Odyssey devuelve a España las últimas monedas que guardaba en Gibraltar
Con la llegada al Arqua del material que seguía en la Roca, se ha cerrado el largo litigio de Tampa.
Las últimas monedas del «caso Odyssey» llegaron anoche a Cartagena y ya se guardan en dependencias del Museo Arqua, centro de referencia de la arqueología subacuática en España. Hace más de un año y medio que la justicia de EE.UU. ordenó firmemente a la empresa Odyssey Marine Exploration devolver a las autoridades españolas todo el material extraído de la fragata «Mercedes» –hundida por los ingleses en 1804– después de una batalla judicial de seis años. Pero no ha sido hasta hoy cuando se ha terminado de cumplir la sentencia.
La colección está completa. Toda la carga de la fragata que los cazatesoros nunca deberían haber tocado y excavaron de manera ilícita entre marzo y abril de 2007 vuelve a estar reunida. Restos del casco, clavos, monedas y objetos personales de los marinos y pasajeros que se hundieron con la «Mercedes» han dejado de estar «arrestados» en Gibraltar. Fueron removidos de su tumba en el mar, pero ahora serán tratados con el respeto que merecen: memoria cultural y naval.
A media tarde de ayer, representantes del museo cartagenero y del Ministerio de Cultura recibían el resto de la carga y la trasladaban a una sola furgoneta del Arqua. El vehículo, cargado con las pocas monedas y otros pequeños objetos que Odyssey no había devuelto todavía, dejó la Roca escoltado por un coche de la Guardia Civil. El pequeño convoy salió de Gibraltar con destino a Cartagena, adonde llegó entrada la noche. En anteriores ocasiones estuvo presente el abogado de España en el caso, James Goold, para controlar el proceso. Aunque ABC no pudo confirmarlo oficialmente, otras fuentes afirman que ayer Goold viajó a Gibraltar.
Esta ha sido la tercera entrega. Primero, en febrero de 2012, el grueso de la carga que Odyssey tenía guardado en Florida fue trasladado a España a bordo de dos aviones Hércules de la Fuerza Aérea Española. La carga fue adscrita al Museo Arqua y su restauración se está llevando a cabo en las instalaciones Arquatec, las únicas en España con capacidad para tratar las 14 toneladas traídas desde Tampa. Una vez tratadas y sumadas a las monedas mejor conservadas -que se han catalogado en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid-, las piezas más importantes pasarán a ser expuestas de manera itinerante a partir de 2014.
Pero durante el juicio en Tampa había quedado claro que Odyssey guardaba material en Gibraltar. El juzgado de La Línea de la Concepción había tratado de inspeccionarlo mediante comisiones rogatorias, infructuosamente. En junio de 2012 hubo finalmente una entrega de parte de este material: monedas, objetos de los marineros, hebillas, gemelos y hasta una tabaquera y clavos, que demostraban la falsedad de los cazatesoros cuando afirmaron ante el juez de Tampa que no habían encontrado ni pecio ni restos de las víctimas.
Sin embargo, la justicia de la Roca dejó arrestados unos pocos objetos bajo la excusa de que un puñado de nobles iberoamericanos, descendientes de quienes llevaban dinero en la «Mercedes», querían hacer valer sus derechos. Gibraltar trató de enredar a España en otro litigio, aunque finalmente se ha impuesto la lógica: quienes habían perdido el juicio en Florida no podían abrir el mismo proceso en Gibraltar, máxime cuando en los juicios internacionales de la colonia impera la legislación británica. De haber continuado, Londres debería enfrentarse al cuestionamiento de la inmunidad soberana de sus buques de guerra, puesto que eso es lo que era la fragata «Mercedes» cuando se hundió.
El último fleco que queda del caso Odyssey es la posibilidad de que los cazatesoros deban hacerse cargo de las costas del juicio y otros gastos en los que España no habría incurrido si la empresa no hubiera expoliado la “Mercedes” y trasladado ilegalmente a Tampa las monedas y otros objetos con el fin de venderlos. Como se recordará, los aviones con la carga despegaron desde el aeropuerto de utilización conjunta de Gibraltar, en un ejemplo de deslealtad inaceptable, puesto que no se informó a España, como manda la ley, del traslado de restos arqueológicos.