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Muestran cómo Roy Lichtenstein mezcló la banalidad del pop con la angustia del expresionismo

Muestran cómo Roy Lichtenstein mezcló la banalidad del pop con la angustia del expresionismo

Adaptó a sus trabajos los acabados rústicos, las manchas de color y los motivos de autores como Emil Nolde, Otto Dix y Jawlensky. En la última etapa de su carrera, el artista pop (que había elevado a arte lo mundano) se interesó por los grandes movimientos artísticos de los siglos XIX y XX.


Tras haber demostrado que el lenguaje gráfico de las revistas, los envoltorios y los objetos más mundanos podía alcanzar la categoría de obra de arte y que era posible elevar a los altares a la pelota de golf o y la viñeta aislada de cómic que nadie respetaba, Roy Lichtenstein (1923-1997) comenzó, en la última etapa de su vida, a mirar en la dirección opuesta y a fijarse en los grandes movimientos artísticos del último siglo.


Incorporó en los setenta, en sus obras de aparente frialdad y banalidad pop, elementos de Picasso, Miró y Paul Klee. Su visión de las grandes obras de la historia del arte como "un banco de imágenes", de logotipos grabados en la memoria colectiva, lo incitó a seguir componiendo versiones en los años ochenta, esta vez de un movimiento tan emocional como el expresionismo, opuesto a la trivialidad que siempre defendió Lichtenstein.


La prestigiosa Gagosian Gallery, en su sede de París, se centra en el momento en que el artista pop se apropió de la pintura expresionista. La exposición Lichtenstein: Expressionism (Lichtenstein: expresionismo) estará en cartel hasta el 12 de octubre y complementa la gran retrospectiva itinerante del artista —estrenada en el Instituto de Arte de Chicago en mayo de 2012— que recientemente se ha inaugurado en el Centro Pompidou de la capital francesa.


"No sé exactamente por qué hago esto".

"No sé exactamente por qué hago esto, tal vez para establecer el tipo de arquetipo más difícil del que soy capaz", intentaba explicar en una entrevista. Cuando se encontraba de viaje en Los Ángeles en 1978, Lichtenstein quedó fascinado por la colección de expresionismo alemán del abogado Robert Rifkind. Los grabados, los dibujos y los tomos ilustrados lo incitaron en 1980 a adoptar el acabado rústico de las xilografías y la expresividad de las manchas de color dejando atrás la crudeza emocional de los trabajos originales.


The White Tree (El árbol blanco) recuerda al tono lírico de los paisajes del grupo de artistas del Jinete Azul. Dr.Waldmann es una interpretación de Dr.Mayer-Hermann, una obra de Otto Dix de 1926. Los pequeños dibujos hechos con lápices de colores, que expresionistas como Emil Nolde y Max Pechstein realizaban como plantillas para futuros grabados, también fueron reinterpretados por Lichtenstein en tonos rabiosos alternados con tramas de rayas imitando la xilografía expresionista.


Tomó prestadas las figuras felinas de Ernst Ludwig Kirchner, Los rostros pensativos de Alexej von Jawlensky... El conjunto de la exposición demuestra que supo salir airoso de la heterodoxa mezcla, del arriesgado experimento de relacionar de un movimiento iniciado entre las dos guerras mundiales y una corriente surgida a partir del boyante bienestar de la clase media estadounidense.

Compartir | Recomendar Noticia | Fuente: 20 Minutos (HELENA CELDRÁN) | Fecha: 12/07/2013 | Ver todas las noticias



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