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Un pequeño gran museo

Un pequeño gran museo

Le han definido un museo líquido en la red, pero es también un centro físico reconocido por la Generalitat de Cataluña, con una sede visitable en la calle Puigmartí de Barcelona. Se trata de The Davis Lisboa Mini-Museum of Contemporary Art, por definición el museo de arte contemporáneo más pequeño del mundo, que además es portátil y puede desplegar sus obras y actividades donde se le antoje a su director.


Experimental, ambulante, abierto, flexible y low cost, el Davis Museum, que toma el nombre de su creador, no tiene limitaciones, puede viajar a todas partes, trabajar con cualquier artista y exhibir sus obras en cualquier lugar: centros culturales, galerías, museos, espacios privados, calles y parques”, explica al Silicio su director, el brasileño afincado en Barcelona, Davis Lisboa (São Paulo, 1965), que lo creó en 2009. Aunque a primera vista todo se concentra en una urna de metacrilato de unos 20 centímetros cuadrados, Lisboa define su creación, nada menos que “una isla de resistencia en el tsunami del mercado del arte”.


A lo largo de estos años, Lisboa ha reunido exclusivamente a través de donaciones, una colección permanente de unas 230 obras de distinta naturaleza –entre pinturas, esculturas, vídeos y nuevos medios– que suelen alojarse y exponerse físicamente en su estudio barcelonés.


Ahora bien, ¿cómo puede considerarse un museo una urna de metacrilato de 20 centímetros cúbicos, donde se puede exhibir como mucho una única obra? Quizás más que un museo propiamente dicho, todo el proyecto podría considerarse una obra de arte, aunque la Generalitat no hace distinciones y reconoce el Davis Museum como una de las 500 entidades culturales de Cataluña.


“Es el museo más pequeño del mundo en superficie expositiva. Lo reducido es el espacio del museo en sí y no la colección. Se repite la vieja historia de David, el Davis Museum y Goliat, el Macba”, asegura el creador subrayando con ironía que el Davis Museum es el segundo museo de arte contemporáneo de Barcelona, después del Macba.


Mencionar todas las piezas de la colección sería imposible. Valgan como aperitivo el vídeo de la sevillana María Cañas, The Toro’s Revenge, una de las primeras donaciones de 2009 y la pintura del joven italiano Paolo Maggis, protagonista con Bigas Luna, del último libro sobre la filosofía del cineasta, prematuramente fallecido hace unos meses. Por lo que se refiere a los nuevos medios hay que destacar Living Drawings, una vídeo instalación de Hunter Cole (San Francisco, 1971), basada en una proyección de dibujos creados por bacterias bioluminiscentes.


“Sin embargo, como Plataforma Ciudadana Online para el Activismo en las Artes Visuales que es, el Davis Museum constituye una respuesta ‘indignada’ a las estructuras culturales y una invitación a cambiar el sistema”, declara su creador, apuntando también que la propia estructura del museo recuerda muy de cerca a una urna electoral.


El Davis Museum se presenta a la sociedad como una especie de “partido político del arte”. “Si el museo es una urna de votación, entonces la obra es un voto de confianza hacia el Davis Museum”, indica Lisboa. “Es una forma democrática de crear un museo: no desde las instituciones públicas, sino desde la iniciativa ciudadana”, añade, apelando a la unidad de los artistas con el objetivo de crear conjuntamente una institución libre e independiente.


A mitad entre un proyecto social y una obra de arte colectiva, la colección del Davis Museum está abierta a todos los artistas, que se seleccionan en base a su trayectoria. Las principales limitaciones residen en el formato de las obras, que en el caso de vídeos y nuevos medios no genera especiales problemas, ya que se trata de piezas que se pueden presentar en la reducida pantalla de un dispositivo móvil como un iPod o un iPad. En cambio las obras plásticas deben ser de un tamaño inferior a las dimensiones físicas del museo, porque se deben poder exhibir en la caja de metacrilato.


Desde otra perspectiva, sus diminutas dimensiones constituyen una ventaja, ya que evidentemente no tiene dificultad en desplazarse, así que sus presentaciones públicas internacionales son cada vez más frecuentes. Destaca su presencia en 2011 en la exposición Museum Show en el centro de arte Arnolfini de Bristol (Reino Unido), donde el Davis Museum fue seleccionado por sus cualidades alternativas, su formato insólito y sus exposiciones, donde no se premia la cantidad de obras sino la calidad o más bien la relevancia conceptual de las propuestas. El Davis se presentó junto con una selección de 40 museos de artistas de todo el mundo, incluidas muchas obras clásicas que Lisboa considera los referentes fundamentales de su proyecto, como Boite-en-valise de Marcel Duchamp y Galerie légitime de Robert Filliou, que también se caracterizan por una mordaz crítica institucional.


Ahora mismo el Davis Museum está de viaje, para difundir sus obras y filosofía en CRATE, un espacio de investigación y apoyo a proyectos artísticos experimentales de Margate (Reino Unido), en el marco de la muestra The Survey. The Small, Unusual and Specialist Museums Survey. El Davis Museum es el único proyecto invitado de esta atípica exposición, concebida por la comisaria Sacha Waldron, quien lleva desarrollando desde hace años una original investigación alrededor del “arte de la encuesta”. En la muestra, bautizada precisamente The Survey (La Encuesta), Waldron desarrolla un estudio/sondeo de los museos más pequeños, inusuales y especialistas de toda Europa. “Sacha me invitó a colaborar en el proyecto, ya que el Davis Museum respondía a los requisitos solicitados por la exposición: pequeño, insólito y especialista. Así que elaboramos la encuesta que actualmente está siendo enviada por e-mail a 50 museos de toda Europa”, explica Lisboa, que en CRATE ha inaugurado su presencia con Quotes Section from Davis Museum (Unusual Conference), una performance, protagonizada por él.


Volviendo a The Survey, Sacha Waldron asegura que la exposición representa sólo el inicio de un trabajo en proceso que durará unos 12 meses y desembocará en un estudio, que se difundirá a través de Internet en un documento PDF y en el futuro se convertirá también en un libro de papel.


Mientras tanto, Davis Lisboa expondrá en su Polling Station Section (así ha bautizado la urna de metacrilato que representa el Davis Museum en el evento), la obra Hou Hanru Hear Us, un guiño al célebre comisario estrella en forma de maqueta en miniatura, realizada por el artista canadiense Bill Burns, que forma parte de la colección permanente del pequeño museo barcelonés. Hasta el 4 de octubre la obra de Burns irá alternándose con las piezas de cinco artistas locales: Betts Robinson, Victoria Adam, Bridgette Ashton, Nicole Ward y Benedict Drew.


“El Davis Museum dispone de un espacio pensado para exposiciones individuales, aunque si se tiene la suerte de reunir varias obras de diferentes artistas, que conviven en harmonía, se pueden llevar a cabo muestras colectivas. Lo que suelo hacer es dividir el tiempo entre todos los participantes. Si dura un mes y hay cuatro artistas, le queda una semana de exposición para cada uno”, explica Lisboa.


No hay que olvidar las relaciones que el Davis Museum mantiene con Internet y las redes sociales (Twitter). Ante todo el Davis Museum nació en la red y, como explica su creador, “al comienzo era sólo una idea que representamos con una urna de votación. Esta urna se convirtió en una fotografía digital y con ella se inauguró el grupo en Facebook”. “A partir de la interacción con los demás artistas, el concepto de Davis Museum empezó a desarrollarse y expandirse como la pólvora. De hecho la Polling Station Section no deja de ser una extracción de un elemento nacido en Facebook, la urna del mundo digital, que ha sido trasladado a la realidad tangible, la urna de metacrilato”, añade Lisboa, subrayando unos vínculos que considera no sólo un instrumento de difusión y promoción, sino unas herramientas aglutinadoras, que han proporcionado cohesión y estabilidad al proyecto.


“Conceptualmente el Davis Museum es heredero de una tradición artística, derivada de Fluxus, que se caracteriza por la creación colectiva, la diversión, la improvisación, el do it yourself (hazlo tú mismo) y de alguna manera desemboca en el concepto de museo/red social, representadas por los artistas contemporáneos en Facebook”, indica el creador. “Los artistas Fluxus trabajaban de manera analógica, mientras que nosotros lo hacemos online”, matiza Lisboa, dejando a entender que en breve el Davis Museum tendrá también mayores vínculos con la creatividad digital.


Por lo que se refiere al futuro próximo, en noviembre estará en el Centro del Carmen de Valencia para el Festival Incubarte, y a medio y largo plazo contempla ampliar, seleccionar y mejorar el nivel de las obras de la colección. “Y a larguísimo plazo pienso cerrar el proyecto y donarlo entero a algún museo de arte contemporáneo para que toda la obra siga existiendo para las próximas generaciones”, concluye.

Compartir | Recomendar Noticia | Fuente: El País (Roberta Bosco y Stefano Caldana) | Fecha: 16/09/2013 | Ver todas las noticias



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