíos artísticos a los que se ha enfrentado el equipo, 40 desafíos con nombre de artista: Rafael, Rembrandt, Durero...
A la manera del maestro
En 1874, la National Gallery adquirió dos Botticellis: Venus y Marte y su compañero Una alegoría. El primero es en la actualidad una de las pinturas más apreciadas de la colección del museo londinense. Del segundo se descubrió poco tiempo después que se trata de una imitación. Una alegoría lo pintó en realidad un admirador de Sandro Botticelli –hoy se sabe que entre 1490 y 1550– con un estilo muy similar al del maestro. A algunos les gustaba incluso más que Venus y Marte...
Mentiras gordas y mentirijillas
Entre las obras de dudosa autoría o autenticidad, hay copias de época, pero también falsificaciones contemporáneas creadas con el propósito de defraudar. Como el –en apariencia– retrato de perfil del Quattrocento Retrato de grupo que la National Gallery compró en 1923 como obra del siglo XV. El análisis científico desveló que el 'artista' –un falsificador del siglo pasado– había empleado pigmentos que no se utilizaron hasta 400 años después y lacado la obra para imitar el efecto del paso del tiempo.
Ahora gusta, ahora no gusta
Se desconoce qué artista del norte de Italia pintó Mujer en la ventana probablemente entre 1510 y 1530. Sí se sabe que en el siglo XIX sus rasgos no respondían al gusto de la época victoriana, por lo que se le 'tiñó' el pelo de moreno, se le dulcificó la expresión facial y se matizó su exuberancia. Lo mismo ocurrió con el Retrato de Alexander Mornauer –también de autor desconocido, pintado en Alemania entre 1464 y 1488–: para vendérselo a un aristócrata como obra de Hans Holbein, en el siglo XVIII se le hicieron algunos 'retoques'. Hoy se exhibe en su estado original.
La salvación
El misterio en torno al paradero de la auténtica Madonna de las clavelinas, que Rafael pintó entre 1506 y 1507 y que traía de cabeza a los historiadores del arte, se esclareció en 1991. La reflectografía de infrarrojos aplicada a la que podría haber sido otra copia más del cuadro mostró un delicado dibujo bajo la superficie de la pintura con todos los distintivos rafaelistas. Entre el dibujo y la pintura hay pequeñas diferencias, propias de un cambio de opinión del artista. El análisis químico confirmó que los pigmentos se corresponden con los que usaba Rafael.
Misterio resuelto
Aunque se adquirió como Ghirlandaio,
La Virgen y el Niño con dos ángeles, de Verrocchio.
La Virgen y el Niño con dos ángeles, de entre 1476 y 1478, se atribuyó posteriormente al taller de Verrocchio. Recientes tareas de conservación, sin embargo, permiten afirmar que el propio Andrea del Verrocchio pintó la Virgen, el ángel de la izquierda y el paisaje del fondo, mientras que su ayudante Lorenzo di Credi pintó el ángel de la derecha y al Niño; ello, tras eliminar capas correspondientes a sucesivos retoques.