El Consell de Cultura critica que el recorte en vigilancia pone en riesgo el patrimonio
Grisolía aboga por no mantener modelos de seguridad «como los de hace más de dos siglos e ignorar los nuevos sistemas» de control.
El Ayuntamiento de Valencia intenta cuadrar los círculos de su presupuesto para el año próximo. Las cuentas salen, pero a costa de sacrificios que no están dispuestas a pasar por alto ni la oposición municipal ni instituciones del calado del Consell Valencià de Cultura.
El presidente del (CVC), Santiago Grisolía, lamentó ayer a través de un comunicado el recorte del servicio de vigilancia en los museos y monumentos previsto en el pliego de condiciones que entrará en vigor en breve.
El nuevo pliego que establecerá los horarios de vigilancia de los museos sólo contempla mantener el servicio las 24 horas en la Casa Museo Blasco Ibáñez y el Palacio de Cervelló. Los museos de Ciencias Naturales y el de Historia, hasta ahora con vigilancia todo el día, serán vigilados de noche, mientras que las Atarazanas y la Lonja perderán el servicio privado que actualmente reciben.
Grisolía criticó el recorte «puesto que pondrá en peligro el alto valor patrimonial de estos espacios, que serán expuestos desgraciadamente a la proliferación de actos vandálicos». En el caso de la Lonja, Patrimonio de la Humanidad y joya del gótico civil español, las agresiones registradas durante la última década consisten en la rotura de una vidriera (en 2002) y en la aparición de algunas pintadas.
Grisolía abogó por una protección «menos costosa y más eficaz, sin que ello conlleve la desaparición de personal de vigilancia, y contribuya a garantizar la conservación del patrimonio cultural de la ciudad», e instó a las administraciones a la revisión y posterior actualización de los sistemas de vigilancia de todos los monumentos y museos.
El debate es evidente, pero la solución es complicada. Fuentes del equipo de Gobierno municipal admiten que los recortes son necesarios y que hay prioridades, como es el caso de la asistencia social, que deben mantenerse aún a costa de reducir partidas del servicio de vigilancia, que en el caso de la Lonja quedará en manos de las cámaras y alarmas del monumento, así como de los ordenanzas y guías que trabajan en él ( incluso uno de los empleados duerme en unas instalaciones anexas a la Lonja).El Ayuntamiento dice que aumentará la frecuencia de paso de las patrullas de la Policía Local por el entorno de los museos y monumentos en los que desaparece la vigilancia privada.
El CVC recordó ayer que la institución elaboró en 2005 un informe en el que solicitaba a las administraciones un plan de seguridad de bienes protegidos que garantizara, mediante una mayor dotación, especialmente de sistemas electrónicos, la custodia adecuada de estos elementos patrimoniales.
«No es deseable mantener sistemas de seguridad como los de hace más de dos siglos e ignorar los nuevos sistemas, más eficaces y que, además, evitan o minimizan efectos negativos inconscientes, como señalar muy de cerca y en ocasiones, tocan las obras de arte custodiadas en un ambiente, en teoría, más protector», indicó Grislolía.
